Para ajustarse a las medidas del nuevo traje de diplomático, Josep Borrell ha empezado un régimen estricto que pasa por abandonar las declaraciones subidas de tono. El próximo 1 de noviembre empezará a ejercer oficialmente las funciones de jefe de la diplomacia europea, una vez superado el examen de la Eurocámara. El todavía ministro de Exteriores español en funciones se prepara para ocupar un cargo donde las formas son esenciales y para evitar problemas, la solución de Borrell pasa por callar y no responder preguntas sobre temas delicados como Catalunya. Es lo que ha hecho este viernes durante la rueda de prensa posterior a la reunión del Foro Regional de la Unión para el Mediterráneo, que se ha celebrado un año más en Barcelona y en la cual Borrell ejercía de anfitrión.

josep borrell federica mogherini EFE

El contexto se prestaba a opinar: con la publicación inminente de la sentencia contra los líderes independentistas, horas después de la polémica por las declaraciones de la jefe de la Guardia Civil en Catalunya avisando de que, si es necesario, volverán a actuar tal como lo hicieron el 1-O, con las constantes referencias al 155 durante los mítines de precampaña. A la veintena de periodistas que había en la sala de prensa se les ha indicado que Borrell sólo respondería a dos preguntas. Una ha sido sobre Siria. La otra, una sábana sobre todos los temas de actualidad vinculados al procés catalán: si el gobierno del Estado teme por la reacción que pueda haber en la calle y en las instituciones y cómo planean sofocarla, cómo afrontará el impacto que tendrá la sentencia en la imagen de España en el exterior, si se está trabajando para tener a punto la intervención de la autonomía y qué valoración hacía de la coordinación entre Mossos y Guardia Civil.

La respuesta, un largo silencio. Incluso ha invitado a la Alta Representante de la UE, Federica Mogherini, que lo acompañaba en la comparecencia, a que fuera ella quien respondiera. Ante la estupefacción de la sala finalmente ha despachado la pregunta evitando mojarse en nada. "No hemos hablado de estos temas en la reunión, es una reunión sobre el mediterráneo, puedo hablarle de lo que nos lleva aquí, hablar de los problemas del mediterráneo, no está en la agenda ninguno de los asuntos que ha mencionado", ha afirmado Borrell.

Lo único que sí que ha dicho es que una vez asuma su nuevo cargo como alto representante "actuará siempre de acuerdo a los tratados de la UE, con estricto respeto a la legalidad de cada país y la legalidad europea".

Veto a la Generalitat

El Foro por el Mediterráneo es una cita intercontinental que reúne anualmente una cuarentena de ministros de la ribera del Mediterráneo que tiene como objetivo profundizar en la cooperación entre los países miembros, en aspectos clave como pueden ser el cambio climático, las crisis migratorias o el desarrollo económico. Como ya hizo el año pasado, el Gobierno ha vuelto a vetar la presencia del govern Torra-Aragonès. A diferencia de lo que había pasado en ediciones anteriores durante los gobiernos del PP, por segundo año consecutivo el ejecutivo español no ha invitado al encuentro a ningún representante de la Generalitat.

En la intervención inaugural entre sus colegas, Borrell ha expresado cuáles son las principales preocupaciones de la política exterior europea. Es aquí donde ha identificado "los rebrotes populistas y nacionalistas que resquebrajan los valores de la Unión Mediterránea" y ha defendido "las interdependencias" en contraposición con la independencia. Eso sí, sin mencionar en ningún momento el caso catalán.

Precisamente tras él ha tomado la palabra quien todavía ocupa el cargo que ostentará Borrell dentro de tres semanas. Antes de pasarle el relevo, la italiana Federica Mogherini le ha marcado el paso, poniendo el énfasis en la necesidad de que "en una época de confrontación como la nuestra, aunque sea una confrontación regional, es importante explorar las vías de diálogo y los espacios de cooperación". Y ha añadido que "en una época en que prevalece el unilateralismo hacen falta espacios como este".

La de hoy es la cuarta vez que Barcelona acoge un encuentro que, hasta que Borrell llegó al ministerio de Exteriores había contado con la participación de la Generalitat. De hecho, el año 2017, Carles Puigdemont fue el encargado de pronunciar el discurso inaugural. Habló en tres lenguas, catalán, castellano, inglés y francés.