La nueva plataforma política de izquierdas que impulsa la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, ha quedado en un segundo plano. Las negociaciones entre Barcelona en Comú, ICV, Podemos y EUiA tendrán que esperar hasta septiembre para acelerarse, una vez haya habido ya la posibilidad de constituir un gobierno en el Estado.

El calendario se ha ido aplazando a causa del imprevisto contexto político. La presentación de la propuesta, el 25 de enero en el Pati Llimona, llegó en un momento en que con la investidura catalana resuelta, y las elecciones generales superadas, se esperaban tiempos de tranquilidad para empezar a gestar el nuevo sujeto jurídico. Pero no fue así.

Las negociaciones para formar un gobierno a nivel español, las trabas de la Mesa por un grupo propio en el Congreso, y la final deriva hacia nuevos comicios, han sido los principales dilatadores. Así, el equipo de Barcelona en Comú, principal responsable de la fórmula de En Comú Podem, ha vivido de manera muy intensa la legislatura más corta de la democracia española.

Buena parte de la intensidad ha venido derivada de una de sus propuestas eje: el referéndum. Los confluentes han tenido que defender el derecho a decidir en un panorama de veto del PSOE, renuncia de Compromís, e idas y venidas de los líderes morados sobre si era o no un “tótem”. En este sentido, se involucraron en una serie de conversaciones con el PSC de Miquel Iceta para tratar de convencerlos con una fórmula que se adaptara a la legalidad constitucional, que finalmente fue rechazada.

Crisis municipal y Podem

En Barcelona, las conversaciones para los nuevos presupuestos de la capital catalana y la incorporación de otras fuerzas en el equipo de gobierno ha monopolizado los esfuerzos de Ada Colau. Su círculo más estrecho, en el que está el primer teniente de alcalde, Gerardo Pisarello, ha tenido que invertir horas y horas para acabar convenciendo a la CUP para que facilitara la aprobación de las cuentas para el 2016. Más tarde, con todo de cara, ha tenido que cerrar los últimos flequillos con el PSC, y ahora se encuentran inmersos en plena votación telemática de los inscritos a la confluencia para validar su entrada.

Al margen de la situación en el ayuntamiento, en los tempos también ha influido la crisis interna en el sí de Podem. Con una dirección interina desde octubre, cuando la secretaria general Gemma Ubasart decidió dimitir, la convocatoria de primarias se ha ido retrasando. El hecho es que sin unos liderazgos renovados es imposible afrontar y culminar la creación de un nuevo sujeto en el que ellos se integren, dado también el hecho de que para ser totalmente catalán tendrían que constituirse como sujeto jurídico diferenciado de Podemos.

Dibujando el espacio

Los contactos han existido y el plenario de BComú tiene abierto el melón desde el 20 de febrero, cuando dio luz verde a la idea con el emplazamiento que se hiciera “desde abajo y sin siglas de partidos políticos”. Pero la idea inicial, abanderada por los sectores de Guanyem Barcelona, de disolver las formaciones para fusionarlas bajo este nuevo actor acabó cayendo ante el contundente rechazo de ICV, Podem y EUiA.

Ni desaparición de golpe ni progresiva. “Creemos que hace falta una ICV fuerte, una EUiA fuerte, un Podem fuerte, un Guanyem fuerte. Que todos estemos lo más sanos, positivos y propositivos posibles hará una plataforma más fuerte”, explicaba la coordinadora ecosocialista, Marta Ribas, a El Nacional. “Cada uno tiene sus ritmos, la composición sociológica, su votante, su identidad, incluso cromática,” argumentaba Raimundo Viejo.

A pesar de todo, hay coincidencias. Si bien todos los actores destacan que hay cosas de Barcelona en Comú que “no han funcionado”, comparten que el espacio tiene que evitar las cuotas, es decir que los cargos de responsabilidad sean asignados en función del reparto entre siglas políticas.

Uno de los otros elementos es la militancia externa a los partidos. De la misma manera que en la capital catalana, tener un censo de inscritos del espacio, que tengan voz y voto, es decir, poder de decisión. El objetivo es conseguir implicar independientes, movimientos, asociaciones de todo tipo, que puedan ayudar a conseguir lo que desde el ámbito alternativo se denomina “el asalto a las instituciones” o en este caso particular “el asalto al Govern de Catalunya”.