Seis meses después de la DANA que causó 228 muertes en el País Valenciano las consecuencias del temporal siguen presentes. Visual y emocionalmente. ElNacional.cat se ha trasladado a Catarroja y Paiporta, dos de los municipios más afectados, y ha hablado con afectados y víctimas de las riadas para conocer su testimonio y su vivencia. Todas las voces se pronuncian en la misma dirección: denuncian que no se les está teniendo en cuenta en la reconstrucción y reclaman que se aproveche el contexto para transitar hacia un futuro distinto para evitar que el desastre se repita. Además, sin matices, señalan a Carlos Mazón como principal responsable de la negligencia, cargan con dureza contra su gestión y confían en que la juez de Catarroja que está investigando judicialmente permita depurar las responsabilidades.
📸 Las secuelas de la DANA en Paiporta y Catarroja, seis meses después del barro
En pleno proceso de reconstrucción, en los pueblos más afectados por la DANA se han creado los Comités Locales de Emergencia y Reconstrucción, formados por voluntarios. Trabajan en la recuperación de los municipios afectados, pero una de sus líneas de actuación también es alzar la voz contra Carlos Mazón. Sin ir más lejos, ayer participaron en la protesta en el marco del congreso del PP Europeo exigiendo nuevamente la dimisión del presidente valenciano. “Mientras continúe, no hay reconstrucción posible”, esgrime Abril Millán (del comité de Albal). “Consideramos que es un presidente ilegítimo que tendría que haber dimitido hace meses. La reconstrucción no le interesa y no está pendiente de ella, lo único que le importa es aguantar”, arguye. Y le reprocha que no tenga la “valentía” para “acercarse a los pueblos afectados y dar la cara” y esté “continuamente escondiéndose”.
Con todo, ahora que se cumplen seis meses de las inundaciones, el PP Europeo se ha congregado en València en el marco de su congreso. “Nos parece muy feo que en una efeméride como esta, el PP no tuviera bastante sensibilidad para deslocalizar el congreso”, reprueba César Jiménez, de Mai Más València. “Si se hace aquí, quiere decir que no se ha tenido en cuenta que todavía hay mucha gente afectada por la catástrofe. Se viene a hacer una celebración. Si tenía costes para el PP, todavía nos enfada más porque es que han interpuesto los intereses económicos de un partido a la cuestión emocional de la gente que sufrió la DANA”, apostilla. En la misma línea, Abril Millán cree que los populares “están intentando blanquear y esconder la responsabilidad de Mazón”.

Las consecuencias de la DANA seis meses después
Seis meses después del temporal, el rastro devastador de la DANA todavía es bien visible en la mayoría de los pueblos. En Albal, por ejemplo, hay muchos semáforos que no funcionan, la biblioteca municipal está cerrada, hay coches que no se han retirado y todavía hay gente que está sin ascensor, cosa que hace que personas mayores o con problemas de movilidad que no puedan bajar a la calle. “La biblioteca quedó muy afectada y no han empezado las obras, la bibliotecaria y voluntarios están haciendo la catalogación de los libros, pero la biblioteca no está abierta”, relata Abril Millán, que reconoce que “no pensaba que habría cosas que todavía continuarían así seis meses después”.
Pero hay más. “Hay escuelas cerradas, absolutamente destrozadas y que se tienen que reponer de nuevo y los alumnos están distribuidos en otras escuelas”, relata Millán, que lamenta que las administraciones no se están apresurando. “Lo más importante después de la DANA era que la gente volviera a trabajar, pero que los niños volvieran a la escuela parecía que fuera algo secundario”, añade. En el capítulo de la salud mental, la gente continúa muy afectada: “Hay casos de depresión o con problemas de ansiedad. Fue un proceso traumático para mucha gente que lo vivió en primera persona”.
En Paiporta, hay escuelas que están “muy lejos de la normalidad”. Rafa Ramos, presidente de Interampa Paiporta, denuncia que “se ha vulnerado el derecho a la educación de los hijos” con la gestión que se ha hecho los últimos meses: se han movido escuelas en instalaciones de otros pueblos y las que han reanudado la actividad lo han hecho de form “precaria”. “Lo más grave es que la situación en las escuelas desplazadas continúa casi igual, se están perdiendo horas lectivas yendo y volviendo a València o a otras poblaciones”, añade. Todo ello cree que puede provocar un “retraso educativo” a toda la generación.

También hay deberes pendientes en Aldaia. Las guarderías municipales continúan cerradas, las escuelas de música están desplazadas, el centro de especialidades también está cerrado y el ambulatorio, que es de cuatro plantas, está sin ascensor. “Los médicos tienen que bajar a la calle a atender a las personas mayores”, explica María Jiménez (del comité de Aldaia). También alude a los problemas de salubridad: “No se nos está haciendo nada de caso, continuamos con un montón de lodo acumulado en diferentes puntos. Hay muchas plantas bajas que no se han limpiado. Convivir con el lodo hace que tengamos que tomarnos varias tandas de antibióticos y que los niños sufran erupciones cutáneas y problemas intestinales. Y es un problema que no se está atendiendo”, denuncia.
“Miras atrás y parece que haga cuatro días, porque ha sido todo muy intenso. Se va recuperando la ciudad y los espacios públicos, pero todavía queda mucho para hacer”, reconoce a ElNacional.cat a la alcaldesa de Catarroja, la socialista Lorena Silvent. “No se ha parado, pero se podría haber ido más deprisa, el problema es la carencia de medios privados y públicos”, añade Silvent, que apuesta por un Pacto de Estado de cara a la reconstrucción para facilitar un espacio donde participen todas las administraciones. A pesar de eso, asume las dificultades: “Lo que pasa es que hay una guerra partidista que no deja ver, realmente, la colaboración”.

Los Comités Locales emergen para remar a favor de una reconstrucción para “cambiar las cosas”
“La administración impulsó la reconstrucción, pero sin tener en cuenta en absoluto la opinión de los vecinos”, lamenta Abril Millán (del Comité de Albal). “No queremos hacer una reconstrucción tal como estaba antes de la DANA, queremos aprovechar el momento para mejorar y cambiar las cosas”, añade. “No se trata de reconstruir, sino de deconstruir”, subraya. Asimismo, esgrime que la voluntad de los comités es “trabajar conjuntamente” con los ayuntamientos y que los “mecanismos de participación ciudadana sean reales”. “No queremos lo que había, queremos mejorar lo que había”, reivindica María Jiménez.
“Se está haciendo una reconstrucción sin tener en cuenta que las infraestructuras y los servicios de antes de la DANA no eran los que hacían más falta”, advierte César Jiménez (de Mai Más València). “Se están reconstruyendo infraestructuras en el mismo sitio y con la misma morfología que las que favorecieron que hubiera más incidencia de la catástrofe, como carreteras que propiciaron que se acumulara más agua”, subraya, y denuncia que “no se están teniendo en cuenta” las opiniones de expertos y la ciudadanía que sufrió. En una línea parecida, Lorenta Silvent (alcaldesa de Catarroja) considera que el reto es “recuperar” lo que había, pero “mejorarlo para no cometer los mismos errores”.
Una de las reivindicaciones de Maí Més València es que la respuesta en la emergencia “no puede depender de la ubicación particular de unas pocas personas o de sus conocimientos previos sobre la materia”, en alusión a lo que hizo Carlos Mazón la tarde de la DANA y a la experiencia nula que tenía Salomé Pradas como consellera de Interior. “La alternativa sería implicar más a la ciudadanía en la creación de redes ciudadanas por el aviso de emergencias a través de formaciones, nuevas infraestructuras y aplicaciones tecnológicas modernas que permiten detectar antes la catástrofe, como las de Japón”, alega.

Desde la Asociación Damnificados Horta Sud, reivindican que están haciendo la reconstrucción que las administraciones “no están haciendo”, por ejemplo, “dar formación en emergencias y ofrecer ayuda psicológica a la gente”. Salva Mocholí, que es vecino de Catarroja, lamenta que no se les está teniendo en cuenta y que eso ha hecho nacer los comités de emergencia y reconstrucción: “A la reconstrucción nosotros le llamamos construcción, que es lo único que se está haciendo. Están construyendo, a la gente no nos están reconstruyendo, no han tenido en cuenta que el primero que tienen que reconstruir son las personas”, denuncia. “La Generalitat Valenciana no está ni se lo espera y el Gobierno aduce que es competencia de la Generalitat”, añade. “No queremos que se reconstruya lo que había. Si reconstruimos igual, tendremos los mismos problemas”, remacha.
“Cuando se vaya perdiendo la actualidad en los medios de comunicación, bajará la actividad y eso se extenderá muchísimos años a medida que dejamos de ser noticia”, augura Salva Mocholí, que recuerda que el ejército y las autoridades hicieron un “lavado de cara deprisa”, pero lamenta que ahora no ven que “haya una continuidad”. Y hace gala del apoyo mutuo que se brindan entre los vecinos del pueblo: “Para mí es muy difícil hablar con cualquier persona que no haya vivido la DANA porque es complicado entender la situación. Entre nosotros, sí que lo hablamos con más naturalidad y va muy bien”, relata. Justo poco después de hablar con ElNacional.cat ha quedado con un familiar de una víctima para comer, como hace cada viernes: “No nos conocíamos hasta hace un mes, quedamos, hablamos y nos va bien en los dos, es una manera de poder salir adelante”.
“Se aconseja que sea una reconstrucción participativa e igualitaria”
Quien sabe mucho de reconstrucciones es Carmen Grau Vila, experta en gestión de desastres, investigadora del Instituto para la Comunidad Sostenibl y la Gestión de Riesgos de la Universidad de Waseda (en Tokio) y miembro del comité de expertos del Gobierno. Preguntada por ElNacional.cat sobre la reconstrucción alude al Marco de Sendai, que se ha tenido en cuenta, por ejemplo, en Japón o en los Estados Unidos y es la hoja de ruta que recomiendan las Naciones Unidas. “Se aconseja que sea una reconstrucción participativa e igualitaria, no puede ser impuesta desde arriba, se tiene que hacer contando con la participación de la ciudadanía”, subraya.
Asimismo, receta prudencia. “No puede llegar el dinero y cerrar el proceso. No se aconseja hacer eso, porque no tendremos en cuenta las medidas de prevención, de reconstrucción sostenible y de repensar nuestro territorio para que no vuelva a pasar el mismo”, subraya. “Cuando tienes un desastre de esta magnitud y tienes que reconstruir de cero pueblos enteros, si haces un ejercicio de reflexión y de estudio bien hecho, podrás aplicar nuevas estrategias de cara al futuro”, aconseja. Y concluye el razonamiento: “Si dices que volverás a hacerlo todo rápido, cuando vuelva a pasar, volverá a caer la misma escuela y el mismo puente y volverás a perder vidas en los mismos lugares”. “La reconstrucción no es rápida normalmente y tarda años. No puedo decirles que saldremos más fuertes porque creo que no es fácil decir eso y, a veces, no es cierto”, remacha.

Y una última reflexión. “Creo que en España no tenemos la cultura de prevención bien instaurada dentro de nuestras instituciones y de nuestra ciudadanía”, verbaliza Carmen Grau Vila. “¿Cómo puede ser que en València tengamos tantas riadas históricamente y tengamos una memoria hídrica, pero no la tengamos conscientemente y no la trabajemos en las escuelas, localmente e institucionalmente y nos olvidemos un año después de que ha pasado una riada tan grave?”, se pregunta.
“Tuve que mentir a mi hija diciendo que el abuelo había subido a la terraza”
Más testimonios. Rosa Álvarez es vecina de Catarroja y presidenta de la asociación Familiares Víctimas DANA. Vivía a dos minutos de su padre, que la visitaba dos veces al día. Era barbero, estaba en activo con los clientes de toda la vida y estaba haciendo campaña a favor de Kamala Harris. “Lo era todo para mí”, confiesa. Él murió ahogado dentro de su casa, que se hundió, y su cuerpo apareció al día siguiente por la mañana a 700 metros arrastrado por la fuerza del agua. “La última vez que hablé con mi padre era las 19.55 horas y se estaba ahogando. Cuando le llamé unos minutos después no me lo cogió”, relata. “Casi pierdo a mi marido y mi hija para intentar irlo a rescatar. Tuve que mentir a mi hija diciendo que había subido a la terraza, cuando era imposible”, recuerda emocionada.
Cuando hablaba con su padre, en una conversación de dos minutos en la que todo cambió, le dijo que su hija estaba yendo hacia su casa para ayudarlo. “La niña que vuelva”, le contestó él insistentemente. “Él no se estaba preocupante por él, era que la niña volviera. Y a ella le dije que el papa había subido a la terraza”, expresa Rosa Álvarez. “Tenía claro que mi padre no había muerto, que lo habían asesinado y tenía claro quién era el responsable. Es imposible hacerlo tan rematadamente mal, es denigrante que aquella gente esté allí, es un despropósito tras otro”, verbaliza indignada. “La famosa alarma no tenía ningún sentido. ¿Cómo nos íbamos a desplazar? ¿En barco?”, añade. Y ahora ha decidido plantar batalla contra la nefasta gestión del gobierno valenciano: “Mi padre no entendería que me quedara en casa llorando, no me han educado así, sé que es lo que mi padre querría que estuviera haciendo”.

La confianza en la instrucción de la jueza de Catarroja
Todas las víctimas con las que ha hablado ElNacional.cat coinciden en elogiar la instrucción que está haciendo Nuria Ruiz Pérez, la jueza de Catarroja que está investigando penalmente la gestión de la DANA. “La instrucción es impecable”, destaca Rosa Álvarez. “Tengo bastante confianza en la jueza, está hilando muy fino, está llevando el caso muy poco a poco, hablando con los técnicos e intentando descifrar todo lo que realmente no se hizo”, elogia a María Jiménez (del comité de Aldaia). “Todo el mundo sabe que ha habido negligencia y dejadez de algunos miembros del Consejo e ignorancia en el desarrollo de las competencias que tenían que ejercer, pero queremos que se establezca una verdad judicial”, apunta César Jiménez (de Mai Más València, que está personada como acusación popular). “Es una cuestión que se determinará a largo plazo, será un recorrido largo, no tenemos prisa”, verbaliza. “Estamos adheridos a cómo la jueza está llevando la causa, poco a poco, preguntando a muchas personas, no a personas significativas de la fama, sino a gente que estaba allí, a los técnicos”, celebra.
“Estamos muy contentos con la jueza porque va mucho más rápida de lo que pensábamos, dedica muchas horas, pone muchas ganas y lo están haciendo bien en lo que ella está investigando, pero nosotros creemos que el asunto es mucho más amplio de lo que está investigando”, esgrime Salva Mocholí (de la Asociación Damnificados Horta Sud, que está personada como acusación particular). Argumenta que, aunque su querella también apuntaba a los daños psicológicos, la jueza ha dejado de lado el estrés postraumático. Además, ellos también se referían a delitos que ella no tiene en cuenta, como el abandono o la denegación de auxilio. En los dos casos lo han recurrido a la Audiencia Provincial de València. Asimismo, desde la Asociación Damnificados Horta Sud también apunta a los técnicos: “Son tan responsables como los políticos, también queremos que se los impute”, pide.

¿Y la responsabilidad penal de Carlos Mazón? ¿Quieren que se le impute? “Más adelante, porque si no, la jueza tendría que dejar el caso porque continúa aforado y a las familias no nos interesa, por eso lo ha vuelto a invitar a que vaya a testificar”, argumenta Rosa Álvarez. “¿No dice que quiere colaborar? Se lo están poniendo en bandeja, ve y testifica. Lo que él menos quiere es testificar. Las personas que no tienen nada que ocultar, como las familias, están deseando ir, aunque sea muy duro”, concluye.
“Tenemos que estar preparados para que la imputación de Mazón no pase”, reconoce César Jiménez (de Mai Más València). “La jueza, muy inteligentemente, está manejando la causa de manera que hasta que no tenga evidencias claras de que Mazón ha tenido algún comportamiento o alguna acción que ha favorecido el incremento de víctimas mortales, no pedirá imputarlo porque llegaría otra instancia y, si no está muy ligada, podría acabar archivada”, defiende. Por su parte, Salva Mocholí, que tiene “claro” que el presidente valenciano es el “máximo responsable políticamente”, considera que para que llegue la imputación de Mazón hace falta que alguien diga que “no tomó las decisiones esperando el visto bueno de Mazón” y, para eso, “tienen que hablar” Salomé Pradas o Emilio Argüeso.