En 1926 nació en el pueblo indio de Puttaparthi el gurú Sathya Sai Baba, considerado el líder espiritual de decenas de millones de fieles que se encuentran congregados en 1.200 templos repartidos por 114 países de todo el mundo (hay tres en Catalunya; en Barcelona, ​​Reus y Girona). Poco después de nacer, sus padres descubrieron una cobra en la misma cuna del bebé. Y en contra de alarmarse, aquel hallazgo se interpretaría como una revelación: el niño era un avatar, es decir, una reencarnación del dios Visnú; una divinidad del hinduismo que se representa justamente tumbada sobre una serpiente de muchas cabezas. Y así fue. A la edad de catorce años, después de días de profunda meditación bajo un árbol, la gente comenzó a adorarlo. Y desde entonces, él mismo se reivindicó como un avatar divino enviado a la tierra para promover una renovación espiritual. Concretamente, Sai Baba declaró ser la reencarnación de Sai Baba de Shirdi (1838-1918), quien, a su vez, había declarado ser una reencarnación del sabio Datatreia (una figura mítica), considerado a la vez una reencarnación simultánea de los dioses Visnú, Brahma y Shiva. Después de una vida predicando como única doctrina del amor supremo e incondicional, Sai Baba murió el año 2011. Pero está previsto que se reencarne después de 2023 en el pueblo indio de Doddamalur, y adopte el nombre gurú de Prema Sai (el nombre original de Sai Baba era Sathya Narayana Rayure Ratnakara). Mientras tanto, sus millones de fieles siguen adorando su última imagen y creyendo que todos y todas somos avatares de una vida anterior. Cuando te da igual estar vivo que muerto, imagino que la vida te la tomas de otra manera; vives más relajado, relativizas los problemas y pierdes el miedo a equivocarte. La cuestión es que, a juzgar por el impacto paisajístico del nuevo polígono ampurdanés El Far-Vilamalla, donde Amazon está construyendo un gran hub logístico de referencia en España, imagino que en el Empordà deben creer en la reencarnación (aparte de en el dinero). De lo contrario, me cuesta entender esta nueva escabechina de la llanura ampurdanesa.

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Sathya Sai Baba / Foto: sathyasaibaba.org

"Me pregunto si los políticos franceses no se opondrán a Amazon también por los estragos arquitectónicos de sus hubs logísticos"

Francia contra Amazon

Aparte del gran centro que inaugurará en el Empordà, Amazon aterriza también en el Vallés Oriental, donde ocupará la antigua fábrica de Bacardí, hoy en desuso. Actualmente, Amazon tiene en Catalunya tres grandes centros logísticos en el Prat de Llobregat, Martorelles y Castellbisbal; dos centro logísticos en Barcelona; un centro de distribución en Barberá del Vallés; dos estaciones logísticas en Martorelles y Rubí; y un centro de desarrollo de software, y otro de apoyo de pymes en Barcelona. El porqué de este despliegue en Catalunya comprende múltiples razones. Pero la decisión concreta de establecer una plataforma descomunal en el Empordà tiene un motivo más claro: la guerra de los políticos franceses contra Amazon, y los escasos 25 kilómetros que hay desde el nuevo hub ampurdanés hasta la frontera con el país vecino. Ya hace tiempo que Francia negocia con los EE.UU. un impuesto que grave los gigantes americanos como Google, Apple, Facebook o Amazon (conocidos por el acrónimo GAFA) para limitar su libertad de movimientos en el viejo continente. Ya que, más allá de la colonización financiera, el negocio de estas empresas representa un torpedo a la línea de flotación de la cultura francesa; la misma que se sustenta en el pequeño comercio, en los mercados de fin de semana, y en un tejido humano que los abriga mientras no llega la primavera. Es probable que Francia, que con la Revolución Francesa dio el disparo de salida a una nueva hegemonía burguesa capitalista, acabe sucumbiendo bajo su propia barbarie. Y mientras la alcaldesa de París promueve el boicot a la invasión americana (también lo hizo Ada Colau), unos veinte mil soldados estadounidenses siguen enterrados en Normandía, esperando que alguien les envíe flores.

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Construcción de la nueva plataforma de Amazon del Empordà / Foto: Diari de Girona

"Con la llegada de Amazon en el Empordà no sólo sucumbirán los libreros y comerciantes de proximidad, sino también los campesinos y campesinas"

Tratándose del Empordà, resulta imposible no acordarse de Josep Pla y de su célebre frase "La cocina de un país es su paisaje puesto en la cazuela". A la luz de este verso en prosa, me pregunto si los políticos franceses no se opondrán a Amazon también por los estragos arquitectónicos de sus hubs logísticos. Frente a esta intuición, me acuerdo del queseria Mas Marcè, a escasos dos kilómetros del nuevo polígono Far-Vilamalla, y de la estampa de su rebaño de ovejas ripollesas pastando con el Canigó nevado de fondo, muy pronto manchada para siempre. Afortunadamente, la delicadeza de sus ‘recuits’ y matones no se verá resentida, en la medida que los pastos ecológicos del Mas Marcè continúan impolutos como el primer día. Hay que tener en cuenta que con la llegada de Amazon en el Empordà no sólo sucumbirán los libreros y comerciantes de proximidad, sino también los campesinos y campesinas que sufrirán la degradación de los valores intangibles asociados de sus productos alimenticios, como el paisaje del cual forman parte indisoluble. Creo que el señor Jeff Bezos, propietario de Amazon, debería tener más cuidado a la hora de seguir ocupando la superficie de antiguos pastos y cultivos (sólo el centro logístico del Empordà podría tener 18 hectáreas); no sea que el karma lo acabe reencarnando en una oveja como las del Mas Marcè, y necesite grandes extensiones de pastos para vivir una vida plena, libre y digna como la de los millonarios.

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Ovejas ripollesas del Mas Marcè / Foto: BBVA Gastronomía sostenible