Más de cuarenta años después de la muerte del dictador Francisco Franco, aún se mantienen en pie monumentos en su honor en muchos rincones de Catalunya. La Ley de Memoria Histórica aprobada en 2007 obliga a retirar todos los monumentos y símbolos franquistas de los edificios y espacios públicos.

Sin embargo, muchos ayuntamientos catalanes aún no han aplicado esta legislación y no han llevado a cabo ningún tipo de actuación contra los iconos que se encuentran dentro de sus términos. El Ayuntamiento de Tortosa, ciudad que acoge el monumento franquista más emblemático, sí actuó pero no lo hizo tal como prevé la ley sino que organizó una consulta popular.

Su resultado ha sido objeto de polémica ya que los vecinos del municipio decidieron mantenerlo intacto y "reinterpretarlo". Varias voces han desacreditado esta opción ya que se trata de un ámbito que ha sido legislado y aprobado en el Congreso. El Ayuntamiento incluso ha sido denunciado por un "manifiesto incumplimiento" de la ley.

Esta situación ha extendido a otros pueblos catalanes el debate sobre qué hacer con las huellas de la dictadura que aún perduran. Ayuntamientos y diputaciones han visto que es el momento de ponerse las pilas y tomar decisiones sobre los restos franquistas bajo su responsabilidad.

7.700 símbolos falangistas

Según el Memorial democrático de la Generalitat de 2010, en Catalunya quedan 7.700 símbolos falangistas. La mayor parte son placas de vivienda (93%), pero también se encuentran 41 rótulos de calles y plazas, 37 monumentos, 26 cruces y 20 grabados o relieves vinculados directamente a la dictadura.

Los monumentos son la categoría más polémica debido a sus grandes dimensiones y al hecho de que en muchos casos están situados en pleno casco urbano. Las comarcas catalanas con más cantidad de monumentos son la Terra Alta (9), Maresme (4) y el Vallès Occidental (4).

Objetivo: retirada antes de un año

Òmnium Cultural, la Comissió de la Dignitat y una veintena de entidades más presentaron el 27 de mayo, un día antes de la consulta de Tortosa, un manifiesto de rechazo a la continuidad de monumentos fascistas. Jordi Cuixart y Pep Cruanyes, presidentes de Òmnium y de la Comissió de la Dignitat, pidieron la implicación de la Generalitat para que retire "todos los símbolos franquistas antes de un año".

El primer monumento que se derribará después de esta petición es el del Coll del Moro en Gandesa. La diputación de Tarragona ha asegurado que en el pleno de finales de mayo se aprobará la demolición de cualquier vestigio franquista de aquel entorno, así como la cesión del espacio al Ayuntamiento de Gandesa.

El consistorio de Vilalba ha decidido tapar la leyenda que figura en la cruz en honor a los caídos y emprender una consulta popular, siguiendo el ejemplo de Tortosa, para que sean los vecinos del pueblo que determinen su destino.

 Los representantes de las entidades a favor de la retirada de los símbolos / Òmnium

Tarragona rechaza Franco 80 años después

Después de que el Ayuntamiento de Tortosa revocara el nombramiento de Francisco Franco como "alcalde honorífico y perpetuo" a finales de mayo, muchos consistorios tarraconenses han descubierto que los honores que en 1964 se otorgaron a Franco por imposición continúan vigentes.

Un gran número de los municipios ya han revocado los títulos o están a punto de hacerlo como Reus, Tarragona o L'Ametlla de Mar. Tras ellos, una larga lista de municipios se ha añadido a la iniciativa.

Concretamente, se ha propuesto que el día 18 de julio, octogésimo aniversario del golpe franquista, unos 179 ayuntamientos tarraconenses hagan un pleno extraordinario con el objetivo de retirar los títulos y honores otorgados al dictador. La propuesta se dirige también a los ayuntamientos que ya los han revocado para que se reafirmen en su decisión.

Transformación en lugar de retirada

La gran mayoría de los monumentos que hoy en día aún aguantan de pie no lo hacen en su forma o ubicación original. En algunos casos, como ocurre con los monumentos de Terrassa y Reus, han sido trasladados de puntos céntricos de las ciudades a los cementerios. Así se reduce su protagonismo, sin llegar a eliminar por completo los restos históricos.

La modificación de las inscripciones es otra manera de reciclar estas construcciones. Este es el caso de Olot donde desde 1941 había un monumento (foto principal) coronado con una gran cruz, el yugo y las flechas, el águila franquista, 36 nombres, todos del bando franquista, y el lema "Olot a los caídos por Dios y por España ". En 2013, desde el Ayuntamiento se eliminaron los símbolos franquistas y se incluyó en el panel el nombre de todos los olotenses fallecidos, independientemente del bando en el que murieron en la guerra.

En Portbou hay desde 1939 un monolito de 3,5 metros de altura conmemorando los soldados caídos de la IV División de Navarra que ocupó la zona. En este caso, se decidió contextualizar el monumento con un atril que explica el contexto histórico del monolito franquista. De esta manera, se esquiva la ley y se evita derribar estos polémicos rastros del pasado dictatorial en Catalunya.