El presidente francés, Emmanuel Macron, ha alzado la voz este miércoles contra la fragilidad de la Unión Europea en el tablero internacional, advirtiendo que el ejecutivo comunitario "no se ha hecho temer lo suficiente" después del polémico acuerdo comercial cerrado entre Ursula von der Leyen y Donald Trump. El acuerdo, negociado el domingo en el complejo turístico de lujo de Turnberry, en Escocia, prevé importantes concesiones por parte de Bruselas: aranceles del 15% sobre los bienes europeos que entran en los Estados Unidos, compras de energía norteamericana por valor de 750.000 millones de dólares e inversiones de 600.000 millones, además de una adquisición masiva de material militar. A cambio, la Casa Blanca no se ha comprometido a comprar ningún producto europeo ni a eliminar barreras comerciales, solo a reducirlas. "Para ser libre, hay que ser temido. Y no nos han temido lo suficiente", ha lamentado Macron durante el consejo de ministros, reconociendo que Europa "todavía no se considera una potencia lo bastante fuerte".
A pesar de criticar duramente la descompensación del acuerdo, Macron ha querido destacar que este pacto proporciona "previsibilidad a corto plazo" y que, a pesar de las dificultades, "preserva los intereses franceses y europeos". El presidente galo ha elogiado la tarea de los negociadores de la Unión Europea, que, según él, han sabido defender posiciones clave en un escenario complejo, marcado por la voluntad de Trump de imponer aranceles a sus socios comerciales y redibujar las reglas del comercio global. En todo caso, Macron ha dejado claro que el proceso no ha tenido su capítulo final: "La historia no se ha acabado y no nos pararemos aquí". En palabras recogidas por France Info, el mandatario ha señalado que se trata tan solo "de un primer paso de un proceso de negociación que continuará".
Francia lidera la crítica
Mientras que figuras como el canciller alemán, Friedrich Merz, que es partidario de cerrar deprisa el acuerdo para blindar la economía exportadora de su país, y la primera ministra italiana, Giorgia Meloni, han celebrado el pacto con Washington, Francia ha encabezado el bloque de voces críticas contra las condiciones impuestas por Trump. El primer ministro francés, François Bayrou, dijo que la firma del acuerdo fue un "día oscuro" para Europa, a pesar de reconocer que, cuando menos, aporta cierta claridad inmediata. Además, el ministro de Comercio, Laurent Saint-Martin, y el ministro delegado de Asuntos Europeos, Benjamin Haddad, han reclamado a la Comisión Europea que considere la posibilidad de activar el Instrumento Anticoercitivo, una herramienta que permite al bloque responder a presiones económicas limitando el acceso de empresas extranjeras en los mercados y contrataciones públicas europeas.

Ya la semana pasada, varios funcionarios franceses expresaron dudas sobre la estrategia negociadora de la Comisión Europea y exigieron al equipo de Von der Leyen una actitud más firme y combativa ante las exigencias de Washington. Paralelamente, Francia intensificó los esfuerzos diplomáticos para blindar su sector del vino y las bebidas destiladas, uno de los más expuestos en caso de escalada arancelaria. Ante las críticas, Bruselas ha salido en defensa del pacto alcanzado y ha acusado a sus detractores de hacer de "quarterback del lunes por la mañana", en referencia a aquellos que solo dan lecciones una vez acabado el partido. El ejecutivo comunitario sostiene que el acuerdo cerrado representa el mejor resultado posible y que ha evitado daños mayores, como los aranceles del 30% que había planteado inicialmente la administración Trump.