La rebaja fiscal anunciada por el presidente de la Generalitat valenciana, Ximo Puig, ha cogido el Gobierno con el pie cambiado. La decisión del presidente valenciano de bajar el IRPF para las rentas inferiores a los 60.000 euros ha dinamitado la estrategia de la Moncloa, que lleva 10 días luchando por el relato con el Partido Popular y criticando las bajadas de impuestos impulsadas por las comunidades autónomas gobernadas por el principal partido de la oposición, como Andalucía, Madrid o Galicia. Lo cierto es que, en las regiones dominadas por los populares, se ha tocado el bolsillo a las rentas más altas y, en el País Valencià, Puig reduce la presión fiscal a la clase baja – media. Por eso este barón socialista ha trastocado los planes de Pedro Sánchez, que este jueves tiene previsto presentar el plan de medidas fiscales.

Arran del estallido de la crisis en Ucrania que está disparando la inflación por el alza de los carburantes, hasta ahora la posición del gobierno central ha sido la de hacer retoques selectivos en impuestos como el IVA de la luz y del gas y subidas a las grandes empresas energéticas y la banca. Y se había ahorrado modificar el IRPF. Por eso la rebaja valenciana estropea la estrategia que se está urdiendo desde Madrid. La ministra portavoz, Isabel Rodríguez, se ha mordido la lengua este martes en la rueda de prensa posterior en el Consejo de Ministros. Se ha limitado a pedir, de forma genérica y sin mencionar a Ximo Puig, un "discurso fiscal responsable" a todas las comunidades autónomas porque, según ha explicado, cada vez que se reducen ingresos "está el debate de qué se tiene que recortar".

Rodríguez se ha salido por la tangente para evitar valorar la política fiscal puesta en marcha en el País Valencià y ha insistido en que la postura de su gobierno es "la justicia social" para que esta crisis "no la paguen los de siempre" y evitar que haya "regalos fiscales" de la clase media y trabajadora a las rentas más altas. Al portavoz del PSOE en el Congreso de los Diputados, el vasco Patxi López, tampoco le ha hecho mucha gracia el anuncio de Puig. Desde la cámara baja, ha admitido que "las competencias a la baja no me gustan mucho" y, sin entrar en detalles, ha asegurado que Hacienda no "jugará a la deflactación" del IRPF. "El gobierno lo que tiene que hacer es destinar recursos allí donde son más necesarios", ha dicho López, que ha apostado por "armonizar" impuestos y actuar con "corresponsabilidad fiscal" sin "entrar en competiciones que lleven a hacer propuestas de dumping fiscal".

 

El paquete de medidas, este jueves

El caso es que el ejecutivo de Sánchez se reserva la carta de anunciar el paquete de medidas fiscales para aliviar el impacto de la guerra para este jueves, según ha adelantado el mismo López. Será la réplica a la ofensiva impulsada por el Partido Popular de bonificar parcial o totalmente el impuesto de Patrimonio. Según explicó este lunes la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, algunas medidas se incluirán a la ley de presupuestos del Estado y otras quedarán recogidas en una norma específica al margen de las cuentas públicas, como el impuesto a las grandes fortunas previsto por inicios de 2023. Todas las medidas, indicó la también vicesecretaria del PSOE, tendrán "una tramitación rápida" para que puedan ponerse en marcha a partir del próximo año

El PP se aprovecha

El Partido Popular cree que el movimiento de la Generalitat Valenciana va "en el camino correcto" porque "sigue la iniciativa del PP que tiene que ver con deflactar el IRPF". En palabras de la secretaria general popular, Cuca Gamarra, el gesto de Puig es un "movimiento dentro del PSOE que empieza a tener síntomas claros de debilidad". En cualquier caso, a Pedro Sánchez – que desde Nueva York defendió la semana pasada que el PSOE estaba unido como nunca – le salen obstáculos como enanos. El presidente de Castilla y la Mancha, Emiliano García – Page aseguró, en una entrevista en El Mundo, que no compartía la idea de que Alberto Núñez Feijóo era "insolvente", tal como había lanzado Sánchez en el cara a cara al Senado.