Alberto Núñez Feijóo se encomienda a la voz de la calle para tumbar a Pedro Sánchez. En Génova, hay cierta resignación recurrente al constatar, con impaciencia, que la aritmética en el Congreso de los Diputados frena cualquier tentativa de moción de censura para acelerar su llegada a la Moncloa. Frente a esta imposibilidad, el Partido Popular vuelve a recurrir a la estrategia que abanderó de forma reiterada para rechazar la ley de amnistía: convocar una movilización para hacer oposición al PSOE. “España está viviendo un momento límite en su historia, es imposible que a cualquier español decente no le duela la degradación total que estamos viviendo”, reivindicó el líder del PP el jueves en un acto en Las Palmas de Gran Canaria. “Nadie puede ignorar el estado de putrefacción al que nos tiene sometido el actual gobierno. […] Somos más quienes creemos que esta nación nos corresponde a todos y no a una casta de irresponsables”, subrayó hace diez días cuando anunció la convocatoria de la concentración. La cita es a las once de la mañana en la Plaza de España de Madrid, que hace un año y medio acogió una concentración en la que Feijóo y Mariano Rajoy llamaron a la “rebelión” contra el PSOE y Junts.

Estarán presentes los barones del PP, que el viernes se reunieron con Pedro Sánchez en la Conferencia de Presidentes y ahora le plantarán cara desde la calle. En los días previos a la cumbre autonómica, los presidentes populares marcaron músculo y quisieron imponer su agenda en Barcelona (el Reglamento se lo permite) con amenazas veladas de plantar al presidente español. Finalmente, la Moncloa se vio obligada a ceder y a aceptar los temas que proponían los populares. La víspera de la cita enviaron un documento al Gobierno detallando sus demandas y rechazando la condonación de la deuda, la financiación singular y el traspaso de inmigración a Catalunya. Y, cara a cara con Sánchez en el Palau de Pedralbes, le exigieron que convoque elecciones. Sin embargo, la jornada estuvo marcada por los exabruptos de Isabel Díaz Ayuso, que cumplió la amenaza y salió de la reunión cuando el lehendakari habló en catalán y vasco y sostuvo después que la España plurinacional “no existe”.

Ahora el foco vuelve a estar en Madrid. En los últimos días, Feijóo ha hecho constantes llamamientos a la decencia. “España es un país decente llena de gente decente y merece un Gobierno decente”, verbalizó el jueves. “La mayoría de los españoles son decentes, también la mayoría de los que han votado a personas indecentes, estoy seguro. Mucha gente que votó al PSOE no lo votó para esto”, remachó. Y ha invitado tanto a los socialistas como a los votantes de Vox a asistir a una concentración “sin siglas” y que Génova no quiere que sea un acto del PP. Borja Sémper defendió que es una convocatoria abierta a “todos los ciudadanos que no soportan lo que está sucediendo en la sociedad española”, dijo Borja Sémper. De hecho, el PP ha fletado autobuses de toda España para conseguir una movilización multitudinaria. Además, también arroparán a Feijóo los expresidentes Mariano Rajoy y José María Aznar, que han sido habituales en las protestas que ha convocado el PP en los últimos meses (Aznar ha ido a cuatro de las cinco y Rajoy ha hecho acto de presencia en tres de ellas).

Será la sexta protesta que convoca el PP desde que Alberto Núñez Feijóo llegó a Génova. Las cinco primeras estaban dirigidas a oponerse a la ley de amnistía y se convocaron coincidiendo con fechas señaladas de su tramitación parlamentaria. La primera fue a las puertas de la investidura fallida del líder del PP y la última, cuatro días antes de que se aprobara definitivamente en el Congreso. Ahora el marco es otro y los ataques de los populares van dirigidos a los casos de corrupción que rodean a Pedro Sánchez y, más especialmente, la aparición de Leire Díez y de los audios en los que maniobraba contra la Guardia Civil. 

“Mafia o democracia”

Sin ambigüedades, el lema de la protesta es “Mafia o democracia”, una expresión más propia de la extrema derecha. Vox la emplea abiertamente en las redes sociales y en actos de partido o electorales desde hace meses, pero el PP la ha acuñado recientemente, coincidiendo con el estallido del caso de Leire Díez, que ha envenenado todavía más los dardos que salen de Génova en dirección a la Moncloa. “Todo esto que estamos viviendo son prácticas mafiosas que no caben en democracia”, denunció Feijóo hace un par de semanas. “Esto es mafia, pero mafia pura, practicada en la sede de un partido político”, había verbalizado dos días antes. Y el aval del presidente del partido abría la veda para arremeter con dureza contra el PSOE.

I el PP ha elevado el tono. Hace una semana, el portavoz del PP en el Congreso, Miguel Tellado, consideró que en España hay un “capo aferrándose al poder con tácticas mafiosas y con un equipo de gánsteres” y de “esbirros para intentar amedrentar a sus enemigos” y una “cloaca mafiosa de extorsionadores que buscaban carroña para utilizarla contra jueces, fiscales, periodistas, guardias civiles y políticos”. “Son prácticas más propias de la mafia que de la democracia y esto no es lo que España merece”, añadió Cuca Gamarra, la secretaria general del PP. “Lo que distingue a la mafia de un vulgar delincuente es que la mafia presume de impunidad, y eso es lo que estamos viendo en el Gobierno”, remachó la vicesecretaria de Educación y Sanidad, Ester Muñoz. Los populares incluso compartieron hace tres días un video hecho con inteligencia artificial en el que representaban a Pedro Sánchez como si fuera Vito Corleone.

Sin Vox y con el aval de la FAES de Aznar

Aunque el PP ha invitado a Vox a sumarse a su convocatoria, la formación de Santiago Abascal se ha desmarcado de ella. “Que no cuenten con nosotros para celebrar un acto de partido disfrazado de manifestación para blanquear al PP”, esgrimió el secretario general de Vox, Ignacio Garriga. El partido de extrema derecha instó al PP a presentar directamente una moción de censura: “Que, de una vez por todas, plantee la alternativa política, no siga en la senda de la estafa y el engaño permanente y rompa los pactos que mantiene con el PSOE”. “Los españoles no necesitan ahora manifestaciones y no necesitan actos de partido”, añadió. Justo ayer, Santiago Abascal lamentó que la asistencia de los barones del PP a la Conferencia de Presidentes había sido una “ocasión perdida” y “daba oxígeno institucional” al Gobierno. Y el PP le respondió también en las redes sociales: “Oportunidad perdida es que no ayudáis a llenar las calles”.

Quién sí que coincide en la necesidad de salir a la calle es la Fundación FAES de José María Aznar, que considera que es oportuno para “decir alto y claro que la mafia no tendrá la última palabra”. “A las sociedades libres se las gobierna desde la ley y no desde el arbitrio. [...] El poder se ejerce al servicio del interés nacional, no en beneficio de la famiglia […] Aquí hay un pueblo libre, sin padrinos”, esgrimió en un editorial. “La democracia no tolera estados dentro del Estado, [ni] tumores mafiosos que suplanten la representación política. Los gobiernos democráticos tienen presidentes, ministros y funcionarios, no capos, consiglieris ni fontaneros”, remachó, secundando el mismo lenguaje que se enarbola desde Génova.

La sexta movilización que impulsa Feijóo contra Sánchez

Es la sexta vez que el PP convoca una movilización contra Pedro Sánchez desde que Alberto Núñez Feijóo llegó al despacho de la séptima planta de Génova 13. Las otras cinco se concentraron en ocho meses e iban dirigidas a mostrar su rechazo a la ley de amnistía y a las alianzas entre el PSOE y el independentismo. La primera fue el 24 de septiembre de 2023, dos días antes de la investidura fallida de Feijóo, en la Avenida Felipe II. Asistieron 40.000 personas según la delegación del Gobierno y 65.000 según el PP y en un día que Feijóo catalogó la amnistía de “cambio en el régimen constitucional” y “fraude agravado y reiterado”.

Dos meses después, el 12 de noviembre, el PP convocó concentraciones en la Puerta del Sol y en las capitales de provincia a las puertas de la investidura exitosa de Sánchez, que consiguió el apoyo de todo el independentismo. “No callaremos hasta que no haya nuevas elecciones”, proclamó Feijóo (cuatro meses después de los comicios del 23J). “Nos encargaremos de devolver golpe por golpe”, avisó Isabel Díaz Ayuso. Acudieron 80.000 personas según la delegación del Gobierno y casi un millón según el PP. La protesta menos multitudinaria (entre 8.000 personas y 15.000) fue el 3 de diciembre, entre la admisión a trámite de la ley de amnistía en el Congreso y el primer debate parlamentario, en el Templo de Debod. Feijóo llamó a la movilización permanente contra el “verificador de guerrillas latinoamericanas”, en alusión al coordinador del mecanismo de verificación entre el PSOE y Junts, Francisco Galindo Vélez.

Con el nuevo año, la tónica fue la misma. El 28 de enero el PP reunió entre 45.000 personas (según la delegación del Gobierno) y 70.000 (según el PP) en la Plaza de España dos días antes del pleno que debía aprobar la ley de amnistía (que al final no recibió luz verde por la negativa de Junts para ganar tiempo para negociar). Feijóo llamó a la “rebelión” contra el PSOE y Junts en medio de alabanzas al juez Manuel García-Castellón. Finalmente, el enclave el 26 de mayo fue la Puerta de Alcalá, cuatro días antes de que el Congreso avalara definitivamente la amnistía. Ayuso dijo que es “letal para España” y Feijóo reclamó elecciones. Asistieron 20.000 personas según la delegación del Gobierno y 70.000 según el PP.