No son mayoritarios, pero sí determinantes para decantar la balanza de cara a la investidura. Los 9 diputados de la CUP o los 8 de los comunes tienen la llave para que Pere Aragonès llegue a la presidencia, porque con el apoyo sólo de Junts no tendría bastante. De hecho, ERC sigue insistiendo que los quiere a todos dentro de un mismo gobierno, un objetivo ahora mismo muy lejos de hacerse realidad. Con esta oferta encima de la mesa, CUP y comunes se han reunido este martes por la mañana para explorar posibles pactos de gobierno. Como ya hicieron en sus respectivas citas con ERC, han constatado que Catalunya ha virado claramente a la izquierda. El Parlament ha pasado de los 61 escaños de los partidos de izquierdas —ERC, PSC, comunes y CUP— a 83.

Ha sido el primer contacto después del 14-F entre las dos formaciones, que han acordado hacer frente común para abordar cuatro objetivos compartidos: combatir la extrema derecha, avanzar hacia un nuevo modelo policial que elimine entre otros los proyectiles de foam, la lucha para garantizar el derecho a la vivienda poniendo el foco en el fin de los desahucios, y un plan de choque ecologista que incluye parar proyectos como BCN World o la prolongación de la C-32 entre Blanes y Lloret.

Más allá de la sintonía en este aspecto, anticapitalistas y comunes han puesto de manifiesto la distancia en el debate nacional. Así, mientras la tesis cupaire es que hay que insistir en la "ruptura democrática", En Comú Podem insiste en la apuesta por el diálogo con Madrid como único camino para resolver el conflicto. Eso sí, las dos partes comparten la reivindicación de la amnistía y el compromiso con el derecho a la autodeterminación.

Durante la reunión, la CUP ha aprovechado para reprochar a los comunes su alianza con el PSOE, a quien consideran "actor necesario para seguir garantizando la unidad de España y los intereses económicos y políticos del régimen". Los anticapitalistas han plantado encima de la mesa el ejemplo más reciente: la negativa de Pedro Sánchez a cumplir la promesa de regular el precio del alquiler. Ante esta constatación, han emplazado a Albiach y compañía a "situarse como un agente clave en la ruptura con el régimen del 78".

Negociación multilateral

El encuentro llega después de que los dos partidos se hayan reunido —por separado— con Esquerra Republicana y con la campaña de fondo que sectores de la izquierda soberanista están haciendo para conseguir que fructifique un gobierno de ERC, CUP y comunes que deje fuera a Junts per Catalunya. Esta alianza, sin embargo, estaría en minoría, ya que sumaría 50 diputados. Dicho de otra manera, sólo podría ser realidad si contara con el sí del PSC o de Junts, o con la abstención de ambos.

En paralelo al bloque independentista, los de Jéssica Albiach están en conversaciones con el PSC. El objetivo que persiguen, un tripartito con socialistas y republicanos, es tan o más inviable que el "Govern del 3-O" al que aspira ERC. Este miércoles se volverán a reunir con la delegación socialista, que mantiene la voluntad de presentar a Salvador Illa a la investidura, aunque no le salen los números por ningún sitio. Esta misma semana, los comunes han advertido al exministro que no cuente con ellos para una investidura fake. Al mismo tiempo, piden a ERC que se olvide de Junts.

Por su lado, la CUP ha puesto como condición para seguir las conversaciones para formar gobierno que se disuelva la Brimo y dimita el conseller de Interior. Así lo ha trasladado en sus respectivos encuentros con ERC y Junts. Los anticapitalistas abren este miércoles un debate con la militancia para plantear si tienen que asumir o no responsabilidades institucionales, entre las cuales estaría la presidencia del Parlament.

A la cita de hoy han asistido Eulàlia Reguant, Pau Juvillà y Xavi Pellicer por parte de la CUP, y David Cid, Candela López, Jordi Martí i Conchi Abellán en nombre de los comunes.