Marruecos está muy interesado en la tecnología militar israelí para consolidar su posición en el Magreb, ahora que se ha convertido en el socio clave de Estados Unidos en el área con la apuesta en este sentido del presidente Donald Trump, una posición que ha revalidado el presidente Joe Biden. En este contexto, que también incluye la apertura de relaciones diplomáticas con Israel, el ministro de Defensa israelí, Benny Gantz, ha realizado esta semana una histórica visita a Rabat, y los dos países han firmado un memorándum de cooperación.

Según informa Jerusalem Post, Marruecos está interesado en comprar drones, y algún sistema antimisil, y ha encargado una mejora de sus aviones de caza. Además el memorándum firmado por Gantz y su homólogo marroquí, Abdellatif Loudiyi, prevé una mayor cooperación en inteligencia, colaboración industrial, y entrenamiento militar. Gantz insistió en que han incrementado la cooperación bilateral a la luz de las amenazas que pueden aparecer en Oriente Próximo y el norte de África, y expresó su esperanza de que haya más países que firmen "acuerdos de normalización" con Israel.

Judíos que quedan en Marruecos

 

Gantz aprovechó su estancia para visitar la sinagoga de Rabat, donde se encontró con la colonia de judíos sefardíes que todavía viven en Marruecos, teniendo en cuenta que la mayoría se marcharon -o hicieron el aliyá- hacia Israel a partir de la independencia de 1948.

 

Jerusalén y Rabat establecieron lazos diplomáticos a partir de los Acuerdos de Abraham que impulsó en su día el primer ministro Benjamin Netanyahu, con los Emiratos Árabes Unidos, Baréin y también Sudán. El nuevo gobierno de Naftali Bennett ha seguido la misma política. Las relaciones con Marruecos se normalizaron el pasado diciembre, hace un año. El ministro de Asuntos Exteriores de Israel, Yair Lapid, visitó Marruecos en agosto e inauguró la embajada en Rabat.

Crisis con Argelia

 

Todo eso sucede cuando las relaciones entre Marruecos y Argelia están prácticamente rotas, después de que España acogió al líder del Polisario, Brahim Gali, lo que provocó una escalada de tensión entre los dos países. Ello derivó en octubre en la crisis del gas, cuando Argelia cortó el mayor de sus gasoductos con España por el enfrontamiento con su vecino. Argelia decidió la rescisión del contrato con Marruecos que permitía el transporte de gas hacia España mediante el gasoducto Magreb-Europa. Esta cañería, que fue inaugurada hace 25 años, une Argelia con la península Ibérica y tiene 1.400 kilómetros de longitud, 540 kilómetros de los cuales cruzan territorio marroquí. El año pasado llegaron a España a través de esta canalización 6.000 millones de metros cúbicos de gas.

El ministro de Exteriores argelino, Ramtane Lamamra, anunció en agosto la ruptura de relaciones diplomáticas con Marruecos, tras varias semanas en que había ido escalando la tensión entre los dos vecinos. Las relaciones entre ambos han sido siempre muy complejas desde la misma finalización de la colonización francesa, en pugna por el liderazgo del Magreb. Marruecos acusa a Argelia de dar apoyo al Frente Polisario, y Argel acusa a Rabat de fomentar el MAK, que defiende la independencia de la región amazig de la Cabilia, y Rachad, un partido islamista, los dos clasificados por el gobierno argelino como "organizaciones terroristas".

En la fotografía principal, el ministro de Defensa marroquí, Abdellatif Laoudiyi, y su homólogo israelí, Benny Gantz