¡Espectacular receta que tienes que probar!
¡Fácil de cocinar y con un resultado que te sorprenderá!
La puedes hacer con brevas o con higos, según el momento de la temporada. Con respecto al queso, el provolone se caracteriza por su elasticidad una vez fundido, pero no tanto por su sabor. Es por eso que yo recomiendo potenciar el plato con un poco de queso azul o roquefort. Las pipas de calabaza le darán el punto "crunchy" que hará realidad los deseos de todo gourmet (o "gourmeter").
¡Vamos!
- 300g de queso prvolone
- 100g de queso azul o rocafort
- 50g de salsa de tomate frito
- 50g de queso mozzarella
- 4 brevas
- Un puñado de pipas de girasol
- Un poco de orégano

Prepara todos los ingredientes. Yo recomiendo utilizar una cazuela pequeña de barro, ya que conservará mejor el calor y mantendrá el queso fundido más tiempo.

Según la temporada, puedes utilizar brevas o higos directamente, que todavía son más dulces.

El queso provolone lo puedes comprar a trozos o en rodajas gruesas.

Pela 3 de las cuatro brevas y las cortas a trozos.

La cuarta breva córtala en rodajas para decorar, con piel y todo.

Pon una base de salsa de tomate en la cazuela de barro.

Corta el provolone en dados.

Coloca los trozos de breva y queso.

Pon también los trozos de queso azul y un generoso chorro de aceite de oliva.

Y si te gustan, unas pipas de calabaza le irán de maravilla. De lo contrario, las nueces funcionan muy bien.

Que no falte el toque de orégano.

Para acabar, un poco de mozzarella para cubrirlo todo.

Decora con los trozos de breva.

Y a gratinar al horno.

¡Una maravilla!

¡Una gran combinación de ingredientes!

Si quieres, acómpañalo con unos bastoncillos de pan, para ir mojando al queso.

¡Buen provecho!