El conflicto del Sáhara Occidental es una crisis sin impacto, España no es un gran poder mundial, el Rif occidental vive su particular boom económico y Argelia sigue estancada en el gas y el petróleo. Estos son los cuatro grandes temas que, según los expertos consultados por ElNacional.cat, impactan en estos momentos en la región del Magreb oeste y, por cercanía, también en el Estado español y el sur europeo. Desde la crisis de principios de esta década con Argelia y Marruecos, con el Sáhara de por medio, con el Gobierno de Pedro Sánchez, el norte africano ha vivido su particular milagro magrebí, del que Europa debería participar si no quiere caer, todavía más y muy probablemente, en la irrelevancia internacional.
El Sáhara, un conflicto sin solución ni "interés"
Expertos consultados por este medio, que prefieren no ser citados directamente, aseguran que el conflicto del Sáhara Occidental, que indirectamente enfrenta a Marruecos y Argelia, "no interesa a nadie", pese a ser un tema muy delicado en el sur europeo, especialmente para el Ejecutivo español, por haber sido el Estado la potencia administradora, y para Francia, que mantiene sus intereses en el Magreb. En cualquier caso, las mismas voces explican que "no tiene solución" y ya han pasado por diferentes fases desde 1975, hasta el reconocimiento de la autonomía marroquí por parte de Estados Unidos, España y Francia.
En los campamentos de refugiados saharauis en Tinduf, en Argelia, se estima que hay más de 170.000 personas que huyeron de su hogar en el Sáhara Occidental hace décadas. Los mismos expertos se muestran críticos con el Frente Polisario, aseverando que "no se ponen en los zapatos de los refugiados" ni "miran al futuro". También apuntan a una debilidad actual del movimiento, aunque en la mayoría de casos, los saharauis se muestran, generalmente, unidos con el Polisario para recuperar lo que ellos denominan el Sáhara libre sin la ocupación marroquí actual y el muro de separación de 2.720 kilómetros construido por el reino alauí. Este conflicto, que cumple medio siglo desde que comenzó, parece no tener, a corto plazo, una solución realista, pese a los esfuerzos ineficientes de los últimos años de la ONU.
El desarrollo del Rif occidental y Melilla
La economía marroquí ha mejorado considerablemente en las últimas dos décadas, creando, poco a poco, una clase media y una apertura económica internacional. De hecho, en unos de los informes sobre Marruecos publicados este mes de marzo por CIDOB, explica que las malas relaciones con Argelia "han sido una bendición disfrazada porque han obligado a los empresarios y diplomáticos marroquíes, fuertemente alentados por el monarca —Mohamed VI—, a decidir que el mundo era su ostra", es decir, que podían hacer cualquier cosa.
Esto ha fomentado el desarrollo del Rif occidental, especialmente la zona que rodea a Tánger, donde se ha experimentado un significativo desarrollo económico. Este ha sido impulsado por sectores como el turismo, la industria y el puerto de Tánger Med. Pese a convertirse en un punto estratégico para la inversión nacional y extranjera, en la parte más oriental del Rif, especialmente cercana a Melilla, la pobreza y la falta de auge industrial y turístico siguen deprimiendo a la región, en la que sus ciudadanos ven en la ciudad autónoma española una opción viable para vivir, más que para prosperar.
El desarrollo desigual del Rif, occidental y oriental, ha impactado en el tipo de migración que se produce de un lado u otro hacia Europa. Más tecnificado o menos. E, incluso, ha llegado a prosperar lo que en las ciudades autónomas españolas y en el sur península llaman "comercio atípico", que es un buen sinónimo para contrabando. El presidente de Melilla, Juan José Imbroda, ha expresado en varias ocasiones su preocupación por este fenómeno, sobre todo por los cierres de la aduana con Marruecos en el pasado y la restricción de este tipo de comercio que han hecho a aflorar el contrabando, lo que ha hecho reducir en más de la mitad el PIB visible de la ciudad autónoma, mientras crecía el PIB sumergido.
Argelia y su dependencia de los recursos naturales
La visión de Argelia como el "Japón de África", acuñada en la década de 1970, dista mucho de ser una realidad en la actualidad. Tal y como explica el investigador Francis Ghilès en su artículo Algeria cannot play its strong cards in the absence of an energy strategy, el país sigue enquistado en una dependencia casi total de los hidrocarburos, con el petróleo y el gas representando el 95% de sus ingresos externos y dos tercios de sus ingresos presupuestarios.
Esta dependencia de recursos naturales, que en sus inicios era una ventaja comparativa, podría estar convirtiéndose en una vulnerabilidad. Sin un fondo soberano para futuras generaciones ni los desafíos del cambio climático integrados ha hecho que el sector privado y la clase media se vayan debilitando. Más aún, sí se tiene en cuenta la gestión cuestionable de la empresa estatal de petróleo y gas Sonatrach, según explica el investigador en el informe.
En cualquier caso, tanto Marruecos como Argelia han mantenido grandes misiones diplomáticas en medio mundo, muchas de ellas dirigidas a Europa, con encontronazos y amistades —según la época— con España, Francia e Italia, en el sur continental. El tema del Sáhara es delicado, tanto para Marruecos como para Argelia, pero también para el Estado español, mientras el Magreb toma posiciones en un auge económico sin parangón y del que la Unión Europea, según apuntan varios expertos a este medio, deberá estar concienciada y tratar esta cuestión para no dejar de ser una potencia, como mínimo, regional.