Al igual que también ocurre en algunos casos con la alimentación de las personas, la dieta alimentaria para perros basada en carne cruda está ganando cada vez más adeptos entre sus dueños. Siguiendo una creciente corriente que apuesta por la alimentación natural y saludable, desde hace unos años se ha instalado la creencia de que es más sano que los canes se alimenten de comida cruda en lugar de los piensos industriales que desde hace décadas sirven para que coman la mayoría de los perros.

La popular alimentación de los animales por medio de comida cruda recibe el nombre de dieta BARF (alimento crudo biológicamente apropiado o huesos y alimento crudo, según las versiones y por sus siglas en inglés). La dieta BARF fue impulsada en los años 80 por el veterinario australiano Ian Billinghurst y desde entonces de manera progresiva han ido sumándose a sus tesis cada vez más dueños de perros en todo el planeta.

Perro caza

Según Billinghurst, los organismos de los perros y algunos otros animales están biológicamente constituidos para alimentarse de alimentos exclusivamente crudos y cualquier otra dieta preparada es perjudicial para los correctos desarrollo y salud de los animales.

Sin embargo, un grupo de investigadores de la Universidad Sueca de Ciencias Agrícolas y el Instituto Nacional de Veterinaria del mismo país escandinavo han realizado un estudio al respecto y los hallazgos fruto de ese trabajo ponen en cuestión las tesis de Billinghurst. El estudio ha sido publicado en la revista Vet Record de BMJ.

El cirujano veterinario Ian Billinghurst promovió inicialmente esta dieta. Argumentó que los perros, y algunos otros animales, están destinados naturalmente a comer una selección exclusivamente cruda de alimentos.

Según los investigadores, la comida cruda no recibe tratamiento térmico alguno antes de ser sometida a la congelación, lo que podría provocar en muchos casos que estos alimentos acaben conteniendo diversas especies de bacterias dañinas.

El estudio

Para comprobar si este hecho era o no cierto, los científicos analizaron muestras de 60 productos cárnicos crudos procedentes de 10 marcas distintas de algunos de los países más importantes del norte de Europa.

En el primer estudio que se llevó a cabo, detectaron bacterias peligrosas para los perros pero también para los seres humanos. Por sorprendente que pueda resultar, en todas las muestras analizadas se detectaron bacterias de la especie Enterobacteriaceae. Un microorganismo que revela contaminación fecal en la mayoría de los casos. Además, también hallaron otras bacterias que indicaban mala higiene y contaminación fecal.

Por si no fuera suficiente con ello, más del 50 por ciento de los alimentos analizados  contenían una tasa de bacterias muy por encima del nivel máximo de seguridad de 5.000 bacterias por gramo establecido por la Unión Europea.

Escherichia coli

Pese a todo, la existencia de bacterias fecales o la sobreabundancia de estas u otras bacterias no tiene por qué significar que un alimento como la carne cruda tenga que provocar infecciones, pero sí algunas como la Escherichia coli, que se encontró en un tercio de los alimentos analizados.

Por último, los investigadores hallaron especies como la Campylobacter y la Salmonella, que además de ser dañinas por infecciosas, pueden transmitirse de los animales a los humanos; por ejemplo, a través de la saliva de los perros cuando juegan con las personas, después de que los primeros hayan ingerido carne cruda. Siendo este hecho especialmente peligroso si el animal infectado mantiene contacto con niños pequeños o personas mayores.