"¡Argentinos! ¡A las cosas, a las cosas!", dejó escrito Ortega y Gasset en Meditación del pueblo joven (1939), en referencia sobre todo a los porteños, a quienes conocía bien por sus viajes. El filósofo español aludía a la tirada argentina por la disputa, el conflicto personal, la sospecha de unos para con otros, el narcisismo... que ahogaba, según él, el talento, la creatividad y los recursos de aquella gente. Aun hoy lleva razón. Piensa solo en la cantidad de argentinos, desde el fútbol a la publicidad, que triunfan fuera y que en su país habrían sido poca cosa o nada. Piensa en el mismo Messi. En fin, esta conversa no viene al caso. Ortega sí, sin embargo, porque, a la vista de cómo va el año en las portadas, quizá diría a los diarios algo parecido: "¡Diarios! ¡A las cosas, a las cosas!"

Los dos diarios que hoy, en portada, se ocupan de las cosas, de la vida, son El Punt AvuiAra, que hablan de la calamidad económica que suponen las consecuencias de la pandemia para los negocios, para las pymes, para los trabajadores. El título de Ara es contundente y Avui aun las dice más frescas: la mitad de pymes y autónomos están en jaque. Si eso no es material para abrir portadas...

Dificultad judicial

Los otros diarios dedican sus espacios principales a la trifulca organizada por el bloqueo de la renovación del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ), de la que no se cansan nunca. Los que miran al Gobierno con benevolencia hacen ver que Pedro Sánchez ha adoptado una actitud de firmeza ante el complejo político-judicial conservador, de manera que ha obligado al PP a negociar. Los que miran contra el Gobierno explican que la firmeza del PP y la insobornable independencia del CGPJ, han conseguido que Bruselas dé un toque a Sánchez y le obligue a retirar la reforma del sistema de elección del órgano de gobierno de los jueces, etcétera. Después viene ABC, que habla del Rey y de la princesa.

En fin. Se conoce que finalmente todo queda en una riña de chulos, que incluye momentos tragicómicos. Uno es que el gobierno central no parece creer mucho en la reforma que promueve, porque la han tramitado como proposición de ley y no como proyecto de ley. La diferencia es que así el gobierno no está obligado a pedir el dictamen de órganos consultivos como el mismo CGPJ o el Consejo de Estado. Los dictámenes no son vinculantes, pero queda feo promover una reforma tan considerable sin preguntar. No es broma: esa es una de las carencias que le señala la Comisión Europea.

Otro momentazo es la escena del presidente del Poder Judicial, Carlos Lesmes, blandiendo los resultados de una encuesta a jueces y magistrados: el 99% afirman sentirse independientes del poder político; el 90% es favorable a que los 12 vocales del Consejo del turno judicial los designen directamente jueces y magistrados, sin políticos de por medio. Claro. ¿Qué quiere que digan si es una encuesta encargada por el mismo Lesmes, su jefe? Además, tiene gracia que reprueben a los políticos. El mismo Lesmes, entre 1996 y 2004, fue director general del Ministerio de Justicia cuando José María Aznar era presidente del gobierno. El resto de colegas del Consejo son regularmente identificados por su adscripción ideológica (que quiere decir política) sin que nadie proteste nunca. Quizás por eso, porque fungen de políticos, no quieren que los profesionales intervengan. Todo esto es el que los diarios se toman taaaaan en serio. La pandemia, ya tal.

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