El Renault Arkana se despide del mercado europeo tras una trayectoria marcada por un ascenso rápido y un ocaso igualmente pronunciado. Presentado inicialmente en 2018 para mercados emergentes, el modelo encontró una inesperada aceptación en Europa gracias a su formato SUV coupé, una fórmula poco habitual en el segmento generalista. Su diseño distintivo, basado en una línea de techo descendente y proporciones deportivas, le permitió diferenciarse del resto de la gama y atraer a un público que buscaba una alternativa estética dentro de un mercado saturado de SUV convencionales.

Sobre la plataforma del Captur y con una gama de motores híbridos y microhíbridos, el Arkana logró un equilibrio entre estilo, eficiencia y habitabilidad. Sin embargo, tras unos años de buen rendimiento comercial, la marca ha decidido cesar su producción definitivamente a finales de 2026. El modelo ha desaparecido ya de varios configuradores en países europeos, lo que anticipa una retirada escalonada. Renault no ha confirmado públicamente su final, pero la falta de renovación estética y tecnológica lo sitúa fuera de la nueva estrategia industrial del grupo.

 

En este contexto, el nuevo Renault Symbioz asumirá el papel comercial que dejará libre el Arkana. A diferencia de su predecesor, el Symbioz adopta un enfoque más clásico en términos de diseño, ajustándose a los criterios actuales de racionalización de la gama. La convivencia del Arkana con el Captur, ambos en dimensiones y precios similares, generaba redundancias que Renault ha optado por eliminar, priorizando una oferta más clara y segmentada.

El final de un ciclo sin relevo directo

Lo que llama especialmente la atención es que Renault haya decidido no ofrecer una segunda generación del Arkana ni siquiera en formato reinterpretado. A diferencia de otros modelos que se han adaptado al nuevo lenguaje de diseño del grupo, como el Rafale o el nuevo Scenic, el Arkana queda fuera del proceso de actualización. Esto evidencia un cambio de prioridades dentro de la marca, centrado en electrificación y simplificación de la oferta.

En este sentido, será Dacia quien asuma parte del espacio que deja libre el Arkana, aunque desde otra óptica. La marca rumana prepara un nuevo SUV compacto basado en el Bigster, que se convertirá en su modelo tope de gama y que ofrecerá una opción más asequible para los clientes que busquen un vehículo de tamaño generoso sin recurrir a marcas tradicionales del segmento medio.

A corto plazo, el Arkana continuará a la venta hasta agotar las unidades ya fabricadas, especialmente en mercados como el español. Su retirada marca el final de una propuesta valiente que, aunque exitosa en su lanzamiento, no ha logrado consolidarse como una referencia permanente. Cabe destacar que su concepto, entre lo aspiracional y lo accesible, anticipó tendencias que luego fueron adoptadas por otros fabricantes, pero la falta de evolución y encaje en la estrategia actual lo ha relegado a una salida inevitable.