Alberto González Amador planta cara a Álvaro García Ortiz. En su declaración como testigo y perjudicado (ejerce la acusación particular) durante el juicio del fiscal general del Estado en el Tribunal Supremo, ha aprovechado las preguntas de su abogado para cargar con dureza contra él: “Para todo el mundo, entre la nota de la Fiscalía y la publicación de email pasé a ser el delincuente confeso del reino de España. Estaba muerto. El fiscal general me había matado públicamente. Me había destrozado. Nadie es consciente del caño que se me ha producido”. “Estoy muerto jurídicamente y socialmente”, ha reiterado a preguntas de la defensa de Álvaro García Ortiz. “Me han arrastrado por toda España como delincuente, no me han tratado como un ciudadano normal”, ha lamentado. “¿No puedo conformar como cualquier ciudadano normal en el anonimato ni puedo pelear como un ciudadano normal?”, se ha preguntado. Y, al final de todo, ha hecho un duro alegato de conclusión que ha sido interrumpido por el presidente del tribunal: “A raíz de la filtración del fiscal general del Estado, me han destrozado la vida. O me voy de España o me suicido. Si esto va a ser siempre así, me escapo”. “Hable con su abogado, que será el que mejor le pueda asistir en esa duda”, le ha espetado Andrés Martínez Arrieta.

 

Asimismo, ha vuelto a esgrimir que, después de la inspección de Hacienda, su objetivo era conseguir un proceso rápido y sin ruido” para que no salpicara a Isabel Díaz Ayuso. Tuvo una conversación con su abogado, Carlos Neira, que le dijo que tenía “dos caminos” para seguir: “O se conforma o se puede pelear”. Aunque él estaba convencido de que “se podía pelear”, optó por la vía que le permitiera pasar más desapercibido para no “perjudicar” a Ayuso: “[Mi abogado me dijo que] si quería ese camino, lo mejor era conformar, que estaba en la orden del día, podía ser una pena mínima y una multa proporcional”, ha señalado. “A partir de allí, les dije que adelante, lo dejé técnicamente en manos de ellos”, ha relatado. Sin embargo, a raíz de la publicación que hizo elDiario.es revelando la denuncia contra él por haber defraudado 350.000 euros, la noticia saltó a la esfera pública. Y el día siguiente se desataron los hechos que han desembocado en el juicio que ahora se está celebrando.

“Nunca participé en ningún correo”

Alberto González Amador ha reconocido que aceptó que su abogado negociara una acuerdo de conformidad y ha admitido que era consciente de que estaban habiendo conversaciones en este sentido. Sin embargo, se ha desvinculado de la redacción del famoso correo del 2 de febrero en el que reconocía dos delitos fiscales, aunque ha avalado la hoja de ruta de su abogado: “Nunca [Carlos] Neira me llamó para decir que iba a mandar un correo. Interpreto que si me quedaba en sus manos, actuaría como correspondería”. “La estrategia la dejo en manos de ellos, [...] jamás participé en ningún correo”, ha insistido.

“Cuando digo que dejé la cuestión técnica a Carlos Neira, lo dejé por completo. Nunca participé en ningún correo, nunca tuve conocimiento del contenido de ningún correo, nunca me mandó él a mí ningún correo”, ha reiterado. Después de la filtración del correo del 2 de febrero, le pidió explicaciones a su abogado, que le verbalizó su sorpresa: “Entiendo tu enfado, pero entiende que estamos en un Estado de derecho y jamás pensé que un correo mío cruzado con la Fiscalía se fuera a filtrar”. Y ha acabado dejando claro que, a día de hoy, no ha visto “lo que es un documento de conformidad” y nunca ha tenido una “conformidad real encima de la mesa”.

¿Cuál fue la comunicación entre él y el jefe de gabinete de Ayuso?

La pareja de Ayuso ha recordado que en mayo de 2022 coincidió con Miguel Ángel Rodríguez, el jefe de gabinete de la presidenta madrileña, en un partido de Champions del Real Madrid en el Santiago Bernabéu y le comentó que le habían hecho una inspección fiscal: “Me parecía oportuno porque, en mi cabeza, yo seguía [pensando] que esto era una cuestión que iban a utilizar para ir contra ella y mi caso no iba a ser como un ciudadano normal”. En cambio, MAR le dijo que no se preocupara, que se hacían muchas inspecciones fiscales y que no pasaba nada. Eso sí, “cuando veía un hito que no era normal”, González Amador “le informaba”.

El 12 de marzo, recibió el pantallazo de un correo del fiscal Julián Salto y se lo remitió a Miguel Ángel Rodríguez: “Yo recibo un pantallazo, que es de mi proceso, informo a quien considero conveniente. Entiendo que es mío y, con la información, la comparto con quien yo considero que lo puedo compartir”, ha justificado a preguntas del abogado del fiscal general del Estado. Eso sí, ha recordado que en su momento le pidió a Rodríguez y a su pareja que no hablaran públicamente de su caso, algo a lo que la presidenta madrileña no accedió: “No es metáis en mi vida y en este tema, es una cuestión que no os atañe. Te entendemos, pero si me hacen una pregunta, no voy a dar la callada por respuesta”, ha apuntado. Además, igual que siempre repite Ayuso, González Amador ha alejado a la presidenta madrileña de sus negocios y de la investigación de Hacienda: “Ella nada tiene que ver con mi empresa y mi negocio”.

El abogado Carlos Neira se responsabiliza del correo: “El contenido lo elegí yo”

El relato del abogado Carlos Neira, que ha declarado a continuación, ha coincidido con lo que ha expresado Alberto González Amador: “Lo que buscaba es la vía más rápida y que causase menos ruido. Con esa premisa le sugerí una conformidad penal. Me autorizó a poner en marcha esa conformidad penal y el cómo y el cuándo lo dejaba a mi elección”, ha verbalizado. “El contenido [del correo] lo elegí yo porque era el más adecuado para agilizar la conformidad penal, no le pedí opinión”, ha añadido.

Otro momento clave fue el 14 de marzo de 2024, después de que el correo del 2 de febrero en el que reconocía dos delitos fiscales se filtrara a la prensa: “Me llamó muy enfadado, porque había visto el correo electrónico en dos medios. Le dije que con quien tenía que estar enfadado no era conmigo, sino con quien ha filtrado ese correo, porque a partir de ahora se había vulnerado de manera irreversible su derecho de defensa”, ha señalado. Finalmente, después de todo lo que pasó, ha reconocido que Alberto González Amador acabó negándose de forma categórica” que no quería una conformidad: “Cuando él lo autorizó, era con la premisa de una vía rápida y silenciosa que ya no existía. No quería conformidad y no se fiaba de la Fiscalía”.