El desafío demográfico y la crítica situación de los fondos públicos amenazan la viabilidad del sistema de pensiones. Es por eso que las pensiones son unos de los debates actualmente se encuentra sobre la mesa en Europa y uno de los que ganará importancia a medida que crezca la población jubilada. De hecho, Francia ya ha anunciado que reformará su sistema de pensiones para aumentar la edad de jubilación de 62 a 64 años. Y es que una de las principales diferencias entre los sistemas de pensiones en Europa es precisamente la edad de jubilación. También lo es la contribución de las finanzas públicas al pago de las pensiones.

En España, las negociaciones entre el Gobierno y los agentes sociales para modificar el sistema de pensiones y garantizar la sostenibilidad son complicadas. De momento, se ha planteado ampliar de los 25 a los 30 años los años de cotización que se tendrán en cuenta para calcular la pensión, pudiendo escoger los 28 mejores. También se ha contemplado la posibilidad de subir el límite de las bases máximas de cotizaciones y ampliar más años el mecanismo de equidad intergeneracional (MEI). Estas medidas, según Bruselas, ya van tarde, porque se tendrían que haber tomado ya el 31 de diciembre pasado.

Los sistemas de pensiones de los países de la UE

Los sistemas de pensiones en los países de la Unión Europea (UE) se fundamentan, principalmente, en dos pilares. El primero es el público, es decir, las contribuciones de los trabajadores. Y el segundo es el fondo para la jubilación que estos van llenando a lo largo de su vida laboral. Según explica el experto en pensiones y profesor de la Copenhagen Business School Svend E. Hougaard Jensen, la diferencia entre los países europeos es el peso que tiene cada uno de estos dos pilares en el sistema.

En los países del norte de la UE, como por ejemplo Dinamarca, Finlandia o los Países Bajos, el segundo pilar es muy importante. En cambio, en países como Italia, Francia o Alemania es casi residual. Se trata de un fondo promovido en el marco de la empresa orientado a ahorrar para la jubilación. Las contribuciones las puede hacer íntegramente el trabajador o también puede ser que la empresa también aporte. A pesar del rechazo social que puede generar la reforma del sistema de pensiones, Jensen cree que es "absolutamente necesaria" para garantizar la "sostenibilidad" de las finanzas públicas.

Con el fin de no reducir el poder adquisitivo de los jubilados, el académico apuesta por incrementar la edad de salida del mercado laboral tanto como lo hace la esperanza de vida. "Es un mensaje clave que tenemos que transmitir. Ya esté en Italia, España, Alemania o donde sea", remarca. Ahora bien, Hougaard Jensen considera que hay que establecer diferentes edades de jubilación según la categoría del trabajador. "Es una cuestión muy controvertida", reconoce, pero defiende que los trabajadores con trabajos más físicos se puedan jubilar antes. "Tener una edad de jubilación uniforme puede hacer que sea muy pronto para unos y muy tarde para otros", señala. Esta medida, además, considera que puede hacer más "aceptable públicamente" el incremento de la edad de jubilación.

Por otra parte, el profesor concluye que es necesario que los países que basan su sistema de pensiones en la parte pública incentiven el segundo pilar, el de los fondos en que los trabajadores ahorran a lo largo de su vida laboral. Eso permitirá, según él, aligerar la presión sobre las finanzas públicas.

El sistema de pensiones español

El sistema español está basado en el principio de reparto y todos los trabajadores contribuyen a una "caja única" a través de la cotización. La edad de jubilación legal estaba fijada en 65 años, pero está aumentando progresivamente y se prevé que llegue hasta los 67 años en el 2027. Este año también se incrementará hasta los 38 años y seis meses el mínimo de años cotizados para poder jubilarse. Actualmente, hacen falta 37 años y nueve meses de cotización mínima, pero esta cifra es transitoria.