Desde la Xarxa, el chef Carlos Allué nos ofrece una cocina moderna con una propuesta renovada basada en productos de mercado y de máxima calidad, muy golosa, respetando los clásicos de la casa: tapas y platillos para compartir, que han ganado puntos entre la parroquia y son muy pedidos. Durante la semana, la clientela a menudo es del barrio, pero el fin de semana la peña viene de todas partes. La nueva Xarxa, abierta justo en prepandemia, junto con La Taverna del Born, La Puntual, L'Estupendu y Casa Varela, completa la oferta gastronómica que ofrece esta empresa familiar que se inició en la restauración en el año 1969.

La mejor terraza de Sant Gervasi

Es martes al mediodía, llegamos casi desmayados a la plaza Molina, nos sorprende la magnífica terraza llena a tope en un día laborable. Carlos nos da la bienvenida fuera del local, vemos la barra de mármol, que nos marca el camino. Tiradores de cerveza, botas de vino, armarios de madera muy bien distribuidos llenos de botellas, y olor de comida, como en las fondas de antes. "Ahora que estamos puestos, y de fondistas hablamos, tenemos que decir que, en nuestra tierra, el nombre de fonda es el más generalizado para nombrar las casas de comida", nos dice J. Ventura Llates en Curiositats de Catalunya 1937. Pero volvemos a la Xarxa, nos sentamos en la mesa en el comedor principal y, con una cerveza en la mano, estudiamos cuidadosamente la carta. Aprovechando que ahora se celebra la BCNegra, no está de más recordar lo que decía siempre nuestro inspector predilecto de ficción Carvalho: "Ningún ser humano indiferente a la comida es digno de confianza". Nosotros no nos quedamos indiferentes.

Cierra la Red

Barra del restaurante la Xarxa / Foto: Alex Froloff

El chef, muy pendiente de todo, nos explica que trabaja con productos de mercado con la mínima intervención posible y, a ser posible, de temporada, como la alcachofa fresca de El Prat o los guisantes del Maresme. Nos dice: "A mí me gusta cocinar lo que me gusta comer", toda una declaración de intenciones. El comedor interior es luminoso, hay un tragaluz por donde entra la luz de la calle, los techos son altos y la sensación de espacio es agradable. Los camareros van arriba y abajo, muy eficientes y amables, como tiene que ser y a veces no es.

Empezamos la comida con unas anchoas limpiadas por ellos mismos con vinagre de jerez Ximénez-Spínola y pan de cristal con tomate. Una buena anchoa, como estas, es éxito asegurado, no falla. Para beber, un Concellos 2020, el último vino de Rafel Palacios, un vino blanco joven D.O. Valdeorras con uva godello, persistente y con notas críticas y minerales, muy equilibrado. Nos llega el primer plato de traca: la alcachofa de Tudela confitada con salsa de foie y cremoso de patata, servido en plato fondo y comido con cuchara. El corazón se deshace en la boca, es un placer y ahora es temporada. La alcachofa no es una hortaliza cualquiera, incluso el chileno Pablo Neruda se hizo eco en su "Oda en la alcachofa".

Tortilla|Trucha fea la RedT

Tortilla fea de calçots / Foto: Víctor Antich

La tortilla fea de calçots, acabada al momento con pan con tomate, la llevan en sartén a la mesa, muy caliente, y los últimos pliegues los hacen delante de nosotros. Está muy poco hecha, casi un revoltillo; está deliciosa. Seguimos con unas croquetas de pollo y parmesano y unos rigatoni con trufa, que nos recuerdan que estamos en invierno, que es cuando nace una de las joyas más buscadas y preciadas: la trufa negra.

Seguimos dispuestos a probar el plato estrella, muy popular entre los habituales del local, aunque no forma parte de nuestra cultura gastronómica, pero, de hecho, ahora mismo en Barcelona es más sencillo encontrar dónde zamparte un ramen que una buena escudella, pero este tema requiere un artículo monográfico aparte. Como decíamos, llega uno de los platillos más demandados: los tacos de langostino con pico de gallo y mayonesa de ají. Se trata de un taco reformulado, en pequeño formato y muy crujiente; la calidad del conjunto traslada al comensal a los aromas de México, está muy conseguido. Valoramos el afán por revalorizar el taco, que ya había conseguido hacerse un lugar en restaurantes casuales.

Mancho la red

Taco de langostino con pico de gallo y mayonesa de ají / Foto: Víctor Antich

El último plato de tenedor es un lenguado a la brasa con verduras: fineza en mayúsculas, ritmo y armonía. Lo limpian bien de espinas delante de nosotros y lo sirven con mucho cuidado, excelente. Mientras lo saboreo, me viene a la cabeza la presentación en el Auditori, hace pocos días, del nuevo director titular de la OBC, el maestro Ludovic Morlot, dirigiendo "Lo que me cuenta el amor" de la tercera sinfonía en re menor de Gustav Mahler y se me pone la carne de gallina.

Lenguado a la brasa

Lenguado a la brasa / Foto: Víctor Antich

Para acabar, guardad un rinconcito para los postres caseros. Hacemos una cata de pastel de queso, pan de chocolate con chocolate, aceite y sal, y también de torrija de la Xarxa con helado de vainilla. Una buena y dulce clausura. Carlos nos acompaña a la puerta y nos despide muy amablemente recordando algunas historias divertidas del local.