El mensaje de portada más sofisticado de este jueves es el de La Vanguardia. El diario barcelonés se apresura a proteger a Ciudadanos, partido del que sólo habla en positivo para decir, en un rincón, que "ha esquivado" aparecer en la foto del pacto andaluz con Vox. El titular carga sobre el PP el peso del acuerdo con la ultraderecha. Se ve a kilómetros que es una portada hecha pensando en las municipales de Barcelona, donde el candidato de Cs, Manuel Valls, no disimula la incomodidad que le ocasiona el pacto de los suyos en Andalucía —y no digamos a un buen puñado de electores (entre ellos muchos de los salotti buoni de la ciudad) que entretienen la posibilidad de hacer alcalde al exprimer ministro francés, porque ya dan por amortizada la candidatura, llamémosla friqui, del PP.

El pacto de silencio sobre Cs ya era muy ruidoso en la portada de ayer. Encima, el día anterior, La Vanguardia presentaba a los de Rivera & Arrimadas heroicamente opuestos a "ceder nada" a Vox. El resultado final, sin embargo, se parece más a lo que dice Ara: Cs queda tan rehén como el PP de los votos de los neofranquistas, que son los que tutelan el nuevo gobierno de la Junta. Los amigos de mis amigos son... mis amigos. La maniobra del diario de los Godó se entiende mejor si se ven las tres portadas juntas:

LV

LV2

AHORA

Se ha dicho muchas veces, demasiadas, que una portada es como un espejo, que refleja aquello que se le pone delante. En el caso de los diarios, se entiende que ponen el espejo de sus portadas ante la realidad. Hoy, la prensa madrileña de la derecha refleja la realidad, como dice el antiguo adagio filosófico, según el recipiente: en su previa deformación, como esos espejos de parque de atracciones que distorsionan la imagen que se les presenta.

Más que reflejarla, la torturan para que encaje en el relato blanqueador de Vox que fabrican desde hace días. El Mundo, ABC y La Razón prueban a dar gato por liebre, disimulando el pacto a tres entre PP, Ciudadanos y Vox con un ejercicio de manual de contorsionismo del lenguaje, donde|dónde el acuerdo con la ultraderecha neofranquista no es el que te piensas, como en aquellos chistes del cónyuge sorprendido en pleno engaño que prueba convencer a la pareja que aquello que ve no es lo que parece, amor.

Te tienes que reír. El Mundo viste la mona como dos "pactos por separado" del PP, sin darse cuenta —o quizás porque se da demasiada cuenta— que lo que cuenta es el resultado del acuerdo y no la comedia con que se disfraza. Dos "pactos por separado" con el mismo resultado son la misma cosa, por mucho que se esfuercen en venderlo como una mera coincidencia.

ME

Para que no queden dudas, los tres subtítulos acaban de construir la deformación. Hablan de "apoyo externo de Vox", dicen que el PP "acepta la agenda reformista de Cs" —y callan que también acepta, por el mismo razonamiento, parte de la agenda ultra de Vox, como hace notar El País (también protector de Cs)—, y que los extremistas de Abascal "renuncian a la deportación de inmigrantes o a la derogación de las leyes de violencia de género" —mentira como una casa, porque figuran escritas en el pacto "sin que se note el cuidado". Les ayuda mucho que Ciudadanos no haya querido fotgrafiarse firmando nada con Vox. No foto, no party. Inés Arrimadas ya habla de los ultras con un eufemismo rajoyesco: "el otro partido".

EP

La Razón explica el mismo matrix con la misma técnica: el PP consigue el apoyo de Vox "sin ceder a su órdago", como queriendo decir que los ultras han cedido sus votos sin ganar nada a cambio, dejándose engañar por los juegos de manos de los populares. Claro, claro.

LR

L'ABC vende el pescado de manera más inteligente, mostrando las ventajas de ese "pacto de la vergüenza", como dice El Periódico: el dominio del PSOE en Andalucía no es más que una pieza de museo, el imaginario conservador equivalente al esquerrosa "papelera de la historia". Así se ahorra el tabloide monárquico de decir que los partidos de la derecha española han pactado con el neofranquismo, que hace muy feo. En su portada interior (este diario edita doble portada), desvían la atención con el tradicional cebo que nunca falla: "Sánchez redobla las cesiones al independentismo", como queriendo decir que el pacto con Vox ya tal, pero que Sánchez tiene socios todavía más tóxicos. Muy hábiles.

ABC

ABC2

EPC

Obsesionados como están los diarios en fabricar su relato de la cosa —no sea que la gente lo entendamos mal—, es notable como ninguno destaca en portada la ausencia del problema del empleo en el pacto tripartito andaluz. Andalucía es la comunidad con la tasa de parados más elevada del estado español: el 26,21% según los datos del INE. Cinco de las ocho provincias andaluzas (Córdoba, Almería, Cádiz, Jaén y Granada) registran las tasas de desocupación más altas de España, todas por encima del 27%. Un aplauso para el periodismo.

En su titular principal, Avui pone el dedo en una llaga que sangrará mucho los días venideros. El juez ha archivado las querellas contra los Mossos d'Esquadra a raíz de la requisa por la policía española de documentos que los agentes catalanes trasladaban rutinariamente a una incineradora. En su auto, el juez desmonta la tesis que la destrucción de los informes obedecía a motivos políticos. La cosa es que parte de la instrucción del magistrado Pablo Llarena en el caso 1-O se basa en los informes fabricados por la policía española y la Guardia Civil con esos documentos. De los otros diarios, sólo lo llevan en primera página La Vanguardia (es una primicia suya) y Ara. Andalucía sirve para esconder muchas cosas.

HOY