El presidente del Consejo Europeo, António Costa, ha convocado este sábado una reunión con doce líderes presentes en la cumbre del G-20 en Johannesburgo para analizar el futuro de Ucrania y el plan de paz impulsado por Estados Unidos. El encuentro tiene lugar en un momento marcado por la filtración de los detalles del documento de 28 puntos elaborado por la Casa Blanca, que introduce condiciones polémicas para Kiev, como la limitación de su ejército o la cesión de territorios. Según fuentes europeas, Costa ha reunido “líderes afines” para “debatir el camino a seguir en Ucrania”. Entre los invitados se encuentran España, Francia, Alemania, Reino Unido, Italia, Noruega, Canadá, Japón, Australia, Finlandia, Irlanda y los Países Bajos. Ni Rusia ni Estados Unidos han asistido a la cumbre. La reunión liderada por Costa se produce en paralelo a la cumbre del G-20 centrada en retos globales como el comercio, la transición energética o la geopolítica.

El plan norteamericano, avalado por el presidente Donald Trump, ha generado inquietud entre los aliados europeos y ucranianos. El presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, ha recibido recientemente la advertencia de Washington de que dispone hasta el jueves para firmar el marco preliminar. Costa y la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, reiteraron a Zelenski que cualquier propuesta de paz “debe contar con Ucrania”

Starmer carga contra Putin

Antes de la reunión, el primer ministro británico, Keir Starmer, ha avanzado que los participantes buscarán vías para “declarar un alto el fuego total y crear el espacio para unas negociaciones de paz significativas”. También ha remarcado que el objetivo es “analizar cómo podemos fortalecer este plan para la siguiente fase de las negociaciones”. Starmer ha cargado duramente contra Moscú. “Solo hay un país en la mesa del G20 que no pide un alto el fuego”, ha dicho. “Una y otra vez, Rusia finge tomarse en serio la paz, pero sus acciones nunca cumplen sus promesas”. El líder británico defiende reforzar la presión sobre el Kremlin, reducir los flujos financieros que lo sostienen y avanzar hacia el final de la dependencia del gas ruso.

Desde Washington, el vicepresidente de los Estados Unidos, JD Vance, ha defendido que “cualquier plan de paz” debe ser aceptable para ambas partes y debe enfocarse en minimizar el riesgo de futuros conflictos. También ha advertido que “toda crítica al marco de paz en el que trabaja la Administración, o bien malinterpreta dicho marco o tergiversa alguna realidad crítica sobre el terreno”.