Las natillas son de los postres más conocidos de la gastronomía española. Se trata de una crema elaborada con leche, yemas de huevo, azúcar y aromas como la canela, la vainilla o el limón. No tiene nada que ver con la crema catalana, a pesar de que las elaboraciones son bastante similares.
Aunque se desconoce el origen exacto de las natillas, generalmente se sitúa su nacimiento en los conventos a lo largo de Europa. Esta teoría presenta coherencia a causa de la naturaleza sencilla de su elaboración, su reducido coste económico y su riqueza alimentaria basada en grasas animales y proteínas al contener huevos y leche. Por todo eso, constituiría un plato idóneo para los conventos, donde siempre ha existido una cierta potenciación en el desarrollo de la cocina dulce, y a veces, como resultado de una cultura de austeridad, lo cual derivaba en el máximo aprovechamiento posible de los alimentos.
Las natillas se pueden hacer más o menos espesas, según la cocción y la cantidad de maicena que pongamos. Se deben consumir frías y relativamente rápido, no las conserves más de 2-3 días en la nevera. Y ahora yo te pregunto: ¿cuándo hace que no comes unas natillas de verdad? Quizá sea el momento de estar en la cocina 30 minutos más hoy. ¡Vamos a ello!
- 500 ml leche
- 20 g de harina de maíz (maicena)
- 1/2 rama de canela
- Piel de limón
- 4 yemas de huevo
- 70 g de azúcar
- Galletas, canela en polvo y hojas de menta para decorar
Variantes:
- Se puede añadir aroma de vainilla

Prepara todos los ingredientes

Pela un limón procurando no coger la parte blanca, ya que es amarga. Solo queremos la parte amarilla.

Pone la leche dentro un cazo y reserva un poco en un vaso

Añade la canela y la piel de limón y llévalo a ebullición.

En el vaso reservado con un poco de leche, añade la harina de maíz y mézclalo bien. Lo reservas.

En un bol, pon las yemas de huevo.

Con el azúcar, lo mezclas bien.

Esta mezcla le tienes que añadir la leche con harina. Lo reservas.

Cuando la leche arranque a hervir ya podrás apagar el fuego. Deja infusionar durante unos 10 minutos y retira la piel de limón y la rama de canela.

Ahora, poco a poco, añade esta leche caliente a la mezcla de huevos que tienes reservada, y lo vas removiendo.

Seguidamente, pásalo todo de nuevo al cazo y caliéntalo a fuego bajo.

No dejes de remover hasta que espese.

Entonces, ya podrás poner la crema en raciones individuales.

Déjala enfriar un poco y le pones un poco de papel film encima para evitar que coja piel. Cuando consideres, las reservas en la nevera.

Cuando las natillas estén bien frías, ya las puedes servir con una galleta y un poco de canela en polvo por encima.

Decora con un poco de menta.

La textura de la crema es fabulosa, y la galleta estará crujiente. Si te gusta la galleta blanda, la tendrás que poner en caliente, antes de entrar en la nevera. Con la humedad quedará blanda.

¡Buen provecho!