La activista sueca Greta Thunberg ha anunciado que deja su cargo como miembro de la junta directiva de la Flotilla Global Sumud (GSF), la misión internacional que busca romper el bloqueo israelí y hacer llegar ayuda humanitaria a la Franja de Gaza. Según ha publicado el diario italiano Il Manifesto, la decisión llega después de desacuerdos internos sobre la estrategia de comunicación del proyecto. Sin embargo, Thunberg no se desvincula de la iniciativa: seguirá formando parte del comité organizador y viajará a bordo de uno de los barcos que ya navegan en dirección al enclave palestino. "Todos tenemos un papel: el mío no estará en el comité directivo, sino como organizadora y participante", ha afirmado a la joven sueca.
Poco después de que trascendiera su decisión, el nombre de Greta Thunberg ha desaparecido de la lista de miembros de la junta directiva publicada en la web oficial de la Flotilla Global Sumud. Según Il Manifesto, la activista expresó su desacuerdo con una estrategia comunicativa que, según su opinión, "se centra demasiado en los asuntos internos de la flotilla y no bastante en el genocidio en Palestina". En consecuencia, abandonó el barco Family —donde viajan los miembros de la dirección humanitaria— para sumarse a la embarcación Alma, junto con otros activistas. Desde hace casi veinte días, la misión navega con la doble tensión de la urgencia para llegar a Gaza, donde la crisis humanitaria empeora cada día, y la conciencia de un posible ataque israelí. Según los organizadores, estas amenazas forman parte de "la estrategia de asedio impuesta por Israel y de la complicidad internacional que la hace posible".

La Flotilla Global Sumud ha conseguido finalmente zarpar de los puertos tunecinos y enfilar rumbo al Mediterráneo central, después de días de tropiezos y retrasos. Según los organizadores, la flotilla tendría que encontrarse ahora con la delegación italiana, que salió del puerto de Augusta y ha estado a la espera en Porto Palo para que el resto de embarcaciones pudieran reagruparse. La travesía hasta aquí no ha sido fácil. La delegación que había salido de Barcelona quedó inmovilizada más de diez días entre Sidi Bou Said y Bizerta, después de sufrir dos ataques con granadas incendiarias lanzadas por drones no identificados contra dos embarcaciones diferentes. A consecuencia de estos incidentes, parte de la tripulación abandonó por motivos de seguridad, algunos barcos fueron descartados para no reunir las condiciones necesarias para la travesía, e incluso se produjeron cambios en el liderazgo de la misión.
Bloqueo naval desde 2007
Israel mantiene desde 2007 un bloqueo naval sobre la Franja de Gaza, instaurada a raíz de la toma de control del enclave por parte de Hamás, y que el marzo pasado se convirtió en una prohibición total de la entrada de ayuda, alimentos y combustible por tierra, mar y aire después de que se rompiera el alto el fuego pactado. Las consecuencias humanitarias son devastadoras: según la ONU, 428 personas han muerto de inanición, la mitad de las cuales son niños, y gran parte del territorio ya sufre una situación de hambre declarada. En este contexto, las iniciativas internacionales que intentan romper el bloqueo han sido reiteradamente interceptadas. En mayo, la flotilla Conscience fue neutralizada por drones delante de la costa de Malta, y en junio las fuerzas navales israelíes abordaron y confiscaron un yate con bandera británica en el que viajaban decenas de activistas que intentaban llegar en Gaza.