La prensa de Madrid (con la clásica excepción de eldiario.es), toda al mismo tiempo, hace sonar este lunes la alarma: el Mobile World Congress puede marcharse de Barcelona si se repite el "desplante" al Rey. Los titulares en los cuatro diarios impresos son terribles:

mwc llevadas|traídas

Y no sabes lo peor: el apocalipsis está muy cerca. El Confidencial, un digital, concluye: "Ahora es más probable que nunca que el Mobile huya de Barcelona". Este diario, como el resto de sus colegas, sostiene su titular en fuentes anónimas. En este caso concreto se trata de tres "ejecutivos" y una "fuente próxima", todos españoles. Representa que estos cuatro sin nombre, tan seguros, son la voz de todo un sector que se reúne en el Mobile: 108.000 asistentes de 208 países y 2.300 empresas expositoras, que generan 450 millones de euros y 13.000 puestos de trabajo mientras dura la feria, como explica la misma pieza.

La guinda del pastel es el director de El Español, otro digital, para quien "el Mobile es más importante que la autonomía de Catalunya". Ha ido de un pelo que no dijera "más importante que los catalanes".

Nombres y apellidos

En cambio, los ejecutivos con nombre y apellidos que han hablado públicamente sobre la presencia del Mobile en Barcelona dicen, hasta ahora, todo lo contrario. Primeros entre todos, la misma GSMA, la empresa que organiza la cosa, que el 13 de octubre del 2017 ya recordó que tiene un acuerdo "con los socios de la ciudad de Barcelona" hasta el 2023. Atención a la fecha: dos semanas después del referéndum del 1-O y tres días después de la DUI suspendida.

Hay más. "Barcelona es el mejor lugar del mundo para celebrar este acontecimiento", ha remarcado este lunes el presidente ejecutivo de Telefónica, José María Álvarez-Pallete. La ciudad "tiene todos los ingredientes para seguir siendo la capital del Mobile", ha añadido. El consejero delegado de Vodafone en España, Antonio Coimbra, ha recordado el pacto hasta 2023 y que la operadora hará "todo lo que pueda" para que el Mobile se quede en Barcelona.

La polémica en torno al "desplante" a Felipe VI "no nos afecta", ha dicho este domingo Carlos Grau, director general de la fundación Mobile World Capital Barcelona, mientras destacaba el "compromiso firme" de GSMA hasta 2023. Constantí Serrallonga, director de Fira de Barcelona, tampoco ve riesgo. "Que el Mobile continúe en Barcelona depende de si hacemos bien las cosas", ha asegurado. La situación política no tiene una repercusión importante entre los congresistas, según Serrallonga.

Periodismo sincronizado

Todo este jaleo, curiosamente, se desencadena tras la nota que el gobierno español publicó el domingo pasado, donde la Moncloa "deplora la actitud irresponsable y sectaria" y los "menosprecios injustos y mezquinos" de Roger Torrent y de Ada Colau, que no acudieron al besamanos real en el Palau de la Música. Todo "pone en riesgo que Barcelona pueda seguir albergando en el futuro un acontecimiento global de tanta importancia".

Es todo un contraste. Por lo visto, el gobierno español y la prensa madrileña son los únicos que ven peligrar el Mobile. Los únicos que hablan de ello. Los únicos que lo "avisan" y, especialmente en el caso de la prensa, los únicos que transforman el discurso inodoro, incoloro e insípido del Rey en una severa "advertencia". También son únicos en felicitarse de que Felipe VI haya pasado por encima de la situación política y, simultáneamente, interpreten sus palabras como una "advertencia"... motivada por la misma situación política de la que el monarca no dice nada. El presidente Mariano Rajoy hace una cosa parecida. A ver. ¿En qué quedamos?

Este no es el único asunto en que la prensa y el gobierno españoles hacen clic y parecen actuar como un equipo de natación sincronizada o una formación militar.

23-F y 3-O

Uno de los casos más interesantes en este sentido es el relato que presenta el proceso soberanista como un "golpe de estado a cámara lenta" —expresión de Alfonso Guerra que promociona el gobierno español desde el 7 de septiembre— vencido por la real determinación de Felipe VI, a quien el 3 de octubre del 2017 no le temblaron las piernas al pronunciar el discurso conocido como el del A por ellos.

Es un relato paralelo al tótem de la transición, según el cual la democracia española vive y lucha porque Juan Carlos I plantó cara y derrotó a los golpistas del 23-F, también con otro discurso televisado. Hasta ahora, El País es quien mejor ha manufacturado este relato, a manos de un reconocido periodista que, casualidad, antes de volver a El País había sido director de comunicación del BBVA y de la misma Casa Real. Vaya.

El caso del Mobile, seguramente también se trata de otra casualidad. Se hace difícil pensar que diarios tan diferentes se conchaben con el gobierno español y, menos todavía, que se dejen presionar por la Moncloa y adopten un relato único y uniforme, tan bien encajado con la narrativa del proceso soberanista como un golpe de estado en cámara lenta.

En este punto, quizás hay lectores que sospechan que se insinúa lo contrario de lo que se acaba de afirmar. A esta figura retórica se le llama paralipsis: decir que se omite, se pasa por alto o se niega alguna cosa, cuando de hecho se aprovecha la ocasión para llamar la atención sobre esa cosa, o para afirmarla. Por ejemplo, insistir una vez y otra de que el Mobile está muy bien en Barcelona, que no tendría que marcharse... peeeeero quizás gravísimas circunstancias lo ponen en riesgo, cosa que no queremos ni querríamos, incluso para mantenerlo no sería problema cargarse la autonomía, que figura en la Constitución... etcétera. Paralipsis.