Consciente de la posición en cabeza que le conceden las encuestas, el Partido Nacionalista Escocés va a centrar la campaña electoral que se inicia hoy en un mensaje clave: fortalecer su presencia en el Parlamento de Westminster para conseguir un segundo referéndum de independencia.

A pesar de que la contienda electoral para las elecciones del 12 de diciembre comienza formalmente este miércoles con la disolución de la Cámara de los Comunes, el ambiente preelectoral se respira en el Reino Unido desde hace meses, ya que se presentía que el bloqueo político causado por el "brexit" solo podía resolverse en las urnas.

Analistas consultados por Efe coinciden en que el SNP, hasta ahora la tercera fuerza en la cámara baja británica, basará su estrategia en dos mensajes principales: parar la salida de la Unión Europea (UE) y conseguir que Londres acceda a negociar un nuevo plebiscito sobre la independencia de Escocia.

La región ya celebró un referéndum sobre su encaje constitucional en 2014, en que el 55 % optó por continuar en el Reino Unido, sin embargo, la victoria del "brexit" dos años después, ha reabierto el debate porque la mayoría de escoceses apoyó permanecer en la UE.

Este es el argumento con el que la ministra principal escocesa y líder del SNP, Nicola Sturgeon, planea pedir formalmente la consulta para 2020 al próximo ministro que surja de estos comicios.

Para Anthony Salamone, analista de European Merchants, si bien en las últimas elecciones de 2017, "no estaba claro cuál era el mensaje del SNP y esa es la razón por la que perdieron tantos escaños", pasaron de 56 (de los 59 reservados a Escocia) en 2015 a 35 diputados en 2017, esta vez "tiene un mensaje mucho más claro".

"El SNP fue instrumental para que estas elecciones se celebraran, porque piensa que puede capitalizarlas ahora, cuando las encuestas le dan un gran resultado y como, Sturgeon quiere pedir formalmente la autorización para un referéndum, las elecciones pueden servirle para hacer presión en su demanda", afirmó.

Los últimos sondeos apuntan a que el SNP podría obtener entre el 3 % y el 5 % de los sufragios, lo que podría traducirse en unos 50 diputados, con lo que recuperaría la fuerza que obtuvo en 2015, un escenario que el profesor de Ciencias Políticas de la Universidad de Strathclyde (Glasgow) Mark Shephard considera "bastante probable".

"En Escocia existen dos grupos de población, por una parte, el 51 % que quiere formar parte del Reino Unido y por el que compiten el Partido Laborista, el Conservador y los Liberales Demócratas y, por otro, el 49 % que apoya la independencia, según los últimos sondeos, por el que solo lucha el SNP", apuntó.

En una cita electoral provocada por el "brexit", la ruptura con el bloque comunitario es inevitablemente uno de los ejes centrales, ya que será el Parlamento resultante el que decida cómo se resolverá el divorcio con Bruselas, de ahí que Shephard considere que estamos ante las elecciones "más complejas de la historia".

"En Escocia es todavía más complicado, porque no se trata solo del 'brexit', sino también de la independencia. El voto a la izquierda se va a fracturar y el gran beneficiado va a ser el SNP, porque la clave que va a guiar el voto es el referéndum", dijo.

Si bien el conservador Boris Johnson ha rechazado dar su visto bueno a una nueva cita con las urnas en Escocia, el líder laborista, Jeremy Corbyn, ha sugerido que podría abrirse a negociarla, una posibilidad que los expertos ven factible si necesita del apoyo del SNP para llegar al gobierno.