Los cabecillas de Tsunami Democràtic pueden estar contentos. Incluso muy contentos. La caverna les ha hecho el favor de situar una protesta modesta —modesta en comparación con las expectativas creadas, se entiende— en la órbita de las más brillantes manifestaciones del momento. Cualquiera que haya visto por televisión las imágenes de la cosa y las compare con las portadas del trío de diarios de la derecha mediática madrileña (y de El Periódico, que hoy suma su voz a ese coro) no sabrá a qué atenerse. Le parecerá que le hablan de otro planeta.

Todo tiene explicación. Esos diarios han tratado a Tsunami como una entidad terrorista que actúa a sangre y fuego, en sintonía con las fabricaciones policiales y judiciales —y ministeriales. Ahora no pueden desengancharse de esta narrativa y deben acomodar los hechos como sea para mantener su relato. Son de risa los intentos de presentar como una orgía de fuego y violencia los contenedores quemados y una hora escasa de disturbios en dos calles y vincularlo a Tsunami.

Da la impresión de que los consejos de redacción donde se manufacturaron esas portadas se parecen más a una fiesta de adolescentes de hormona descontrolada. Es un concurso a ver quién escribe el titular más bestia. De todos ellos, el más memorable quizás sea el de El Periódico ("Las llamas vuelven con el Tsunami"). Cinco minutos más de reunión y el titular habría sido "Las llamas vuelven con el Clásico". Diez minutos más y "Las llamas vuelven con Messi". Ya puestos a hacer hipérboles ¿por qué no?

Esta teoría también podría explicar el titular de La Razón, que culpabiliza al president de la Generalitat de las protestas y dice que "Torra incendia el Camp Nou" —¿es querellable esta afirmación? Seguramente no: dirían que es una metáfora, que es el típico recurso periodístico de toda la vida, como sabe todo el mundo—. ABC habla de "violencia en las calles", sin metáforas. Leña al mono, que es de goma. El Mundo tiene más mala leche, para variar. Al decir que el Barça "tolera que el Clásico se convierta en un acto de propaganda" se le escapa el deseo intenso de que se castigue al club.

Silbar el himno español es "libertad de crítica", según establece la Audiencia Nacional en la sentencia que absolvió a Santiago Espot, acusado de promover la pitada en la final de Copa de 2015, celebrada en el Camp Nou ante el rey Felipe VI. Es un comportamiento que "no tiene encaje en el código penal", añade el tribunal. Si silbar el himno merece esta consideración ¿qué decir de las pancartas "Spain sit and talk" y "Freedom", que se mostraron ayer en el estadio? ¿Tiene problemas El Mundo para entender el concepto "libertad de crítica"?

Vale la pena, por contraste, señalar la diversa apreciación que mereció la acción de Tsunami en la prensa de Barcelona. Si lees El Punt Avui, el Camp Nou fue "inundado" por la protesta. Si lees Ara o La Vanguardia, no hay para tanto. Bueno. Al menos ninguno de estos diarios tergiversa los hechos.

Queda dicho todo en este tuit:

EPC

LR

ABC

ME

EPA

AHORA

LV

EP