El Teatro Dramático de Mariúpol, destruido en 2022 durante un ataque aéreo ruso mientras cientos de civiles se refugiaban en él, está previsto que reabra sus puertas a finales de este mes. Las autoridades rusas que controlan la ciudad ocupada han presentado la reconstrucción como una muestra de normalidad y recuperación, pero antiguos miembros de la compañía y residentes desplazados denuncian que se trata de un gesto profundamente cínico, tal como explica un artículo del diario británico The Guardian.

El edificio, reconstruido casi desde cero a lo largo de los últimos dos años, volverá a acoger representaciones con una obra basada en un cuento popular ruso, La flor escarlata. En un comunicado, la dirección actual del teatro asegura que “el teatro renace junto con Mariúpol” y reivindica el regreso de los clásicos rusos y soviéticos al escenario.

Sin embargo, para muchos antiguos trabajadores del teatro, la reapertura supone una falta de respeto a las víctimas del ataque. Evgeny Sosnovsky, fotógrafo vinculado durante años al teatro y que abandonó la ciudad tras la ocupación rusa, considera que el espacio debería ser un memorial. “No hay otra palabra que lo defina mejor que cinismo”, afirma a The Guardian. “Allí murieron vecinos de Mariúpol, no debería ser un lugar de entretenimiento”.

El bombardeo del teatro, un episodio clave de la guerra

El bombardeo del teatro es uno de los episodios más emblemáticos de la guerra en Ucrania. El edificio fue atacado a pesar de que en el exterior se podía leer claramente la palabra “niños”, pintada para advertir de la presencia de menores. Oficialmente, se han confirmado al menos una docena de muertos, pero diversas fuentes apuntan a que la cifra real podría ser mucho más elevada.

Rusia niega haber bombardeado el teatro y mantiene que la destrucción fue causada por una explosión interna. Sin embargo, investigaciones independientes y organizaciones como Amnistía Internacional concluyen que el ataque fue provocado por bombas aéreas rusas y que podría constituir un crimen de guerra.

Imágenes antes del ataque con la palabra "niños" escrita en ruso / Europa Press

Algunos antiguos actores, como Vira Lebedynska, han rechazado colaborar con el nuevo proyecto. Actualmente establecida en el oeste de Ucrania, forma parte de un grupo de profesionales que han creado un “teatro en el exilio” y han llevado por Europa una obra basada en los hechos vividos en Mariúpol. “Fue muy duro revivirlo, pero entendí que era mi responsabilidad explicar al mundo qué pasó”, asegura. Otros miembros de la compañía, sin embargo, han optado por quedarse en la ciudad y trabajar con las nuevas autoridades. Según Sosnovsky, muchos defienden que el arte debe quedar al margen de la política, una postura que genera división entre los antiguos trabajadores.

Plan de reconstrucción de Rusia para Mariúpol

La reapertura del teatro se inscribe en un ambicioso plan de reconstrucción impulsado por Rusia en Mariúpol, que convive con denuncias de confiscación de propiedades. Según The Guardian, más de 12.000 viviendas han sido declaradas “sin propietario”, hecho que afecta a miles de residentes que huyeron o murieron durante el asedio. Para muchos, el regreso es imposible sin aceptar la ciudadanía rusa, una condición que rechazan.

Para las víctimas y los desplazados, el nuevo teatro no simboliza un renacimiento, sino una herida abierta que aún está lejos de cicatrizar.