El PSOE y el PSC enfrentarán este jueves una nueva votación en el Congreso –forzada por el PDeCAT– sobre el artículo 155, donde los socialistas ratificarán ese apoyo al Gobierno, a pesar de las largas de Mariano Rajoy frente a la reforma constitucional. Este es el pacto al que Rajoy se habría comprometido con Pedro Sánchez, a cambio de aceptar la intervención de la Generalitat, según mantienen desde Ferraz. La cuestión es que un mes después de que entrara en vigor la medida, el Partido Popular se muestra ambiguo sobre modificar la Carta Magna, augurando un posible incumplimiento.

"Siempre cumplo mis compromisos", replicaba el jefe del Ejecutivo en un desayuno en Madrid este lunes por la mañana, ante la petición que Sánchez realizaba desde la otra punta de la capital, donde le instaba a clarificar si pensaba atender a dicha promesa. Por la noche, sin embargo, la respuesta de Rajoy era diferente y en una cadena de televisión aseguraba que con el secretario general solo se había emplazado a "hablar" sobre la cuestión. Eso pasaba, en primer lugar, por la comisión de evaluación y modernización del Estado autonómico abierta en el Congreso.

El hecho es que los populares nunca escondieron sus recelos a la modificación constitucional. En primer lugar, desde la Moncloa siempre han mantenido que haría falta una amplia mayoría para una empresa de esas características. En segundo lugar, la "indisoluble unidad de Nación española" es un principio incuestionable para PP, PSOE y Cs –pese al nuevo programa socialista, relativo a la plurinacionalidad en el sentido cultural–. Eso forzó precisamente que Podemos, PNV, PDeCAT y ERC dejaran a los "constitucionalistas" solos en la comisión territorial.

Así las cosas, las palabras del presidente forzaron a los socialistas a buscar una justificación en los comicios del 21-D, ante el temor que la modificación constitucional no pasara de la comisión de estudio a la subcomisión. Este segundo órgano es el que debería de abordar a posteriori esos trabajos, supuestamente. Por ello, la portavoz Margarita Robles instó a Rajoy a explicar el "porqué del cambio de criterio", acusándole de estar "en clave electoral". Es decir, de estar preocupado de que Cs no lo adelantara ondeando la bandera de la unidad de España.

Precisamente, la pugna entre el PP y Cs no pasa desapercibida en la política española. Se palpó durante el debate del cupo vasco, entre duras acusaciones de los populares "al oportunismo" de Rivera. Eso obligó a Rajoy a instar a ciertos barones, críticos con la cifra del concierto, a huir de la "demagogia de otros". Si bien el PP había cargado antes durante un debate sobre el Alta Inspección Educativa, dejando que el Congreso revolcara el dirigente de Cs. Finalmente, ambos coinciden en la idea de que reformar la Constitución no es para "premiar" a quien quiere "liquidar España".

Sin embargo, los ausentes en la comisión territorial cargaron duramente contra el PSOE. El dirigente de Podemos, Pablo Iglesias, acusó a Pedro Sánchez de "mentir" sobre que este era el intercambio por el que había rectificado, abriéndose al 155. Se añadía el portavoz de ERC Joan Tardà, señalando lo que creía una evidencia. "Nosotros siempre hemos dicho que una reforma constitucional no es posible en el Estado español", denunciaba el republicano. El argumento sería que PP, PSOE y Cs suponen "una minoría demográfica en Catalunya" y, por tanto, no tendrían incentivos.

Ante ese escenario, la posición de los socialistas quedará debilitada el jueves, ya que Jordi Xuclà presentó una moción donde insta a derogar los decretos del 155. La jugada de los demócratas va en la línea de asestar un golpe al PSC antes del 21-D, ya que el partido de Miquel Iceta no se desmarcará del 155 –el PSOE espera unanimidad en el voto–. Robles lo argumentaba con que "el único responsable" de todo es Puigdemont. Eso sí, como jueza de carrera, denunciaba vehemente la segunda parte de la moción, sobre hacer reformas orientadas a "garantizar la independencia judicial".