Los que siempre han tenido a Mazda como una de sus marcas de referencia saben muy bien que el fabricante japonés siempre se ha caracterizado por tener su propia hoja de ruta y no seguir en muchos casos las tendencias del momento.

Si bien es cierto que saben en Mazda que tampoco pueden desviarse demasiado y correr riesgos innecesarios que podrían acabar provocando una caída importante en sus ventas, sí que la marca ha tomado en los últimos tiempos una serie de decisiones que enfatizan ese espíritu quizás rebelde del fabricante.

 

Y el mejor ejemplo en este caso es el nuevo CX-60, un SUV de grandes dimensiones que se sitúa por encima del CX-5 y que tiene la particularidad de haber llegado al mercado con un tipo de mecánica por la que cada vez menos marcas están apostando: un moto diésel.

No es que sea ningún secreto que este tipo de motores van a la baja en cuanto a ventas, entre otras cosas porque son un tipo de motor que están en el punto de mira de las autoridades por su contaminación. Además, cabe tener en cuenta que, especialmente en ciudad, los híbridos auto recargables son capaces de lograr también muy buenos consumos.

El Mazda CX-60 tiene un consumo muy bajo pese a su potencia

Pero cabe tener en cuenta que los diésel no son motores pensados para la ciudad, sino más bien lo contrario, son motores pensados y diseñados para sacar su mayor rendimiento y eficiencia a altas velocidades en autopistas y autovías a velocidades sostenidas.

Y ahí es donde el Mazda CX-60, con su motor diésel con 6 cilindros en línea y nada menos que 3.3 litros de cubicaje que desarrolla 254 CV de potencia consigue lograr unos consumos de menos de 5,5 litros a los 100 kilómetros, consumos mucho más bajos que los que logran muchos motores de gasolina mucho menos potentes y mucho menos pesados que este enorme SUV.

 

Además, en Mazda han optado por dotarlo de un sistema de micro hibridación ligera para poder así lucir la etiqueta ECO de la DGT y moverse sin problema por entornos urbanos pese a que no sea el mejor terreno de juego de esta mecánica.

Un modelo pensado para los conductores que realizan muchos kilómetros al año y la mayoría de éstos son a altas velocidades en autopista o autovía, donde el diésel, por mucho que sea un motor ya más que condenado, sigue siendo la mejor opción en cuanto a eficiencia.