El rey Felipe VI ha certificado hoy el fracaso en la formación de Gobierno, después de entrevistarse con los líderes de los principales grupos políticos, y que ninguno de ellos le comunicara que tenía una mayoría suficiente para ser investido. Esto, después de que Compromís dirigiera por la mañana una última oferta de último minuto, que ha permitido reproducir en menos de 10 horas los mismos argumentos y vetos en las últimas semanas, constatando las dificultades para el diálogo y el pacto en España.

Los valencianos, que sólo cuentan con 4 escaños en el Congreso, ilustraban capacidad de marcarle la agenda al PSOE, presentando una oferta "de mínimos": el Pacto del Pardo. Era un gesto semántico, idea del más joven de los diputados valencianos. Este pasaba por la coalición con las fuerzas de izquierda, Podemos, PSOE, Izquierda Unida, las confluencias y el PSOE, y otras medidas de choque social con que Compromís gobierna con los socialistas en el País Valencià, con el Pacto del Botánico.

Sin desmarcarse de su acuerdo con Ciudadanos, el PSOE respondía que aceptaba 27 de las 30 propuestas, las cuales ya estarían incluidas en el pacto con los primeros. Asimismo, lanzaba una contraoferta. La idea de Ferraz era la de un gobierno monocolor socialista, sustentado con ministros independientes de Podemos y de otras formaciones. En segundo lugar, requería un sí a dos presupuestos generales del Estado consecutivos, y sometería al secretario general, Pedro Sánchez, a una cuestión de confianza en el verano de 2018 para certificar el cumplimiento de sus compromisos.

Las réplicas, por alusiones

Como si esperara órdenes "de arriba", decía discreto el líder de En Comú Podem, Xavier Domènech, que no veía claro el trato. Había rumores de que Podemos podía estar plantándose el acuerdo, y en un momento dado, la investidura veía una pequeña luz al final del bosque. Los comunes confesaban haber leído por encima el acuerdo en el coche, camino de la Zarzuela, aunque las objeciones principales de Domènech eran "el cheque en blanco" para la aprobación presupuestaria, al tiempo que la presencia de Ciudadanos en el acuerdo. "Me temo que sólo es la lucha por el relato", decía Domènech.

La expectativa pinchaba con el presidente de Ciudadanos, Albert Rivera. Este contaba que había visto el texto de Compromís durante la audiencia, y no habría hecho caso. "Tres páginas para gobernar España en cuatro años, con seis partidos, creo que no hace falta decir nada más", se burlaba. Más sutil ha sido a la hora de negarle al PSOE la posibilidad de un gobierno con independientes, que parecía la estrategia de Ferraz para que Rivera levantara los últimos vetos a un ejecutivo con ministros de Podemos. "No voy a entrar en eso, entiendo que lo digan para contentar a Compromís", ha confesado el político catalán.

El bosque de la Casa Real debía ser frondoso, y el secretario general de Podemos, Pablo Iglesias, se ha perdido en el camino hacia la reunión con Felipe VI. Decidido, Iglesias, recordaba la aritmética que todo este tiempo PSOE y C's parecieron obviar. Sin mover un milímetro el clásico veto a la formación naranja, el podemita decía, de nuevo, que la única vía para investir a Sánchez era aparcar a Rivera, y abrazar "el gobierno de izquierdas a la valenciana". Iglesias no estaba dispuesto a un gobierno monocolor, y quería la entrada de las confluencias e IU en un acuerdo con Ferraz.

Sánchez renuncia, Rajoy coalición

El optimismo del PSOE en los últimos tiempos se adentraba en la realidad, aceptando que nunca había tenido una mayoría suficiente para gobernar con C 's. Sánchez ha culpado a Podemos y al PP del "bloqueo" de la política española en los últimos meses. "He dicho al monarca que no cuento con más de 131 escaños y por tanto no tengo apoyos. Ni puedo, ni debo someterme a una investidura", explicaba. "Dije que nunca sería presidente a cualquier precio, y no pactaría con los que quieren romper España", ha añadido. Era su referencia a ERC y Democràcia i Llibertat.

Junto a Podemos, el otro partido que todo el tiempo ha defendido la misma posición es el PP. Su líder, Mariano Rajoy, rechazó por tercera vez ser candidato a la investidura. Tampoco ha ahorrado reproches. Rajoy ha subrayado que el PP hizo una oferta de pacto al PSOE y a Ciudadanos y acusó a Sánchez de negarse al diálogo, desde el primer momento. "Esto no fue posible porque el PSOE no quiso ni hablar. Lo tenemos que corregir de cara al futuro, no es normal que las dos grandes fuerzas del país no dialoguen porque una no quiere", se ha quejado en Moncloa, sonriendo.

Congreso virtual

Después de que el rey Felipe VI constatara el fracaso en la investidura, ha convocado al presidente del Congreso, Patxi López, para oficializar el trámite. López explicó que en su conversación, ambos han coincidido en que "no hay bloqueo institucional, sino desacuerdo político". En este escenario, el decreto de disolución de las Cortes se firmará el 2 de mayo y será publicado el 3. Mientras tanto, así como en el teatro, el atrezzo se mantendrá en forma de Congreso virtual. Esta semana los plenos se seguirán convocando, pero las leyes aprobadas no verán la luz, sin legislatura que se ponga en marcha.

Así, el último acto de la investidura fracasada ha terminado, y en palabras del portavoz del PP, Rafa Hernando, a quien le gustan los símiles teatrales: y to 'pa' na '.