Empieza la cumbre entre Donald Trump y Vladímir Putin en Alaska, uno de los puntos más vigilados del planeta este viernes. El encuentro, destinado a negociar sobre la guerra en Ucrania, se desarrolla bajo un programa calculado al milímetro para evitar cualquier incidente que pueda entorpecer unas conversaciones de vital importancia. La reunión ha arrancado pasadas las 11:30 hora local (21:30 hora catalana) en la base militar Elmendorf-Richardson, en Anchorage, un enclave estratégico para la vigilancia y la contención de Rusia en el Ártico. El escenario, que combina un fuerte simbolismo histórico —Alaska formó parte del Imperio Ruso hasta su venta a Estados Unidos en 1867— con las máximas garantías de seguridad, acoge ahora la primera fase del encuentro: un diálogo entre ambos líderes.

Cara a cara inicial

Según la programación ofrecida por la Casa Blanca, Trump y Putin dialogan en estos momentos, el magnate lo hace acompañado del secretario de Estado, Marco Rubio, y el enviado especial Steve Witkoff; el líder del Kremlin, junto al ministro de Exteriores, Serguéi Lavrov, y su asesor en política internacional, Yuri Ushakov. Se trata de un cara a cara entre los presidentes de las dos potencias con más ojivas nucleares del planeta. El escenario, sin embargo, es muy diferente al que vivieron hace seis años: si el 28 de junio del 2019, durante la cumbre del G20 en Osaka, Trump aseguraba que habían tenido "grandes reuniones" y una "relación muy, muy buena", hoy el tono es radicalmente diferente. En las últimas semanas, el presidente norteamericano ha expresado su frustración por la negativa de Putin a modificar su estrategia en Ucrania, a pesar de las sanciones de la Casa Blanca y varias llamadas telefónicas. El líder ruso, por su parte, ha atribuido esta decepción a "expectativas exageradas" y ha remarcado que cualquier proceso de paz tiene que ser "real y no de cara a la galería". Si en 2019 predominaban las muestras de cordialidad, ahora Trump advierte que "habrá consecuencias muy graves" si Putin no pone fin al conflicto después de la reunión de Anchorage.

"Almuerzo de trabajo"

Después del cara a cara, la reunión se ampliará con la incorporación de las delegaciones oficiales de las dos partes, en un formato que incluirá un "almuerzo de trabajo". Por el lado norteamericano, tomarán parte Rubio y Witkoff;  el secretario del Tesoro, Scott Bessent; el de Comercio, Howard Lutnick; el Defensa, Pete Hegseth, y la jefa de Despacho de Trump, Susie Wiles. En el otro lado de la mesa, la delegación rusa estará encabezada por Ushakov y Lavrov, además de los ministros de Defensa, Andréi Beloúsov y de Finanzas, Anton Siluánov; así como el enviado para cooperación económica con Estados Unidos, Kiril Dmítriev. La llegada de Lavrov a Alaska ha dejado una imagen que no ha pasado desapercibida, ya que el ministro ha aterrizado en Estados Unidos vistiendo una camiseta con las letras CCCP, siglas de la antigua Unión Soviética, estado disuelto en 1991 que incluía, entre otras repúblicas, la propia Ucrania.

Rueda de prensa posterior

Una vez completadas las dos primeras fases, la jornada culminará con una rueda de prensa conjunta de los dos líderes. Según la prensa rusa e internacional, Putin y Trump prevén abordar todo el espectro de asuntos vinculados a las negociaciones de paz, desde la delicada cuestión territorial hasta la posibilidad de un alto el fuego, sea limitado al espacio aéreo o de carácter total. Al finalizar el acto, la delegación rusa abandonará de manera "inmediata" el territorio norteamericano, según precisó Ushakov. Sin embargo, Trump ha dejado claro esta semana que, si las negociaciones resultan fructíferas, querría convocar enseguida una segunda cumbre, esta vez con la participación de Volodímir Zelenski. Según el presidente norteamericano, este encuentro trilateral —que califica "más importante que el primero"— tendría que marcar el inicio de un posible camino hacia un acuerdo de paz. Zelenski, sin embargo, ha advertido de que Kyiv no aceptará ninguna propuesta que no sea consensuada con Ucrania, un posicionamiento que esta semana ha recibido el apoyo explícito de los principales líderes europeos.

Clamor pro-Ucrania previo a la reunión

Paralelamente a la agenda oficial, Anchorage ha sido escenario de una protesta pro-Ucrania con la participación de varios centenares de personas. Los manifestantes, concentrados desde antes de la llegada de Putin, han coreado consignas a favor de Kyiv y han exigido que Rusia devuelva a los casi 20.000 niños que, según las autoridades ucranianas, han sido deportados de la zona de guerra. También han expresado su indignación porque Trump haya invitado Putin a una reunión en suelo norteamericano, precisamente a Alaska, territorio que perteneció en Rusia hasta su venta. "Ucrania y Alaska: Rusia nunca más", ha proclamado Ostap Yarysh, asesor de comunicación de la fundación Razom for Ukraine, en una publicación en la red social X que iba acompañada de imágenes de la protesta.