Un informe del Parlamento Europeo ha identificado once lenguas que, como el catalán, están reconocidas oficialmente a escala estatal o subestatal en los Estados donde se hablan, pero no disfrutan de la oficialidad en la Unión Europea. La investigación, que se ha recogido en un documento en el cual ha tenido acceso la ACN, señala que el aranés, el turco, el luxemburgués, el feroés, el groenlandés, el frisón, el papiamento y el valenciano -que diferencian del catalán- disfrutan de un reconocimiento “similar” al del catalán, el vasco y el gallego. El informe lo ha elaborado el Servicio de Investigación de la Eurocámara para el Grupo de Trabajo Lenguas de los Ciudadanos y Servicios Lingüísticos, del que forman parte los eurodiputados Esteban González Pons (PP) y Javi López (PSC).
Este grupo de trabajo solicitó que se seleccionaran las lenguas de acuerdo con el criterio de “representación”, es decir, la proporción de la población que habla una determinada lengua, pero también según otros criterios como el reconocimiento constitucional u oficial en el estado miembro en que se habla o el uso de la lengua en los parlamentos estatales o subestatales. Serán los eurodiputados del grupo los encargados de elaborar una propuesta sobre la viabilidad del uso de las tres lenguas en el plenario en la Mesa de la cámara.
Fue la presidenta del Parlamento Europeo, Roberta Metsola, quien pidió a los eurodiputados que estudiaran la viabilidad económica, jurídica y logística de permitir el uso de las tres lenguas cooficiales del Estado español en el plenario europeo después de que el ministro de Exteriores, José Manuel Albares, le hiciera llegar en septiembre una carta en la que le pedía que hiciera efectivo el uso del catalán, el vasco y el gallego en la cámara.
El caso catalán, en el aire
Fuentes parlamentarias afirman a la ACN que el informe demuestra que no existen lenguas en Europa similares al caso de las tres lenguas cooficiales del Estado. Es decir, que cumplan con los siguientes criterios: que se puedan hablar en el parlamento estatal; que ya tengan acuerdos con algunas instituciones europeas; que un estado miembro quiera pedirlas como oficiales; o que sean habladas por millones de personas. Otras fuentes próximas al grupo de trabajo consultadas por el medio señalan lo contrario y alertan de que el documento evidencia que la oficialidad del catalán, el vasco y el gallego daría pie a muchas otras lenguas minoritarias que no están reconocidas en la UE.
Los regímenes lingüísticos en la UE
El informe también identifica seis regímenes lingüísticos existentes en la Unión Europea, entre los que hay el caso de los Estados miembros que tienen una sola lengua oficial en todo su territorio y permiten el uso de otras lenguas de forma “muy limitada”, como por ejemplo, en la emisión o presentación de documentos en los tribunales. En esta categoría, el Servicio de Investigación de la Eurocámara incluye a Estonia, Francia y Bulgaria, que solo tienen una lengua oficial, así como Letonia, donde el latgaliano y el livonio están protegidos, pero no tienen estatus de lengua oficial. También entrarían en esta categoría los regímenes lingüísticos de Hungría, donde diferentes idiomas como el alemán, el búlgaro o el polaco están protegidos, pero solo el húngaro es oficial.
El informe también identifica el caso de los Estados miembros que reconocen más de una lengua oficial en todo su territorio estatal, como Chipre (griego y turco), Irlanda (irlandés e inglés) y Malta (maltés e inglés). En Luxemburgo, hay también tres lenguas oficiales, que se diferencian por su uso (francés para la legislación vinculante y el luxemburgués y el alemán para la administración y los procedimientos judiciales). Y, en Finlandia, el sueco y el finés son idiomas oficiales.
Además, hay el caso de los Estados miembros, que, como España, tienen un idioma oficial en todo el país y, además, reconocen otras lenguas —catalán, vasco y gallego— como oficiales en el ámbito autonómico. Se trata de casos en los que lenguas oficiales a escala regional o local disfrutan de protección “constitucional o casi constitucional”, como pasa en Bélgica con el francés, el neerlandés y el alemán, o en Eslovenia donde, además del esloveno, también el húngaro y el italiano están reconocidos como lenguas oficiales en los territorios donde se hablan.
Otro régimen identificado es el de Eslovaquia, donde la legislación permite utilizar una lengua minoritaria —como el búlgaro, el croata o el alemán— en comunicaciones oficiales con las autoridades donde la población minoritaria representa, al menos, un 15% de la población local. También pasa en Rumanía o en Polonia, donde lenguas minoritarias habladas por al menos un 20% de la población local pueden hacerse servir en los trámites con las autoridades.
La particular norma croata para oficializar una lengua
El texto recoge que en Croacia existe una norma particular que otorgaría el estatus de lengua oficial a una lengua minoritaria si esta es hablada por, como mínimo, una tercera parte de la población local “en unidades regionales o locales de gobierno”, es decir, en administraciones como ayuntamientos o diputaciones. Si este umbral se alcanzara, pasarían a ser lenguas oficiales de los territorios de Croacia en cuestión el serbio, la lengua rutena y el romaní.
Aparte, el texto también apunta que en “territorios definidos” de algunos Estados miembros “se permite oficial y legalmente el uso de idiomas específicos en los trámites con la administración, aunque no tengan el estatus de lengua oficial en estos países”. Es el caso del bajo alemán, el frisón y el sorabo en Alemania y del meänkieli o las lenguas sami en Suecia.