Durante el mes de julio. Esta es la, inconcreta, fecha que propone el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, para una nueva reunión de la mesa de diálogo, que llegaría 10 meses más tarde de la primera que se celebró con Pere Aragonès como president de la Generalitat. En principio, esta se tenía que reunir a "principios" de año, pero ya ha pasado más de medio 2022 y las dos partes, que se han reunido en encuentros técnicos, no se han visto la cara en esta herramienta para intentar resolver el conflicto político entre Catalunya y el Estado a través del diálogo. Así lo ha confirmado el mismo Sánchez en una entrevista a El País, centrada en la cumbre de la OTAN y la crisis económica. Además, ha instado en Junts a participar en el encuentro, después de que no asistieran a la reunión de septiembre porque Aragonès censuró la propuesta de participantes de sus socios de Govern.

"Tenemos la intención de reunir la mesa de diálogo. Nos gustaría que fuera el mes de julio, y, por descontado, nos gustaría contar con la presencia de Junts per Catalunya. Uno de los grandes activos de este gobierno de coalición progresista es que se puede garantizar la cohesión y la convivencia a Catalunya y al conjunto del Estado con el diálogo y con la agenda del reencuentro". Este concepto de "reencuentro" no gusta nada a Catalunya, y mucho menos en Junts, que utilizan la expresión de Sánchez a menudo para demostrar que no ha habido ningún tipo de reencuentro, cuando, por ejemplo, no se han dado explicaciones por el espionaje de 65 líderes independentistas. Además, Junts son muy críticos con el funcionamiento de la mesa de negociación, por esto parece complicado que la voluntad de Sánchez de contar con los dos partidos del Ejecutivo se cumpla.

Reivindica los pactos con ERC

Por otra parte, Sánchez se ha referido a las críticas de los partidos de la oposición por el hecho de contar con el apoyo de partidos como ERC y EH Bildu a la hora de aprobar algunas de sus iniciativas. "Estamos hablando de alianzas parlamentarías para aprobar propuestas que son beneficiosas para la mayoría social de este país, que es la clase media. La principal responsabilidad que tiene un gobierno es articular mayorías parlamentarias y sacar adelante su hoja de ruta legislativa. Hoy, en Catalunya, no tenemos la situación que teníamos en el 2017 y en el 2018 y eso tiene que ver con el Gobierno", ha insistido Sánchez cuando se le pregunta si cree en que pactar con independentistas puede acabar siendo perjudicial para él y para su partido, con las encuestas en contra.

Sánchez evita pronunciarse sobre el caso Borràs

Ante la posibilidad que el Tribunal Supremo acabe por revocar los indultos, parciales, que su gobierno concedió a los presos políticos ahora ya hace un año, Sánchez descarta que se produzca este escenario: "El Gobierno cumplió con la ley y reivindicó un derecho que está a la Constitución y en todos los sistemas democráticos". Por otra parte, ha rechazado dar su opinión sobre la situación de Laura Borràs, mientras cada vez son mayores las presiones para que dimita, poniendo por delante el Parlament. "Esta es una decisión que tiene que tomar Junts y la política catalana. Desde mi posición como secretario general del PSOE, con nuestro código ético, las cosas están tasadas. Pero cada organización tiene que tomar la decisión", ha apuntado.

Crisis PSOE-Podemos por el gasto militar

Fuera de la situación catalana, Sánchez ha avanzado en la misma entrevista que el martes que viene el Consejo de Ministros hará fijas 67.300 profesionales sanitarios y ha destacado que es la "mayor estabilización" de la historia en este ámbito. Además, cree que el aumento del gasto militar no hará romper el Gobierno y ha pedido a su socio, Unidas Podemos, que reflexione sobre el "cambio tectónico" actual. "Ya no estamos en un mundo en que estaba la división entre comunistas y capitalistas. Ahora lo que hay es un conjunto de democracias ante una autocracia como Rusia, dirigida por una oligarquía corrupta y ultracapitalista que está intentando expandir de manera imperialista su territorio," ha argumentado ante las críticas de los morados.