Pedro Sánchez ha tenido una semana casi redonda. El presidente español está pletórico. La derecha se cuece en su propia salsa y ha eliminado toda disidencia interna. Una autopista directa hacia los indultos.

 

El domingo, Colón. No sólo eran un grupo de freaks, como el de la cabeza de toro. Es que incluso eran la mitad que hace dos años. Fracaso estrepitoso de la derecha en las calles, también con las mesas de firmas del PP. Y en medio de todo eso, Isabel Díaz Ayuso diciendo de las suyas, como si estuviera en el programa de Bertín Osborne Mi casa se la tuya. Implica al Rey en los indultos y crea mucho malestar entre los suyos.

También domingo, Susana Díaz derrotada en las primarias del PSOE andaluz. Pedro Sánchez le ha hecho la cama, promocionando al alcalde de Sevilla con todos los medios posibles. El mismo Sánchez que también ha conseguido acallar las voces internas críticas contra los indultos. Tanto que el extremeño Guillermo Fernandez Vara fue abucheado en Mérida justamente por defender la medida de gracia. Unas semanas antes había posicionado contra.

Seguimos. El martes, el PP no tiene mejor idea que llevar al Congreso una moción contra los indultos. Nadie al volante en Génova. Los números son lo que son. Marcador final: el Congreso acaba avalando de facto los indultos. Tiro por la culata. Como las mesas de firmas, que quedan muy lejos de las cifras del Estatut.

El miércoles, la presidenta de la Comisión Europea se desplaza hasta Madrid. A pesar de la oposición que ha hecho la derecha al plan de recuperación español, España es el segundo país en recibir el aprobado de Ursula von de Leyen. Los dos comparecen con aspectos triunfante. Sólo este año llegarán 19.000 millones de euros de Bruselas.

Jueves, Cercle d'Economia en Barcelona. El empresariado catalán avala también los indultos. Lo hace incluso delante de Pablo Casado, que no sabe dónde esconderse. Se suma el presidente de la CEOE, la principal patronal española. E incluso el estamento eclesiástico, con los obispos catalanes. La derecha y los tribunales, valga la redundancia, se quedan solos.

Todo está a punto. Autopista directa hacia los indultos. La derecha, enemistada y desdibujada, le ha hecho el trabajo. Este lunes, Sánchez volverá a Barcelona, esta vez para un gran acto en el Teatre del Liceu ante 300 invitados de la sociedad civil catalana. Mucha expectativa. Todo apunta que los indultos podrían verse ya este martes en el Consejo de Ministros.

Pero esta semana también es la del paseo ridículo de medio minuto y 20 metros con Joe Biden. Después de días previos pasando incluso el orden del día de la supuesta reunión. Una buena metáfora del problema que tiene La Moncloa con la generación de expectativas desmesuradas y la conexión con la realidad. No siempre cae de pie. Y lo mismo podría pasar a Catalunya, si confía en que con una conferencia en el Liceu y nueve indultos ya habrá resuelto el conflicto catalán. Para el independentismo, es sólo la condición de posibilidad. El prólogo. Sánchez tendrá que decidir si Catalunya es Biden o Von der Leyen. Si son fuegos artificiales o realmente hay un trabajo detrás.