Cuando quedan pocas horas antes de la cumbre entre Donald Trump y Vladímir Putin, en qué abordarán el conflicto de Ucrania, se van conociendo los detalles de la reunión. Uno de ellos es el escenario donde se encontrarán los dos líderes mundiales: la base militar Elmendorf-Richardson. Un espacio cargado de simbolismo, ya que sirvió de defensa a los americanos contra las amenazas de la Unión Soviética durante la Guerra Fría, y situado en Alaska, un territorio estratégico para los Estados Unidos entre el Canadá y el este de Rusia, que estos últimos malvendieron hace más de 150 años en lo que más adelante sería su principal enemigo en la carrera para dominar el mundo.
La base militar de Elmendorf-Richardson es, con 25.800 hectáreas de superficie, una de las más remotas y seguras de los Estados Unidos. Situada cerca del ártico, en la ciudad de Anchorage (Alaska), el simbolismo histórico radica en su ubicación estratégica durante la Guerra Fría, pero también porque al lado hay enterrados once militares -nueve de ellos pilotos- y dos ciudadanos soviéticos que murieron entre 1942 y 1945 al intentar trasladarlos. "Y eso es especialmente simbólico en el 80.º aniversario de la victoria sobre la Alemania nazi y el imperialista Japón", destacó el asesor del Kremlin para política internacional, Iuri Ushakov, quien formará parte de la comitiva del Kremlin.
Construida durante la Segunda Guerra Mundial
La base Elmendorf-Richardson empezó a construirse como aeródromo militar permanente el 8 de junio de 1940, una vez ya se había iniciado la Segunda Guerra Mundial. Según señalan a la página web oficial de la base, el primer personal del cuerpo aéreo llegaría en agosto de aquel año, tomando primero solo el nombre en honor al general de brigada Wilds P. Richardson, que, entre otros éxitos, dirigió la Comisión de Carreteras de Alaska. Ya acabada la Segunda Guerra Mundial, en 1951, el ejército estadounidense trasladó sus operaciones al nuevo Fuerte Richardson y la Fuerza Aérea asumió el control de la llamada Base Aérea Elmendorf, en honor al capitán del cuerpo aéreo del Ejército Hugh M. Elmendorf, que murió en 1933 mientras pilotaba un caza experimental cerca de Wright. Así, la Base Conjunta Elmendorf-Richardson, creada oficialmente en el 2010, es una de las principales plataformas estratégicas de los Estados Unidos, combinando la base de la Fuerza Aérea Elmendorf y la Fort Richardson del Ejército.
Simbolismo histórico
La elección de esta base no es una casualidad. No solo por su nivel de seguridad y su ubicación, que reduce las posibilidades de protestas y permite a la Casa Blanca mostrar músculo militar ante el Kremlin, sino por su connotación histórica. Primero porque Alaska perteneció al imperio ruso hasta 1867, cuando este malvendió el territorio a los Estados Unidos. Y segundo porque fue un punto estratégico clave para el ejército estadounidense durante la Guerra Fría. Por eso, la elección también tiene un tono irónico innegable, ya que Putin se sentará en una instalación que fue concebida para contrarrestar las amenazas soviéticas y que hoy todavía sirve para reforzar el control de la región ante una posible amenaza en el Ártico.
Para los rusos, sin embargo, también tendrá un componente emocional. La comitiva que acompañará Vladímir Putin, formada por los ministros rusos de Exteriores, Serguei Lavrov, el de Defensa, Andrei Beloússov, el de Finanzas, Antón Siluánov, junto con el enviado del Kremlin para cooperación económica con los Estados Unidos, Kiril Dmítriev, y el asesor del Kremlin para política internacional, Iuri Ushakov, pasarán cerca del Fuerte Richardson National Cemetery, donde están enterrados once militares -nueve de ellos pilotos- y dos ciudadanos soviéticos que murieron entre 1942 y 1945 al intentar trasladarlos durante la Segunda Guerra Mundial. Así pues, "la reunión tendrá lugar cerca de un sitio históricamente importante y que recuerda la hermandad militar entre los pueblos de nuestros países, en el 80.º aniversario de la victoria sobre la Alemania nazi y el imperialista Japón," expresaba Ushakov.