Kirill Chistyakov era un soldado ruso de solo 19 años. Fue uno de los primeros enviados por el Kremlin cuando el presidente ruso, Vladímir Putin, empezó la invasión a gran escala de Ucrania, en febrero del 2022. A pesar de ser uno de los primeros soldados en perder la vida en esta guerra, Chistyakov no ha sido enterrado hasta este mes de abril en la localidad de Petrozavodsk, una ciudad de 235.000 habitantes en la república de Karelia.

Tal como explica el The Moscow Times, Irina Chistyakova, la madre del soldado, lloraba desconsolada mientras la guardia militar disparaba tres ráfagas de fusil y los sacerdotes locales entonaban una oración. Los que vinieron a despedirse de Chistyakov también lloraban y llevaban los claveles que tradicionalmente se colocan en las tumbas.

Chistyakova había estado intentando desesperadamente encontrar a su hijo durante dos años después de que desapareciera en combate en el municipio de Mala Rohan, en la región de Járkov. Las fuerzas rusas ocuparon el municipio durante 20 días en marzo de 2022 y la utilizaron como punto militar para disparar contra la ciudad de Járkov.

Aunque no hay información pública sobre cómo murió Chistyakov, Mala Rohan se convirtió en un lugar de intensos combates y Ucrania recuperó el control del municipio a finales de marzo. Este mes, las organizaciones de derechos humanos instaron una investigación sobre las acusaciones de abusos aparentes por parte de las fuerzas ucranianas contra combatientes rusos capturados que supuestamente tuvieron lugar en Mala Rohan, destaca el mismo diario.

La ilusión de los soldados rusos

Desde pequeño, Chistyakov soñaba con ser soldado: ingresó en una escuela militar de cadetes para niños y se graduó con honores. Cuando cumplió 19 años en 2021, Chistyakov se unió al ejército como recluta, cumpliendo el servicio obligatorio para los hombres elegibles para el servicio militar. De hecho, había firmado un contrato militar en noviembre de aquel año, dijo su madre, sin esperar que lo enviarían al campo de batalla en tres meses. Poco antes de la invasión, le dijo a su familia que él y sus camaradas serían enviados a ejercicios militares en la región de Kursk para proteger la frontera y que no tendrían comunicación durante aproximadamente un mes. "Ni siquiera sabían por qué iban a Ucrania. No tenían idea", dijo su madre en una entrevista en 2022.

La última vez que Chistyakov llamó a su familia fue poco después del inicio de la invasión desde un número de teléfono ucraniano. Desde entonces, tal como recoge el rotativo, su familia lo ha buscado sin descanso. Su madre lo buscó incluso en morgues rusas. Finalmente, habló con un prisionero de guerra ruso liberado que le dijo que su hijo estaba secuestrado en Ucrania. Más tarde supo que este soldado se había confundido. Los restos de Chistyakov fueron identificados como los del último mes, mediante pruebas de ADN, dijo la madre y recoge el The Moscow Times.