Sí, sí, ya sé que no es habitual que la gente vaya explicando en un artículo a quién vota y a quién deja de votar. Y mucho menos ahora. Pero servidor de usted ha decidido romper la norma porque creo que es muy conveniente para situar el debate en el lugar que le corresponde. Que no sé dónde está, pero es una frase que siempre te hace quedar bien. Antes permítame que le argumente los motivos por los cuales he decidido votarlos precisamente a ellos. Y a ellas. Y no a otros. Ni a otras.

En primer lugar porque están en el centro del debate político. ¡Ojo! No estoy diciendo que sean de centro sino que son el centro. Por ellos pasa todo. Absolutamente todo. No hay tema sobre el cual no acaben interviniendo. Y de manera resolutiva y efectiva. Sin manías. Porque en este momento ellos (y ellas) marcan la actualidad de forma permanente, pero también son el poder. El poder de verdad. El poder verdadero.

Porque ellos (y ellas) toman las decisiones que afectan realmente a nuestra vida. Ponen y quitan candidatos, dicen cuáles son los temas sobre los cuales podemos hablar o no, deciden qué actividades culturales podemos hacer y cuáles no y deciden quién tiene que poder votar y se desentienden de quien no merece que le hagan caso en sus quejas. Son los (y las) que mandan. Y punto.

Para no extenderme excesivamente citaré como prueba demostrativa de este poder ilimitado y omnipresente sólo noticias sucedidas durante las últimas 24 horas:

La Junta Electoral Central (JEC) deniega la petición de Esquerra Republicana para que Oriol Junqueras sea candidato a pesar de no estar inhabilitado y Junqueras recurre la decisión. El Tribunal Constitucional verá los incidentes de ejecución presentados por el Gobierno contra una moción presentada por la CUP en el Parlament. El Tribunal Supremo ordena a la JEC que garantice a los miembros del CNP desplazados a Catalunya su derecho a poder votar, cosa que nunca ha sucedido cuando quien no puede votar son miles de catalanes y españoles residentes en el extranjero. La Junta Electoral de Manresa rectifica y permite que se celebre el encuentro de gegants de Sant Joan de Vilatorrada que previamente había prohibido porque "interfería en la jornada electoral". La Audiencia Nacional filtra el sumario del Caso CDR en plena campaña electoral. El Supremo deja sin efecto tres multas de 3 mil euros impuestas al president Carles Puigdemont y al conseller Toni Comín. El juez Llarena tiene que ampliar la documentación enviada a la justicia del Reino Unido en relación a la euroorden contra la consellera Clara Ponsatí porque la enviada hasta ahora es insuficiente y el Reino Unido tramita la euroorden. JuntsxCAT presenta una denuncia contra Josep Borrell por haber ordenado al cónsul de España en Escocia actuar contra parlamentarios catalanes. El abogado de Jordi Sànchez, Jordi Turull y Josep Rull ha presentado el incidente de nulidad al Tribunal Supremo para que revoque la sentencia del juicio contra el independentismo y que les impide a todos ellos desarrollar su actividad política. Y finalmente, una cosa que no ha sucedido: hasta pasadas las elecciones no se hará pública la sentencia por el caso de los ERE, que podría llevar a prisión por corrupción a dos expresidentes andaluces del PSOE.

Queda claro, pues, que mi voto es para la justicia y así lo manifiesto públicamente. Creo que, ya que mandan, al menos que sea porque los hemos votado. Pero es que, además, quizás esta es la manera que la política vuelva a la política. Si hasta ahora votamos a políticos y quienes deciden sobre la política son jueces y tribunales diversos con intervención de la Fiscafina, quizás votando a la justicia la gente empiece a recurrir a la política para solucionar las cosas. Llámeme optimista.