El discurso del primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu, ha generado expectación entre seguidores y detractores a lo largo de la semana. El resultado, sin embargo, no ha sido positivo para el estado hebreo. Decenas de delegados de diferentes países se han marchado de la Asamblea General de la ONU que se celebra en estos momentos en Nueva York como muestra de protesta contra la ofensiva de Israel en la Franja de Gaza, tildada por muchos —entre los cuales se encuentra una comisión independiente de Naciones Unidas— de genocidio. El gesto de protesta no ha frenado al mandatario judío, que ha aprovechado la visibilidad internacional otorgada por el atril en Nueva York para asegurar que Israel "tiene que acabar el trabajo" en el enclave palestino y quiere hacerlo "cuanto antes mejor".
El primer ministro de Israel, que desde el primer momento ha sido recibido entre pitos y abucheos, no ha omitido el tema que ha ocupado más titulares con motivo de la cumbre de Naciones Unidas: el reconocimiento de un Estado palestino. En un tono marcadamente contundente, Netanyahu ha rechazado el gesto que ya han adoptado 153 países, muchos de los cuales han abandonado el hemiciclo este viernes, y ha asegurado que "no se trata de la ausencia de un Estado palestino, se trata de la existencia del Estado judío". El mandatario ve incompatible la existencia de ambas naciones al mismo tiempo, porque "cada vez que se les da territorio, lo utilizan para atacarnos. Tenían un Estado en Gaza y nos atacaron una y otra vez, no hay coexistencia. "Han convertido Gaza en un territorio bélico", ha dicho.
El discurso anual de Netanyahu en la Asamblea General de la ONU siempre es seguido de cerca, pero esta vez la expectación era máxima, dado el aumento de la presión internacional hacia Israel. Mientras el líder israelí hablaba, gritos ininteligibles resonaban por la sala. Incluso sus más fieles aliados han adoptado un perfil más bajo por el temor a las críticas. Estados Unidos y Reino Unido, que han apoyado a Netanyahu en su campaña contra Hamás, no han enviado a sus delegados más altos, tampoco a sus embajadores en Naciones Unidas. En cambio, han optado por diplomáticos de menor nivel.
Por lo que respecta a España, su delegación ya no se encontraba en el hemiciclo cuando se ha producido el acto de protesta. En ausencia de Pedro Sánchez, Felipe VI y el ministro José Manuel Albares, que ya se han ido de Nueva York, la representación podría haber estado formada por el representante permanente de España ante la ONU, Héctor Gómez; el secretario de Estado de Exteriores, Diego Martínez Belío, u otro diplomático de menor rango, según explica elDiario.es. Sea como fuere, la delegación española no ha estado presente durante la intervención del primer ministro hebreo.
Presión en aumento
Netanyahu se enfrenta al aislamiento internacional de Israel, acusaciones de crímenes de guerra y una presión creciente para acabar con un conflicto que ha seguido escalando. En los últimos días, Australia, Canadá, Reino Unido y otros países han anunciado el reconocimiento de un Estado palestino. Además, la Unión Europea ha aprobado este mes una resolución no vinculante que insta al Estado hebreo a comprometerse con una nación palestina independiente, algo que el cada vez más impopular primer ministro ha reiterado que es imposible. La ofensiva generalizada de Israel ha matado a más de 65.000 palestinos en Gaza, ha desplazado al 90% de su población, y ha provocado una crisis humanitaria de dimensiones colosales.