Desde que Carles Puigdemont y afines tomaron la dirección del PDeCAT en Madrid, el gobierno de Pedro Sánchez presenta fisuras en líneas maestras de la legislatura, que el martes llegaron a levantar incluso rumores de un posible adelanto electoral -que el equipo de la Moncloa intentó frenar. La primera alarma saltó este miércoles, cuando el sector puigdemontista se opuso a la propuesta de renovación de RTVE, partiendo en dos el grupo parlamentario en el Congreso. Y el segundo aviso podría emerger con el techo de déficit, que el viernes iniciará las votaciones.

Y es que fuentes de los demócratas trasladaban desde los pasillos de la cámara baja su duda sobre qué hacer, al considerar que su apoyo no puede ser "gratis" pues los consellers del 1-O continúan en la prisión y la autodeterminación sigue sin materializarse. A ese respecto, las fuentes no se mostraban pesimistas, pero dejaban caer que, a su parecer, el ejecutivo tampoco se vería muy predispuesto a llegar a un entendimiento, ante la expectativa de que el techo de déficit fuera tumbado en el Senado, donde el Partido Popular tiene mayoría.

El hecho es que la propuesta de Sánchez para 2019-2021 no se ajusta a lo que el conseller de Economía y vicepresident Pere Aragonès pidió a la ministra de Hacienda Maria Jesús Montero, en la reunión en Madrid hace dos semanas. Montero ofrece a las autonomías un incremento del 0'1% al 0'3%, que supone para Catalunya capacidad de endeudamiento hasta los 400 millones de euros, mientras Aragonés quería que fuera del 0'4%. Las fuentes del PDeCAT se muestran ahí ofendidas por que Hacienda no les llamara, después del Consejo de Política Fiscal y Financiera donde el Govern no estuvo.

Ante ese escenario, la vicepresidenta Carmen Calvo ha dado de nuevo el portazo sobre la propuesta de reunión en Bélgica para el diálogo y posterior despliegue de una república catalana -que Junts per Catalunya dice que es condición para apoyar al Ejecutivo en Madrid. Calvo recordó que Sánchez ya "se estaba reuniendo con los presidentes autonómicos", también Quim Torra, en función de "parámetros democráticos" e "interés general". "El propio Puigdemont ha reconocido que cabe trabajar en ese espacio" que pasaría por la "lealtad institucional" entre ambos ejecutivos, dijo.

Otro portazo se prevé a ERC, y por extensión al ejecutivo catalán, después de que el conseller de Exteriores Ernest Maragall exigiera que en la comisión bilateral entre Estado y Generalitat, que será la semana que viene en Barcelona, incluyera el referéndum y los presos. Desde Madrid, la voluntad no es negociar nada en ese sentido, sino de dejar al independentismo decir la suya y tratar de seducirlo con la concesión de transferencias pendientes, así como el levantamiento de litigios competenciales en el Tribunal Constitucional -en leyes energéticas, sociales... -, e inversiones en infraestructuras.

Pero más allá del apoyo independentista, el PSOE clama por que el PP ceda en el Senado con el déficit -que por otra parte, permitiría incluir en la elaboración de los presupuestos generales del Estado las partidas para el AVE Madrid-Galicia que Sánchez prometió al presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, en la pasada reunión en la Moncloa entre ambos dirigentes. La ministra de Hacienda recordó aquí al nuevo presidente del PP, Pablo Casado, que ellos mantuvieron los presupuestos de Rajoy por "responsabilidad" -aunque era una exigencia del PNV en la moción de censura.

Entre el resto de apoyos posibles, Podemos mantiene la idea de que es "difícil" aprobar este techo de déficit. Por el lado del PNV, creen que la nueva senda de déficit permitida por Bruselas es más una cuestión "técnica que política" -quizás avistando nuevas inversiones en los PGE de 2019. ERC también se alineará con el PDeCAT y el Govern -la consellera de Presidencia Elsa Artadi ya explicó que querían saber cómo sacarán adelante la votación, si el PP la tumba. Pero en la Moncloa responden que "nadie aguantará más aquello del razonable"; y que el trámite del Congreso es vital.