Después de los apoyos de última hora, la reforma laboral parecía bien atada. Pero las cosas se han torcido el mismo día que se tiene que votar en el Congreso de los Diputados. Justo antes de empezar el pleno, los dos diputados de Unión del Pueblo Navarro (UPN), Carlos García Adanero y Sergio Sayas, se han desmarcado de la dirección de su partido y han evitado confirmar qué harán a la hora de la votación. Sus dos votos son clave: si votaran en contra, la nueva normativa sería derogada. También si uno de los dos se abstuviera y el otro votara en contra. Desde el entorno de Yolanda Díaz admiten que no saben qué harán los dos parlamentarios, pero están confiados en que la reforma laboral saldrá adelante.

Ayer por la noche, el presidente de UPN, Javier Esparza, defendió que el acuerdo con sindicatos y patronal "es muy positivo" y apelaba a la responsabilidad. Sin embargo, antes de entrar en el hemiciclo, en declaraciones a los periodistas en los pasillos del Congreso, el diputado Sergio Sayas ha admitido que "le cuesta mucho defender una decisión" que no comparte y ha evitado aclarar qué hará. Lo mismo ha pasado con el diputado Carlos García Adanero en una entrevista en COPE Navarra, donde ha criticado que es "un error terrible" no tanto dar apoyo a la reforma laboral como dar apoyo a un presidente español, Pedro Sánchez, que lo es gracias a los "votos de Bildu". Y ha sido rotundo: "Creo que tendríamos que votar en contra".

Anoche, la diferencia era de tan sólo tres votos. El decreto de la reforma laboral contaba con 176 votos a favor, los del PSOE (120), Unidas Podemos (34), Ciudadanos (9), el PDeCAT (4), Más País (2), Unión del Pueblo Navarro (2), Compromis (1), Teruel Existe (1), Coalición Canaria (1), Nueva Canarias (1) y el Partido Regionalista Cántabro (1). En el otro lado de la balanza, había 173 votos en contra, los del Partido Popular (88), la extrema derecha de Vox (52), ERC (13), el PNV (6), EH Bildu (5), Junts per Catalunya (4), la CUP (2), el BNG (1), Foro Asturias (1) y Pablo Cambronero, diputado escindido de Ciudadanos. La decisión de los foralistas navarros, sin embargo, podría cambiar las cosas.

Ruptura con los socios

La reforma laboral ha supuesto una gran grieta en el bloque de la investidura. Independentistas y nacionalistas reclamaban cambios en la nueva normativa, que encontraban insuficiente y que no respondía a las necesidades de sus territorios. La semana pasada fueron ERC, la CUP, EH Bildu y el BNG quienes forjaron un frente común para negociar con La Moncloa mejoras en el texto. El PNV también ha insistido en reclamar, en las últimas semanas, como mínimo la prevalencia de los convenios autonómicos por encima de los estatales. Pero el ejecutivo central no ha escuchado ninguno de estos reclamos y por eso siguen en el no. En cambio, Ciudadanos ha ofrecido sus votos gratis, a cambio de no tocar una sola coma del acuerdo entre gobierno, sindicatos y patronal.

Se han tensado mucho las relaciones entre ERC y el Gobierno, especialmente con los comunes. Ayer Jèssica Albiach amenazaba con retirar el apoyo al Govern Aragonès si los republicanos no validaban la reforma laboral. Recibieron respuesta del portavoz de ERC al Congreso, Gabriel Rufián, que denunció el inmovilismo y avisó: "Si no se mueven, no nos podemos mover". Mientras tanto, el presidente Pedro Sánchez aseguraba que la estabilidad de la legislatura está "garantizada". Con otras alianzas, eso sí.