Fue en los años 20 cuando un científico británico llamado Alexander Fleming descubrió por casualidad en su laboratorio del Hospital St. Mary en Londres una sustancia que revolucionó el ámbito médico: la penicilina, que lograba acabar a través de organismos vivos con las bacterias que provocaban graves enfermedades.

Era el comienzo de los antibióticos, que han salvado millones de vida desde entonces. Desde entonces, se han creado diferentes tipos para combatir patologías con éxito, aunque uno de los grandes problemas de los últimos años ha sido la resistencia que se ha originado en buena parte de la población que les ha hecho perder efectividad. Es por eso que, algunos científicos, han vuelto a recuperar antibióticos olvidados para utilizarlos como tratamiento.

Es el caso de la temocilina, que según un artículo, publicado en la revista The Lancet Infectious Diseases, puede ser útil en el tratamiento de infecciones graves del tracto urinario que dan lugar a fiebre. Además, puede contribuir a reducir la propagación de bacterias resistentes en los hospitales.

Ocurre lo mismo con la infección de Escherichia coli (E. coli), una bacteria que normalmente reside en nuestro intestino pero que, si llega a otros lugares del cuerpo como la sangre o el tracto urinario, puede causar una enfermedad grave. De hecho, es la causa más común de infecciones del tracto urinario.

Laboratorio

“Durante mucho tiempo ha sido un procedimiento estándar el uso del antibiótico cefotaxima para dicho tratamiento intravenoso. Pero a medida que pasa el tiempo, una fracción cada vez mayor de bacterias se ha vuelto menos susceptible a este antibiótico, tanto en Suecia como en el resto del mundo, y esto ha hecho necesario buscar una alternativa”, asegura Håkan Hanberger, profesor de la Universidad de Linköping e investigador principal y responsable médico del estudio.

La investigación fue fruto de una petición del gobierno sueco a la Agencia de Salud Pública de este país para que estudiara cómo se pueden usar de la mejor manera los antibióticos ya existentes. Los investigadores analizaron la temocilina, un miembro del grupo de antibióticos de la penicilina que se conoce desde hace varias décadas pero de un uso mucho menor que otros.

La temocilina actúa específicamente contra la E. coli y otras bacterias intestinales que pueden causar infecciones del tracto urinario. Al no tener un efecto amplio contra muchas bacterias diferentes, reduce el riesgo de que el tratamiento actúe contra la flora bacteriana intestinal normal. Esto llevó a los investigadores a investigar si la temocilina produce menos resistencia entre las bacterias intestinales que el tratamiento con el antibiótico estándar, la cefotaxima.

En total, se analizaron a 152 pacientes con infección del tracto urinario con fiebre que requirieron antibióticos por vía intravenosa. El efecto clínico de la temocilina fue tan bueno como el del tratamiento estándar con cefotaxima y los efectos no deseados fueron equivalentes. El hecho de que la temocilina sea menos agresiva contra la flora bacteriana en el intestino invita a pensar que comenzar a usar este antibiótico olvidado para las infecciones del tracto urinario tendrá ventajas tanto para los pacientes como para la sociedad.