La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, ha asegurado este lunes desde el G-7 en el Canadá que Israel “tiene el derecho a defenderse” y ha calificado Irán como “la principal fuente de inestabilidad en la región”. Von der Leyen ha remarcado que Irán “no puede tener nunca un arma nuclear” y ha expresado la preocupación de la Unión Europea por el programa nuclear y de misiles balísticos iraní. “Una solución diplomática sigue siendo la mejor manera a largo plazo para hacer frente a las preocupaciones sobre el programa nuclear de Irán”, ha afirmado paralelamente, reiterando el compromiso de la UE con una solución negociada y duradera.
Von der Leyen ha explicado que ha hablado con el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, a raíz de los bombardeos entre los dos países, y le ha reiterado el compromiso de Europa “con la paz y la estabilidad en el Oriente Próximo”. También ha advertido que la Unión Europea permanecerá “vigilante” ante las posibles implicaciones de la escalada bélica en los mercados energéticos internacionales, y ha apuntado que, junto con el presidente Donald Trump, están de acuerdo en “coordinarse” para proteger la estabilidad de los mercados.
Occidente lo tiene claro: “Gestión diplomática” pero Irán es el enemigo
El presidente del Consejo Europeo, António Costa, ha subrayado también que “no se puede permitir que Irán desarrolle armas nucleares” y ha insistido en que el conflicto “se tiene que abordar por medios diplomáticos”. “El papel del G-7 es esencial. Es el momento de dar espacio a la diplomacia y de aportar una oportunidad para reducir la escalada entre Israel e Irán”, ha afirmado. Ante la escalada bélica entre Teherán y Tel Aviv, la alta representante para la Política Exterior de la UE, Kaja Kallas, ha convocado para el martes una reunión telemática de urgencia con los ministros de Exteriores de la UE para “coordinar esfuerzos diplomáticos” e intentar poner freno a los ataques, remarcando que la diplomacia tiene que prevalecer.
El ataque a gran escala iniciado por Israel el viernes contra objetivos nucleares en Irán ha dejado a al menos 224 muertos y más de 1.200 heridos, según fuentes oficiales iraníes, incluyendo altos mandos militares. El domingo, las Fuerzas de Defensa de Israel lanzaron una nueva oleada de ataques contra objetivos iraníes con el objetivo de “desmantelar la capacidad de producción de armas del régimen iraní”. Irán, que recordemos que asegura que su capacidad nuclear tiene “fines civiles”, ha respondido con nuevos ataques que han provocado cerca de una decena de muertos a Israel y numerosos heridos, así como escenas de caos y destrucción en ciudades como Tel Aviv. El ministro de Defensa israelí, Israel Katz, ha advertido que los habitantes de Teherán “pagarán pronto el precio” de los últimos ataques iraníes.
La crisis entre Israel e Irán ha marcado la agenda del G-7 al Canadá, con los líderes mundiales divididos y sin previsión de emitir un comunicado conjunto al final de la cumbre, rompiendo la tradición habitual. La situación ha generado preocupación por el impacto en los mercados energéticos y la seguridad global, mientras la Unión Europea insiste en la necesidad de dar una oportunidad a la diplomacia y evitar una escalada todavía mayor del conflicto. Así, la cuerda de la paz perpetua en la cual Occidente hace tiempo que se aferra ingenuamente se tensa todavía un poco más, dejando así claro que la situación geopolítica mundial está para cambiar, y no precisamente para allanarse, sino probablemente para atomizarse.