Hoy se celebran elecciones presidenciales en Guinea Ecuatorial. El dictador, Teodoro Obiang Nguema Mbasogo, que lleva en el poder desde 1979, revalidará, sin duda, el poder por siete años más. Ninguna de las elecciones anteriores se ha caracterizado por la transparencia, pero en esta edición la presión del Gobierno ha sido todavía mayor y ha llegado al asalto de la policía a la sede de un partido de oposición. Hoy, había pocos votantes en los colegios electorales. La gente sabe ya cuáles son los resultados. Muchas mesas a estas alturas ya han cerrado, pero no se sabe cuándo se ofrecerá el escrutinio: en otros comicios han tardado una semana, para un censo de menos de 300.000 electores.

El ataque a Ciudadanos por la Innovación

Ciudadanos por la Innovación (CI) es un partido nuevo, que se acaba de implantar en Guinea. Su líder, Gabriel Nse Obiang, había sido teniente coronel del ejército de Obiang, pero hace unos años se distanció de éste y se fue al exilio. Este es el pretexto que ha usado el PDGE para no aceptar su candidatura a las elecciones; la ley electoral exige una presencia ininterrumpida en el país de los candidatos. Pero CI no ha renunciado a hacer política durante estos días y en algunos casos ha conseguido reunir a bastante gente. El jueves pasado los militantes de CI invadieron la pista del aeropuerto para recibir a su secretario general, Carmelo Ngomo Abeso. Eso dio un pretexto al Gobierno para actuar con contundencia contra este grupo. La policía atacó la sede del partido y disparó proyectiles contra los que estaban en el interior. Hubo varios heridos, alguno de gravedad.

El asedio

Ante la resistencia de los miembros de CI, la policía asedió la sede del partido. Hoy domingo, día de las elecciones, sigue rodeando la casa. Pretende arrestar a Gabriel Nse y la cúpula del partido tan pronto como salgan. No les permiten salir a buscar agua ni pan. Los militantes han recibido agua de representantes de la embajada de los Estados Unidos que los han visitado. Se rumorea que representantes diplomáticos extranjeros están intentando gestionar una salida pactada para los encerrados, para evitar un asalto violento al edificio. Paralelamente, la policía detuvo y torturó al líder del pequeño partido Unión de Centro Derecha, Rafael Mbela.

Un proceso viciado

Las elecciones de Guinea no son ni libres ni transparentes. En primer lugar la convocatoria de elecciones no cumple los plazos establecidos por la Constitución. Por otra parte, se han preparado sin un censo válido: no hay censo oficial del país desde los años noventa y el censo hecho para las elecciones ha sido denunciado por la oposición: en otras convocatorias en las listas había muchas personas duplicadas, muertos, emigrantes... Los trabajadores de todas las empresas son obligados a destinar una parte de su sueldo a la financiación del PDGE, que se les descuenta de sus hojas de salarios. No hay libertad de expresión, y muchas personas han sido multadas, torturadas o despedidas por criticar el sistema político. Se ha restringido la presencia de observadores y de periodistas extranjeros... 

Elecciones sin ningún control

Pero el problema más grave es el de la Junta Electoral Nacional, que está controlada absolutamente por el gobierno, y es dirigida por el ministro de Interior y Corporaciones Locales, Clemente Engonga. Este organismo colabora siempre con la candidatura presidencial, y también lo hacen las mesas electorales, que generalmente son escogidas por los comités locales del gubernamental Partido Democrático de Guinea Ecuatorial (PDGE). El proceso de recuento de votos en muchos casos ha sido polémico. En la actualidad sólo uno de los cien diputados es de la oposición. En una ocasión, Obiang dijo abiertamente, en un discurso en español: "Haremos elecciones; si perdemos, veremos". En otros discursos, Obiang es mucho más contundente, y llega a decir que él llegó al poder por la fuerza de las armas y que no lo sacarán de allí con unos trozos de papel.

Todos los recursos del Estado, a favor de Obiang

Todos los medios que tiene el Estado se ponen a favor de la candidatura del presidente en funciones. La página oficial del gobierno guineano hace propaganda, abiertamente, en favor de Obiang. Los funcionarios son obligados a ir a hacer campaña a su poblado natal. Los alumnos de los institutos y de las universidades son obligados a ir a los actos del PDGE y son amenazados si votan a la oposición. Los becarios son amenazados con la pérdida de la beca si no votan "lo que toca". Las embajadas son usadas directamente para pedir el voto al PDGE. Y el ejército y la policía están al servicio del PDGE. 

Un sistema de partidos en cuestión

Hay quien define el sistema de partidos guineanos como "multinguemismo". Obiang es el candidato de la Coalición Presidencial, una constelación de partidos dirigido por el suyo, el PDGE. Así, pueden haber once partidos en el parlamento, pero sólo uno que critique al gobierno. Algunos de los principales partidos de oposición, como el Partido del Progreso (PP), han sido prohibidos por la autoridad judicial. Otros no han sido permitidos y no han llegado a funcionar. El Movimiento de Autodeterminación de la Isla de Bioko (MAIB) no ha sido inscrito porque la ley electoral prohíbe los partidos regionales o étnicos. A la Fuerza Democrática Republicana (FDR) se le ha denegado la inscripción como partido, sin ninguna justificación, y su jefe, Guillermo Nguema Elá, ha sido obligado a residir en su pueblo, sin ninguna sentencia judicial. Otro partido molesto para el régimen, Unión Popular (UP) ha sufrido una escisión entre las partidarios de colaborar con el régimen y los contrarios. La justicia guineana, que no es independiente, ha favorecido sistemáticamente el sector favorable al PDGE.

La posición del CPDS

Convergencia Para la Democracia Social (CPDS), el partido socialdemócrata que ha sido uno de los emblemas de la oposición guineana, no se presenta a estas elecciones. Es la primera vez que deja de presentarse a unos comicios. El secretario general de la formación, Andrés Esono, ha destacado que ante el incumplimiento de las promesas del gobierno en materia electoral, su partido ha decidido no volver a presentarse a los comicios. Pero esto puede acabar suponiendo la ilegalización de la formación, en base a la represiva ley de partidos.

Reacciones desde España

El Ministerio de Asuntos Exteriores español ha reaccionado a los incidentes de Guinea haciendo "una llamada al diálogo" y limitándose a pedir "el respeto a la legalidad" (una legalidad muy discutible, porque ha sido dictada de forma nada democrática). También el diputado de Ciudadanos, Fernando Maura Barandiarán, ha emplazado al gobierno español a comprometerse con la situación de Guinea Ecuatorial y a no reconocer la farsa electoral. Rita Bosaho, una diputada de origen guineano de Podemos, con una compañera de grupo, han registrado una propuesta no de ley en el Congreso para exigir al gobierno que apoye a la oposición guineana. Carme Chacón, secretaría de Relaciones Internacionales del PSOE ha cuestionado la credibilidad de las elecciones y ha hecho un llamamiento a no reconocer los resultados.

Las voces discordantes al PSOE

Pero en el PSOE no todas las voces son tan críticas hacia la dictadura guineana. Cuando el PSOE estuvo en el poder, no faltaron los acuerdos oscuros con Obiang. José Bono encabezó en el 2011 una polémica visita de un grupo de diputados a Guinea. Más tarde volvería a reunirse con Obiang y formaría parte del lobby español en favor de la dictadura guineana. Miguel Ángel Moratinos, ex ministro de Exteriores, también forma parte de este grupo: incluso participó en el 2013 en un encuentro multitudinario del Movimiento de Amigos de Obiang, uno de los aparatos de propaganda del régimen. En julio de 2014, Zapatero se les añadió, e hizo un viaje con motivos poco claros a Guinea, en compañía de Bono y Moratinos. Los tres cenaron con el dictador. Tampoco es muy clara la posición de Duran y Lleida con respecto a la dictadura guineana. En una ocasión se refirió a que el gobierno español había tratado mal al régimen de Obiang y apostó por una aproximación a éste.

Vacas flacas

La situación de Guinea Ecuatorial se está complicando por momentos. El país, que hasta 1993 figuraba entre los 20 más pobres del mundo, experimentó un rápido crecimiento a partir de 1994, cuando se encontró petróleo en sus aguas territoriales. El PIB se multiplicó en poco tiempo, gracias a una explotación acelerada de los recursos naturales. Pero desde 2013 la producción de petróleo ha empezado a declinar por el agotamiento paulatino de las reservas. Además, los ingresos del Estado han caído por el descenso del precio del crudo. Si en el 2000 Obiang aseguraba, exultando, que se había acabado el tiempo de las vacas flacas, ahora ya anuncia la llegada de las vacas gordas. Y a pesar del enriquecimiento extraordinario de las élites guineanas, buena parte de los ciudadanos de Guinea Ecuatorial continúan sin acceso al agua potable, con graves problemas con la electricidad, y con una educación y una sanidad de calidad pésima.