El coronavirus nos ha dejado imágenes de estanterías vacías y también nos ha permitido ver cómo podemos cambiar los hábitos de consumo en una situación tan atípica como esta. Sin embargo, lo que hemos visto en los supermercados ha pasado también, con otras dimensiones, en las farmacias. Mascarillas, geles desinfectantes, guantes, termómetros, vitaminas... las farmacias han visto que estos productos desaparecían rápido de su stock.

Los productos estrella han sido los geles hidroalcohólicos, los guantes, el alcohol etílico y las mascarillas, según los datos de Ecoceutics. Las ventas de gel hidroalcohólico suponen un 39.000%. El quinto lugar de la lista es para los termómetros, cuya venta ha supuesto un incremento del 319% con respecto a marzo de 2019. Por detrás están los complementos vitamínicos que, con más de 7.000 unidades vendidas, han crecido un 259% en ventas.

De hecho, los datos constatan que hay una preocupación más alta por la higiene y la salud. Cierran el ranking los jabones corporales (+63%), los jarabes para la tos (+33%), los productos rinológicos (+10%) y las soluciones para la sequedad ocular (+8%). En el caso de los productos rinológicos, también hay una explicación y es que su aumento de ventas coincide con la llegada de la primavera y, con ella, la temporada alta de las alergias.

¿Más pantallas más sequedad ocular?

Otro producto que se ha hecho un lugar entre los más vendidos son precisamente las soluciones para la sequedad ocular. Ya se vendían antes del confinamiento pero con la llegada de este y también un mayor uso de pantallas favorece la sensación de ojos secos. Diferentes factores provocan una disminución del parpadeo cuando estamos delante de una pantalla, cosa que provoca una lágrima irregular que da lugar a síntomas de ojo seco (irritación palpebral, ojo rojo, sensación de ardor e incluso visión borrosa).

Además, hay que recordar que las pantallas son emisoras de luz azul que es de las más nocivas para la retina. Este tipo de radiaciones también están relacionadas con alteraciones del sueño y del ciclo circadiano, sobre todo cuando se utilizan pantallas pocas horas antes de ir a dormir.