El tradicional sello en el pasaporte desaparecerá pronto. El Estado español ha empezado a probar el nuevo sistema de control fronterizo automatizado de la Unión Europea, que registrará el rostro y las huellas dactilares de todos los viajeros extracomunitarios que entren o salgan del espacio Schengen. El objetivo es agilizar los trámites, reforzar la seguridad y, sobre todo, luchar contra la inmigración irregular. El Sistema de Entrada y Salida (EES, por sus siglas en inglés) sustituye el sello físico por un registro digital de datos biométricos. El primer vuelo que lo pone a prueba llega este domingo a primera hora al aeropuerto de Madrid-Barajas, donde se han instalado quioscos electrónicos para escanear el pasaporte, tomar la fotografía facial y las huellas de cuatro dedos de cada viajero. Los controles continuarán bajo la supervisión de la Policía Nacional, mientras que la Guardia Civil mantiene sus competencias en materia de contrabando y delitos fiscales.
El sistema se irá implementando de manera progresiva en los aeropuertos, fronteras terrestres y puertos marítimos hasta que sea plenamente operativo el 10 de abril de 2026. El Ministerio del Interior ha invertido 83 millones de euros para adaptar los 81 puntos fronterizos españoles que forman parte del espacio Schengen. Durante estos meses de pruebas, el nuevo sistema coexistirá con el sello manual, que desaparecerá definitivamente cuando la base de datos europea funcione a pleno rendimiento.
¿Quién tendrá que registrarse?
El SES se aplicará a viajeros de países terceros que accedan a la UE para estancias de hasta 90 días dentro de un período de 180. Los ciudadanos europeos, residentes legales y titulares de visados de larga duración están exentos. Los menores de 12 años solo deberán ser fotografiados, sin recogida de huellas. En el caso de los viajeros con visado, el sistema solo guardará la imagen facial y los datos del pasaporte, mientras que a los que no lo necesitan se les tomarán también las huellas dactilares.
Control más preciso contra la irregularidad
El nuevo registro digital permitirá controlar con precisión las entradas y salidas y detectar automáticamente a las personas que superen el tiempo máximo de permanencia autorizado. Hasta ahora, este control se hacía de manera manual y sin datos exactos, lo que dificultaba conocer el número de personas que se quedaban en Europa de forma irregular. Según datos del Ministerio de Inclusión y Migraciones, cerca del 94% de las estancias irregulares en España provienen de viajeros que entraron legalmente, pero permanecieron más tiempo del permitido.
Los datos que recoge el sistema —nombre, pasaporte, imagen facial, huellas y fecha y lugar de entrada o salida— se conservarán durante tres años y podrán ser consultadas en tiempo real por las autoridades de todos los países Schengen. La Comisión Europea defiende que esta base de datos reforzará la lucha contra el terrorismo, el crimen organizado y la usurpación de identidad, además de facilitar el retorno de personas en situación irregular.
A pesar de ello, varios expertos en privacidad y derechos digitales han alertado de los riesgos de acumular información biométrica tan sensible en un sistema centralizado. La Agencia de Derechos Fundamentales de la UE pide medidas de protección efectivas y transparencia en la gestión de los datos para garantizar que los viajeros sean tratados con dignidad y respeto. Bruselas asegura que el sistema cumple el Reglamento General de Protección de Datos (RGPD) y que los datos solo se utilizarán para los fines previstos. El SES forma parte del paquete europeo de fronteras inteligentes, que incluye también el futuro Sistema Europeo de Información y Autorización de Viajes (ETIAS), previsto para finales de 2026.