Los periodistas siguen desfilando por el Tribunal Supremo en el marco del juicio del fiscal general del Estado. Son los que informaron sobre el cruce de correos entre el abogado de Alberto González Amador y el fiscal Julián Salto alrededor de las conversaciones para llegar a un acuerdo de conformidad en el caso de presunto fraude fiscal cometido por la pareja de Isabel Díaz Ayuso. Después de que José Precedo, de elDiario.es, asegurara que Álvaro García Ortiz es inocente, negara que le enviara ningún documento y afirmara que vio el correo una semana antes que él, hoy ha sido el turno de Miguel Ángel Campos, de la Cadena SER. Él informó en antena el 13 de marzo a las 21.20 horas de que había sido la defensa de González Amador la que había propuesto llegar a un acuerdo reconociendo dos delitos fiscales (contrariamente a lo que había publicado inicialmente El Mundo).

 

Delante del tribunal y a preguntas de la defensa de González Amador, Miguel Ángel Campos ha relatado que él se activó después de que la presidenta madrileña afirmara falsamente que era Hacienda la que debía dinero a su pareja: “Hablo con una persona y me dice que no es cierto, que es todo lo contrario y que ha iniciado un procedimiento de conformidad”. Le preguntó si tenía alguna prueba y la fuente le invitó para demostrárselo: “Vente y te lo enseño”. Eso era al mediodía. En cambio, el informe de la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil sobre los mensajes de Pilar Rodríguez (la fiscal jefe provincial de Madrid) reveló que ella reenvió a Álvaro García Ortiz el correo a las 21.59 horas procediendo del fiscal Julián Salto. De hecho, en otro momento, a preguntas de la Fiscalía, ha asegurado que su fuente no fue el fiscal general del Estado.

Después de hablar con su fuente por teléfono, él cogió un taxi para ir a verla. Eran las 15.34 horas: “Subo a su despacho y allí efectivamente me muestra en una pantalla de ordenador el famoso correo del 2 de febrero”. Él le pidió que se lo reenviara o se lo imprimiera, pero no le dejó para evitar “dejar rastro” y solo le permitió tomar notas. Acto seguido, él copió íntegramente y textualmente el contenido del correo que Carlos Neira había enviado a Julián Salto. “[El correo] vendría a contradecir la afirmación de la presidenta de la Comunidad de Madrid y obtengo el permiso de publicar sin citar a la fuente y colocando algunos entrecomillados”, ha proseguido Miguel Ángel Campos. “Eso era nuevo, no se sabía que había negociación para un acuerdo de conformidad”, ha añadido. Sin embargo, la fuente hizo marcha atrás: “Cuando regreso con el taxi de camino a la redacción, me llama la fuente. ‘Miguel Ángel, que no, que me meto en un lío, no sé las personas que puedan tener acceso a esto… Que no, que no’. Y, finalmente, no me deja publicarlo”, ha recordado.

Las llamadas de Miguel Ángel Campos para intentar confirmarlo

Acto seguido, Miguel Ángel Campos llegó a la redacción: “Me siento en mi mesa y empiezo a llamar a personas para ver si podía llegar a la misma información que yo había visto, pero a través de otras vías”, ha señalado. Ahora bien, su búsqueda no fue fructífera y no consiguió atar la información. “Cuando llamas a personas que tienen interés en que no salga una información, probablemente ejecuten una maniobra de voladura controlada y revienten lo que estás trabajando”, ha esgrimido. Finalmente, desistió alrededor de las ocho de la tarde porque había quedado con un amigo para ver el partido de Champions del Atlético de Madrid (el mismo que estaba viendo en el estadio el fiscal Julián Salto).

Después de la publicación de El Mundo, Miguel Ángel Campos recibió una llamada de la redacción de la Cadena SER preguntándole por la noticia. Cuando colgó, llamó a su fuente, que no le respondió la llamada, a dos o tres más personas y al fiscal general del Estado. El informe de la Guardia Civil reveló que había habido esta llamada y que había salto el buzón de voz. “Una llamada que no contesta y que no devuelve”, ha recordado el periodista. “[Llamé para] ver si me puede confirmar lo que yo ya sé. Al ver que no me coge el teléfono, no vuelvo a insistir”, ha añadido. Y ha puntualizado que, como él sabía que la información de El Mundo “no era cierta”, la SER publicaría nada hasta que él pudiera “certificar la información” de que disponía.

Finalmente, antes de la once de la noche, consiguió hablar con su fuente y logró convencerla de que le dejara contar el correo que le había exhibido. “Ya estaba publicado, yo entendía que ya no había ningún secreto, yo entendía que el secreto eran las negociaciones por la existencia de un acuerdo de conformidad. Una vez se había revelado la existencia de unas negociaciones de conformidad y de un correo del fiscal al abogado, no había ningún secreto”, ha argumentado el periodista.

Otro periodista obtuvo la información de una “fuente de toda solvencia” de la Fiscalía de la Comunidad de Madrid el día antes de la filtración

Después ha declarado como testigo José Manuel Romero-Salazar, que era subdirector de El País en el momento de los hechos y ahora es subdirector de elDiario.es. Él ha expuesto que tuvo la información sobre la confesión de la pareja de Isabel Díaz Ayuso el día antes de la noticia de El Mundo y de que el correo llegara al fiscal general del Estado. “Mi fuente me dice que el abogado de Alberto González Amador ha presentado un acuerdo de conformidad, reconoce los delitos y se presta a pagar una multa para reducir la pena de cárcel y evitar entrar en prisión”, ha relatado. Ha situado el origen de la información en una “fuente de toda solvencia” de la Fiscalía de la Comunidad de Madrid, que está encabezada por Almudena Lastra. Todo ello pasó el 12 de marzo, el mismo día que elDiario.es adelantó en exclusiva que la pareja de Ayuso había sido denunciado por defraudar 350.000 euros a Hacienda. Por lo tanto, eran más de 24 horas antes de la publicación de El Mundo y de que el fiscal general del Estado pidiera los correos.

El periodista José Manuel Romero llegando al Supremo para declarar como testigo / Foto: Europa Press

“Nunca tuve el correo, tuve la información contenida en el correo”, ha reconocido. Eso sí, ha sido claro sobre la cronología de los hechos que se investigan: “Conocíamos el secreto mucho antes de que el fiscal general del Estado se pusiera a buscarlo”. De hecho, tanto él como otros periodistas de El País presentaron en mayo ante un notario las conversaciones de WhatsApp entre ellos para acreditar que tuvieron conocimiento de la voluntad de llegar a una conformidad antes que lo supiera el fiscal general del Estado: “El País, antes de que el fiscal general pudiera recibir la información, ya estaba ordenando que se publicase que Alberto González Amador había reconocido los delitos”, ha reivindicado José Manuel Romero-Salazar. Asimismo, ha justificado que no lo publicaron cuando lo tuvieron confirmado porque él estaba en “otros frentes informativos” relacionados con el fraude de la pareja de Ayuso: “Intentábamos publicar alguna exclusiva, publicamos una novedad, que el negocio con el que había conseguido dos millones en comisiones era por la venta de mascarillas, avanzábamos una cosa que creíamos especialmente grave”.

El 12 de marzo al mediodía, José Manuel Romero-Salazar habló con Berta Ferrero, que era la número dos de la sección de Madrid, para que encargara a Fernando Peinado que confirmara lo que una fuente suya le había contado: que Alberto González Amador “había admitido su culpa” y quería pagar lo que había defraudado, según ha relatado Berta Ferrero. Él llamó al despacho de Carlos Neira, le envió un correo y un WhatsApp, pero nunca recibió respuesta para poder verificarlo. Y tenían “tantísimos frentes abiertos que siguió con “otras líneas de investigación”. Ferrero y Peinado han declarado como testigos por la tarde y han corroborado la secuencia de los hechos. “Fernando hizo las preguntas esperando una respuesta, no la consiguió y continuamos trabajando en el resto de cosas que teníamos entre manos”, ha recordado Berta Ferrero.