Toni Aira es periodista, doctor en comunicación, profesor universitario, y todo combinado con dos facetas más, las de escritor y tertuliano. Y subrayo eso de tertuliano porque tiene mucho que ver con su última novela, Mort en diferit. ¿Cómo estás?
Muy contento, medio exhausto por toda la previa de Sant Jordi. Confío en que debe de haber un día siguiente de Sant Jordi, que debe de haber un 24 de abril. Los esfuerzos que ponemos todo juntos es muy bestia. Eso sí, la interacción con la gente, con los lectores, en las redes es muy bonita.
Donde te sientes más cómodo: ¿delante de cámara con un micrófono (como ahora), enseñando a alguien cómo tiene que estar delante de cámara con un micrófono (como siempre), o escribiendo sobre el hecho de estar delante de cámara con un micrófono (como en este libro)?
¡Fantástico, no me lo habían preguntado nunca eso! Yo te diría, así rápido, que escribiendo. He probado las tres cosas y es con la que me siento más yo. Enseñar me encanta, y es a lo que dedico buena parte de mi vida, pero el hecho de poder reposarlo, reflexionar al respecto, sobre la acción real, sobre cómo la gente lo entoma, para mí es el más gratificante, sí.
A Mort en diferit sigues con el género de la novela no basada en hechos reales -porque si no me dices lo contrario todos son inventados- pero los personajes sí que son basados en personajes reales.
Es así tal cual. También por un instinto de supervivencia mío, porque yo tengo que seguir yendo a las tertulias. Así como en la primera novela, Cos a terra, todo pasaba en una campaña electoral con periodistas, políticos tertulianos y asesores, aquí, básicamente, tienes tertulianos y un político importante. Es la fauna con la que interactúo cada día. Y como el libro es sátira, no querría cerrarme muchas puertas.
¿Cómo creas los personajes, ves a personas determinadas, vas tomando apuntes mentales -que después son físicos- y los apuntas en algún lugar|?
El otro día un amiga mía me decía que es imposible tener colegas escritores porque todo el día apuntamos anécdotas. Antes tenía una libretita, pero ahora, como todo el mundo, llevo un móvil y me lo apunto todo.
Hay una cosa que me gusta mucho de tus libros y es que mezclas trama (hay una historia) con retrato social y periodístico pero sobre todo incluyes una crítica en forma de humor que me parece magnífica.
No tenemos más remedio. Los catalanes somos bastante así: El Cucut ya era eso, Polonia es eso. Es sátira, pero con mucha carga de fondo. Una novela negra también puede tener esta carga. Y eso seguro que hace posible que la crítica entre de una manera más suave y efectiva que en un ensayo. En un ensayo tú ya sabes qué vas a leer y que hay una interpretación de la sociedad con una mirada determinada. Mort en diferit es una novela negra que va a divertirte, a entretenerte y a buscar un reto.
Pero con un fondo que permite segundas lecturas...
Sí. Hay una segunda capa que son las translaciones sociales dentro de la sátira, es decir, hay quien puede intentar descubrir cuáles son los personajes reales que me han inspirado los de la ficción. Nadie es 100% nadie sino que es un collage.
Por collage, el de la portada, con una botella que contiene veneno.
Sí, es el veneno físico pero también el veneno que tiene la tele, el de los medios de comunicación... Hay una parte de eso que respira muchísimo en la novela.
En este veneno más conceptual, el mundo del analista/columnista/opinador/tertuliano queda bastante retratado.
Sí. Queda retratado como una cosa tóxica. Eso sí, tal como decía Felipe González -"sin acritud"-, yo hago el libro sin acritud. Al final no soy destructivo porque amo mucho este mundo, me gusta muchísimo. Antes de saber que me podría dedicar de alguna manera a eso, yo de pequeño veía La Clave, escuchaba a la radio Contrastas y Pareceres, me tragaba las tertulias d'El Matí de Catalunya Radio con aquellos míticos Sanuy, Foix y Portabella. No reniego de eso...
No reniego del mundo de la tertulia pero no soy complaciente, tiene sus dependencias, vanidades y envidias
Pero....
Pero no soy complaciente, tampoco. Es un retrato bastante ajustado del mundo del tertuliano. Tengo la perspectiva de haber sido primero espectador u oyente, y después formar parte, de lo qué se cuece por dentro. Y es obvio que no es idílico, y que da mucho juego. El personaje del tertuliano ha pasado a ser una especie de gran brujo, que lo decodifica todo, y que lo tiene que interpretar y charlar todo. Pero claro, nosotros somos seres humanos con una serie de handicaps que va más allá de la mirada superficial.
Como por ejemplo...
Sus dependencias, sus vanidades, sus envidias, y todo eso da para mil novelas.
Cuanto más cerca se está del poder más sale el mejor y peor de la condición humana
De hecho, en la novela, planteas reflexiones sobre la muerte, sobre la fama, la manipulación y como de absurda y ruin puede ser una persona. Y eso no creo que sea una exclusiva de los políticos, de los tertulianos o de los periodistas. Creo que lo qué retratas es, simplemente, la condición humana...
Tal cual. Es así. Cuanto más cerca se está del poder y de situaciones límite es cuando una misma persona te demuestra que es capaz de sacar lo mejor y lo peor de esta condición humana. Lo podemos ver en muchas ocasiones de manera inesperada. Y eso pasa en todos los ámbitos. El de la universidad, por ejemplo. Desde fuera, todo el mundo lo ve muy bonito -el templo del saber, aquella atalaya... Lo miras desde dentro, y las miserias emergen como el resto del mundo porque al final son personas. De hecho, el lugar donde he vivido más esta peligrosidad de la condición humana ha sido el Barça. Es, de todos los sitios donde he trabajado, el que tiene más poder. No solo material sino simbólico, para la aproximación que hace la gente.
También daría para una novela...
En todas partes daría mucho juego. Pero es más sexi y tiene más glamur hacerlo sobre aquellos espacios que la gente tiene tendencia a idealizar o injuriar. No tenemos término medio en este país. Todo el mundo tiene un tertuliano que es su favorito, y todo lo qué diga será fantástico. Hay los otros que no lo pueden aguantar y que dicen «apagaré la radio», cosa que no hacen nunca. Entre el demonio y el arcángel está el término medio que es la condición humana y que te puede divertir muchísimo.
¿Por esta misma razón, crees que todo el mundo tiene un tertuliano dentro?
Sí, en este país tenemos varias cosas dentro. Todos tenemos un entrenador del Barça, un meteorólogo y un tertuliano dentro. De hecho, el tertuliano sale a pasear más a menudo de lo qué pensamos. A la sobremesa, con la familia, ese tertuliano que tenemos dentro sale a pasear y no es solo el cuñado. Todo el mundo se atreve cada vez más a hablar un poco de todo.
Pues va, ayúdame a confirmar o desmentir tópicos sobre la figura del tertuliano. Primero: todos sabéis de todo.
Evidentemente no, pero sí que es verdad que nos toca hablar de todo. Hay gente que lo hace con más prudencia, hay gente que lo hace con menos, y hay gente más preparada y gente que menos. Yo me he encontrado algún tertuliano que llega por a primera hora y dice: ¿"y bien, de qué hablaremos hoy"? En cambio, hay otros que son muy exhaustivos.
Antes de que abran la boca ya sé qué dirán.
Eso, desgraciadamente, pasa bastante. Y la verdad es que te sorprenden poco. Como mínimo yo tengo pocos tertulianos que me sorprendan. Es verdad que cuando se compone una tertulia se busca una cierta variedad para que haya un punto de confrontación o de contraste. Pero los espacios mentales son los que son. A mí me gusta la heterodoxia y la intento practicar. Entonces pasa que cuando dices una cosa que sale del guion los mismos que te aman no lo entienden.
Os ponen los partidos con cuotas.
Es verdad que los partidos aprietan mucho los medios de comunicación entre otras cosas porque las audiencias son las que son y que si la subvención, que si la publicidad... Dicho esto, si fuéramos solo correa de transmisión de los partidos sería mucho más aburrido, sería todavía mucho más previsible y seguramente no tendría sentido.
Es imposible vivir de la tertulia; ni por lo qué te pagan y porque hoy estás y mañana ya no estás
Cobran mucho y viven de eso.
Imposible. En Catalunya no te puedes dedicar exclusivamente. No puedes vivir de ser tertuliano. Quizás en Madrid, si sigues un circuito cada día, quizás sí. Pero en Catalunya no. Siempre hace falta que tengas un campo base, sea la universidad, sea la empresa. No puedes vivir de lo que pagan, que alucinarías, pero tampoco por lo tormentoso de la cosa: hoy estás y mañana no estás. Un día haces gracia y el otro no, un día tienen ganas de ver y en el siguiente se han cansado. El programa puede desaparecer. Al presentador lo pueden cambiar y en el suyo sustituto ya no le entras bien. Fiarlo todo a eso es muy arriesgado, pero sobre todo es porque no te puedes ganar la vida.
Di nombres. El tertuliano que admiras más porque es un pozo de sabiduría.
Antoni Puigverd. Es poco tertuliano, de hecho, él dice que no es de este mundo. Pero yo empecé a crecer con él y otros.
¿El tertuliano que admiras más porque cuela el mensaje en muy poco tiempo?
Joan López Alegre. Dice aquello de "daré tres titulares", que al final no son titulares, pero que te los podría hacer solo a modo de titular. Además, en todos ellos siempre hay un viaje a Pedro Sánchez. Hables de lo qué hables te lo acaba colando.
El tertuliano que se alarga un poco demasiado.
Uy, de esos hay muchos. Recuerdo uno que se alargaba un poco, pero siempre decía cosas muy interesantes que era Rafa Nadal. Y claro, ahora se ha visto que es un señor escritor que hace unos libros fantásticos pero que sí, que hacía unas intervenciones como las de antes.
Al tertuliano con el qué os interrumpís siempre.
Toni Bolaño. Él, como yo, fue spin doctor. Es una persona de choque, que te invita a la interrupción. Primero te interrumpe y después te invita a la interrupción porque es como una ametralladora y empieza a decir cosas que no las puedes dejar para más adelante. O lo cortas al principio o te ha arrasado.
El tertuliano con el que te irías de fiesta.
Tengo una tendencia a entender más o a tener más conexión con los que piensan muy diferente a mí. Te diría Iva Anguera de Sojo, por ejemplo. Se la ve una tía divertida. Fui becario suyo en ABC. Han pasado los años y tenemos muy buen rollo.
El tertuliano con el que te irías a la cama.
No son muy hermosos en general. Creo que tenemos otras cosas. Un poco rascado decir eso, pero un tertuliano con planta es Oriol March. No sé si llegaríamos a ese límite, espero. Además, creo que lo tuve de alumno, por lo tanto, yo creo que sería considerado casi incesto.
El tertuliano al que invitarías a comer en casa el día de Navidad.
Lola García. Hace muchos años que nos conocemos, opinamos muy diferente pero tenemos un talante bastante parecido desde un punto de vista de tono. Y además tengo una tendencia siempre a hacerme más con la gente que piensa diferente a mí. A veces eso no se entiende, y la gente se piensa que no nos podemos ni ver. Y ojalá no lleguemos nunca eso, Yo he vivido tertulias en Madrid y allí sí que hay tertulianos que antes de entrar en plató, en la sala de espera, ni se miran ni se saludan.
Escribiste ahora hace cinco años "La política de las emociones", un ensayo en que describías la política que hoy estamos viendo. En la portada ponías directamente la caricatura de Donald Trump. ¿Cómo ves este fenómeno?
Es un torrente propio de nuestros tiempos. Si ahora te hicieran decir las cinco principales cosas que Trump ha hecho desde que empezó, costaría. ¿Por qué? Porque nuestra memoria corta y capacidad de concentración es cada vez más limitada. Vivimos en plena infoxicación, es decir intoxicados de información; no podemos asimilarlo todo. Hemos desarrollado una especie de impermeable invisible en el que nos resbala la mayor parte de la información que nos llega. Atendiendo eso, Donald Trump transmite la sensación que es un torrente y que da muchas cosas. Ya está.
¿Cada vez más la política va de eso, no?
Sí, de generar más que estados de opinión, estados de ánimo. Y el estado de ánimo que te quiere transmitir es que es un torrente de acción en contraste con del inmovilismo del establishment de Washington que tanto denuncia.
Mort en diferit, Cos a terra... ¿estás pensando en el siguiente y hacer una trilogía?
Sí.
¿Si ganas el triplete y vuelves al estadio, qué presidente del Barça se resistiría a no convocar elecciones ahora?
Y nos puedes adelantar alguna cosita, como mínimo a qué colectivo atacarás...
El que llegue al final del libro, aparte de saber quién es el asesino, descubrirá hacia dónde va nuestro protagonista, Max Margarit. En su próxima aventura sabremos cómo sigue. No adelantaré nada más, sólo que uno de los escenarios ha salido en esta conversación.
¿El Barça?
No lo podemos revelar.
¡El Barça, es el Barça! Que además el año que viene es año electoral...
El año electoral podría serlo... o no. Si las cosas van muy bien podrían ser antes. Imagina que ahora hacemos un triplete. O menos. Solamente con que ganemos la Champions. O la Liga. Y que volvemos al estadio nuevo. ¿Qué presidente se resiste a no convocar elecciones ahora? Por lo tanto, podría ser, porque Joan Laporta tiene esta parte imprevisible, también.
¿Has recibido alguna oferta para pasar estas historias a la pantalla?
Más que a la pantalla, me han ofrecido el teatro, que lo encontraría muy divertido. De hecho, el libro es un homenaje a Agatha Christie. Evidentemente no son aquellos grandes textos literarios como Asesinato en el Oriente Express o Los diez negritos pero sí que es un homenaje a La Ratera. Es una obra de teatro que todavía está en cartel, ha batido todos los récords. Y la idea es la misma: unos personajes se quedan cerrados en un espacio, en La Ratera por una nevada, yo los encierro en una tele. Por lo tanto sí, sería perfectamente trasladable a un ámbito como el del teatro y me haría mucha ilusión. Ahora, la trama te daría también para una serie o para una película. El audiovisual lo llevo muy incrustado.
Recupera aquí la entrevista entera a Toni Aira:
¡Sigue ElNacional.cat en WhatsApp, encontrarás toda la actualidad, en un clic!