La Organización de las Naciones Unidas (ONU), nacida en 1945 tras el fin de la Segunda Guerra Mundial con el objetivo de mantener la paz y seguridad internacionales, está a un paso de la irrelevancia. Así lo aseguran diferentes expertos a ElNacional.cat, poniendo como ejemplos la cantidad de conflictos sin resolver en el mundo en los que la institución ha dictado sus resoluciones sin lograr una solución clara, desde Oriente Próximo o Asia hasta el propio Sáhara Occidental, que este año cumplió su 50 aniversario desde la llegada de la primera misión de la ONU. La implicación del órgano universal tiene sus raíces en la descolonización, fundamentalmente en África, de las principales potencias europeas, que se habían repartido el continente en la Conferencia de Berlín de 1884.

La incapacidad de actuación frente a grandes potencias es palpable, también, desde la escalada en Oriente Próximo. Este mismo domingo, 22 de junio, Estados Unidos llevó a cabo una intervención sorpresa en Irán con un triple ataque contra tres instalaciones nucleares iraníes, entre ellas Frodow, Natanz e Isfanhán, involucrándose de lleno en la guerra entre Israel e Irán. En este caso, el secretario general de Naciones Unidas, António Guterres, se pronunció "profundamente alarmado" por la acción estadounidense y advirtió del "riesgo creciente de que este conflicto se descontrole rápidamente". Instó a reducir la tensión y cumplir con sus obligaciones para con la Carta de Naciones Unidas y el Derecho Internacional. Algo que, se prevé, complicado, como la influencia que lleva más de 50 años sin poder ejercer completamente en el conflicto saharaui. 

Expertos aseguran que "no ejerce ninguna influencia" en el mundo, tampoco en el Sáhara

La ONU, desde el principio y pese a ser la provincia 53 en sus últimos años, ha considerado el Sáhara Occidental como un territorio no autónomo, lo que supone que sus habitantes tienen derecho a la autodeterminación. Así lo avalan varias resoluciones de la Asamblea General, que han marcado la pauta para que el organismo internacional pudiera intervenir. Por ello, desde 1963, se encuentra en la Lista de Territorios no autónomos a descolonizar de las Naciones Unidas, donde también está Gibraltar desde 1946. Aunque pese a los esfuerzos diplomáticos, tanto de la institución como de terceros países y de diplomáticos tan concienciados con el referéndum saharaui como Jaime de Piniés y Rubio, la guerra se ha reactivado en pleno siglo XXI y el antiguo Sáhara Español sigue partido en dos: entre la zona ocupada por Marruecos y la autoproclamada por el Frente Polisario en la República Árabe Saharaui Democrática (RASD).

Expertos consultados por este medio se muestran muy críticos con el papel que desempeña actualmente Naciones Unidas, llegando a afirmar que "no ejerce, en la actualidad, ninguna influencia" y que "el Estado de derecho no se respeta y se ha congelado". Muchos de ellos, que han pedido no ser citados directamente, aseguran que ha caído en la "más absoluta irrelevancia" en lugares como el Sáhara, Palestina, Yemen, Afganistán o situaciones como los uigures en China. Pero, en lo que nos compete analizar, el conflicto del Sáhara Occidental, todo comienza en 1963, cuando el territorio es incluido en la lista de Territorios no autónomos que supone la aplicación de la Resolución 1514 (XV) de la Asamblea General sobre la concesión de la independencia a los pueblos coloniales y el reconocimiento del derecho a la libre determinación del pueblo saharaui.

Piniés y el paso por Naciones Unidas del Sáhara Occidental

Dos años más tarde, en 1965, la Asamblea General de la ONU insta a la potencia administradora, España, a iniciar dicho proceso de descolonización. Esto ocurre durante el mandato de Manuel Aznar como representante permanente de España ante las Naciones Unidas, aunque no es hasta que toma posesión de ese cargo Jaime de Piniés y Rubio —conocido por su enfrentamiento en la ONU con Nikita Kruchev, quien más tarde sería presidente de la URSS— cuando comienza la defensa acérrima de las independencias de las provincias o colonias —según la denominación adoptada en cada época— españolas. Relata el exdiplomático madrileño en su libro La descolonización española en las Naciones Unidas cómo el embajador marroquí en la institución internacional, en 1966, había protagonizado varios ataques contra el Ejecutivo español sobre Guinea Ecuatorial, el Sáhara e Ifni, llegándolo a relacionar con algunas colonias francesas o de otros países europeos.

Estos ataques tuvieron respuesta durante la última semana de la XXI Asamblea General de 1966, en la que Piniés, durante su turno de palabra, recriminó al embajador Sidi-Baba: "¿Qué pretende el señor Delegado de Marruecos? A nuestro juicio, es claro: el Imperialismo en sus múltiples manifestaciones no es patrimonio exclusivo de algunas de las llamadas potencias coloniales. Nos ataca Marruecos para encubrir sus ansias imperialistas. España está realizando en el Sáhara un proceso de descolonización basado en la autodeterminación, de acuerdo con los principios de Naciones Unidas y con la obligación que ha asumido de respetar ante todo la voluntad de los habitantes del territorio; pues bien, la acción que Marruecos está llevando a cabo va visiblemente encaminada a perturbar este proceso, provocando tensiones dirigidas a tratar de desviar la libre expresión de esta voluntad". Esta réplica del alto representante español en la ONU cobraría sentido diez años después. Aunque antes tendría que producirse el referéndum e independencia pactada en 1969 en Guinea Ecuatorial, por ejemplo.

En 1970, Piniés siguió defendiendo el referéndum en el Sáhara, aunque se había estancado tanto en el Ejecutivo español liderado por Luis Carrero Blanco como en la misma Asamblea General de Naciones Unidas. Cuatro años después, en 1974, España anunció su intención de celebrar un referéndum de autodeterminación, al que Marruecos se opuso y presentó la cuestión ante el Tribunal Internacional de Justicia de La Haya. El alto tribunal dictó el 16 de octubre de 1975 una opinión consultiva en la que concluía que el Sáhara Occidental no era tierra de nadie y reafirmaba el derecho a la autodeterminación del pueblo saharaui. Aunque esto solo había sido el tiempo necesario para que Hassan II pudiera tomar posiciones y organizar la Marcha Verde, que derivó en el Acuerdo Tripartito de Madrid el 14 de noviembre, aprovechando que el jefe de Estado español en ese momento, Francisco Franco, estaba moribundo.

Piniés siguió defendiendo ante la ONU el referéndum en el Sáhara hasta comunicarse la firma de la división del territorio entre Marruecos y Mauritania. Este lo comunicó a la Asamblea General y, a continuación, como explica en el libro citado, "intervinieron diversos peticionarios saharauis, en su mayor parte pertenecientes al Polisario, lamentando el acuerdo tripartito y pidiendo ayuda a las Naciones Unidas, en quien tenían puestas todas sus esperanzas para que no se malograra su independencia". Sirvió de poco y la guerra estalló. El 27 de febrero de 1976 el Frente Polisario proclama la República Árabe Saharaui Democrática (RASD) tras abandonar España el territorio y comienza la guerra con Marruecos y con Mauritania —hasta 1979, que se retiró del sur del Sáhara Occidental. 

Los últimos años y un conflicto latente en el Magreb

Fueron 16 años convulsos en los que los ataques iban y venían, mientras Naciones Unidas hacía lo que podía y en el Estado español germinaba el traspaso de una dictadura a una democracia. En 1988, Marruecos y el Frente Polisario aceptan el Plan de Arreglo propuesto por la Organización para la Unidad Africana (OUA) y la ONU. Este plan preveía un alto el fuego y un referéndum de autodeterminación. Para ello, establecieron la MINURSO (Misión de las Naciones Unidas para el Referéndum del Sáhara Occidental) y se produjo el estancamiento de la vía del referéndum. El alto el fuego se logró en 1991. Por en medio pasaron los planes de James Baker y la propuesta de autonomía marroquí del Sáhara —reconocida por el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, en 2022—, mientras la MINURSO continuaba con la supervisión de la zona. Pero en noviembre de 2020, unos incidentes en la frontera con Mauritania, en la Güera, propiciaron que el Polisario declarara el fin del alto el fuego.

Las Naciones Unidas continúan en pleno 2025 los esfuerzos diplomáticos para acabar con el conflicto. El Enviado Personal para el Sáhara Occidental, Staffan de Mistura, intenta reanudar las conversaciones entre ambas partes. Pero la dificultad de la ONU para poner solución a este conflicto se ha alargado más de 50 años. Esto sucede en muchas partes en el mundo en las que la organización internacional no ha logrado devolver la paz y la seguridad, objetivos por los que fue creada en 1945 tras la Segunda Guerra Mundial. Es, por ello, que gran parte de los expertos consultados por ElNacional.cat, coinciden en cuestionar la irrelevancia e ineficacia de Naciones Unidas en pleno siglo XXI