Un grupo de Navy Seals se dirigieron en secreto hacia las costas de Corea del Norte a principios de 2019 en una misión secretar con el fin de instalar un dispositivo de escucha en territorio norcoreano y poder conseguir información secreta en el marco de las negociaciones que se producían entre el mandatario estadounidense Donald Trump y Kim Jong Un. La operación contó con la aprobación del presidente Trump a causa de su peligrosidad, según informan las diversas fuentes militares y de los servicios de inteligencia al New York Times, que ha destapado la historia. A pesar de la minuciosa preparación de los militares para llevarla a cabo y de su experiencia en misiones similares, la operación no salió como se había planeado y a causa de eso tres civiles, que conducían un barco de pesca en la zona donde desembarcó el equipo de operaciones especiales, murieron por los tiros de los estadounidenses.

La operación del año 2019 nunca se ha hecho pública, ni siquiera se ha mencionado, ni por parte de los Estados Unidos ni por parte de Corea del Norte, y los detalles siguen siendo confidenciales. De hecho, el secretismo es tal que ni los miembros del Congreso de los principales comités de seguridad nacional y de inteligencia fueron notificados de la misión, un hecho que podría ser constitutivo de un delito federal, según la opinión de Matthew Waxman, que es profesor de derecho en la Universidad de Columbia y que sirvió en posiciones relacionadas con la seguridad nacional a la administración del presidente George W. Bush. La misión en concreto se empezó a preparar un año antes, en 2018, con Donald Trump pasando el ecuador de su primer mandato como presidente en el cual revocó las restricciones que había impuesto su predecesor, Barack Obama, en el tipo de misiones que podían llevar a cabo los equipos de operaciones especiales y que habían sido impuestos por el dudoso camino entre aciertos y fracasos en diferentes operaciones de alto riesgo.

Puesta en marcha plagada de errores

El plan que se tenía que seguir para llevar a cabo era de alto voltaje, e incluía la participación de submarinos nucleares, equipos de vigilancia satelital, helicópteros y más equipos preparados para intervenir en caso de ser necesario. A pesar de la preparación, una serie de errores y la aparición de un barco de pesca de forma inesperada provocaron el fracaso de la misión, según describe la información que ahora saca a la luz el rotativo norteamericano. El equipo de operaciones especiales encargado de la misión, el Seal Team 6, llegó a la costa norcoreana a bordo de un submarino nuclear, del cual salieron en dos minisubmarinos que los dejaron a pocos metros de la costa. El primer error del equipo fue en la llegada a la costa, ya que uno de los minisubmarinos quedó aparcado al revés de lo que se había planeado al suelo marino. Así y todo, el equipo se puso a nadar hacia la orilla, vigilando con cámaras térmicas su alrededor, lo que algunas fuentes militares indican que habría sido el segundo error, ya que los pescadores no fueron detectados por las cámaras al estar cubiertos de agua fría del mar de Corea.

Con el fin de mantener en secreto la misión, el equipo de Seals que se acercó al territorio norcoreano, y lo que tenía que instalar el dispositivo electrónico para poder pinchar las comunicaciones de Kim Jong Un, quedaba incomunicado del resto de personas involucradas en la operación, incluidos los compañeros que se quedaron con los submarinos aparcados bajo el agua. Eso provocó que, al ver el barco con los pescadores acercarse, con lotes y luces encendidos, dispararan hacia él y mataran a toda su tripulación, dos o tres personas, según las fuentes mencionadas por el New York Times. La investigación apunta en el hecho de que, probablemente, el barco no había advertido su presencia a causa de la distancia considerable que todavía lo separaba de la costa, pero la falta de comunicaciones y la importancia de la misión llevaron al equipo de fuerzas especiales a actuar directamente y disparar el barco.

Los militares escaparon ilesos

Los militares pudieron escapar ilesos, después de asegurar que la tripulación del barco que habían disparado, todos civiles, estaba muerta del aun asegurándose, clavándoles cuchilladas|navajazos en los pulmones, que se hundirían en el mar. Inmediatamente después de los hechos, los satélites norteamericanos, que eran la única fuente de información sobre la zona que tenían los equipos en los submarinos, detectaron un aumento de la actividad militar norcoreana en la zona, pero nada se hizo público sobre las muertes, y ningún oficial norteamericano supo si los norcoreanos habían podido llegar a saber lo que había pasado. La reunión entre los dos jefes de Estado se produjo, pero las negociaciones de poco sirvieron y, pocos meses después, Kim Jong Un continuó con las pruebas de misiles, incluso algunos capaces de llegar a los Estados Unidos.