A la última comida del día no siempre le damos la importancia que se merece, siendo crucial tanto para nuestra salud como para nuestro descanso. "Desayuna como un rey, come como un príncipe y cena como un mendigo". Seguro que has escuchado más de una vez este viejo refrán, pero nunca te has planteado que este dicho esté más que avalado por la ciencia. La que es la última ingesta del día influye de manera directa tanto en tu peso como en el descanso, motivos más que suficientes para prestarle un poco de atención e intentar deshacer más de un error que se comete de manera habitual. Aquí tienes 5 errores de los que tenemos que aprender para conseguir alcanzar la cena perfecta.

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1. La hora es más importante de lo que te piensas

No hay costumbre que extrañe más a un extranjero cuando llega a nuestra ciudad que los horarios de nuestras comidas. Y es que, siendo sinceros, estamos acostumbrados a cenar muy tarde (los horarios laborales tampoco ayudan). Y esta es, precisamente, una de las claves de la cena perfecta: que sea a una hora prudente. Los expertos coinciden en que tienen que pasar, al menos, dos horas entre esta comida y la hora de dormir. Irse a la cama con el estómago lleno hace que sea más difícil conciliar el sueño y que este sea reparador. Asimismo, dificulta la digestión, cosa que se puede medir en centímetros en nuestra cintura con el paso del tiempo. Sí, irse a la cama con el último bocado en la boca engorda. Esta es una de las piedras angulares que encontramos en el camino hacia la cena perfecta. Una vez hemos conseguido cenar pronto y de manera saludable y equilibrada, se nos hace tarde viendo la televisión y se acaba picando antes de ir a dormir. ¿De qué me sirve el esfuerzo de cenar unas acelgas con pescado a la plancha si antes de dormir necesito un vaso de leche y siete galletas? Además de cumplir con los requisitos de la cena perfecta, para que sea 100% efectivo tenemos que evitar irnos a la cama muy tarde. Pero eso ya es otra historia...

Reloj / Foto: Pixabay
Reloj / Foto: Pixabay

2. Con medida siempre es mejor

Comer deprisa y corriendo y poca cantidad, tanto por falta de tiempo como para querer seguir una dieta, tiene una consecuencia directa en la cena y esta se materializa cuando se llega a casa y se atraca la nevera. Si ves que siempre llegas a la hora de la cena cerca del desmayo, es mejor hacer uno bocado a media tarde que repetir ración cuando cenes. Una cena saludable tiene que ser ligera. De hecho, los expertos en nutrición y dietética aconsejan que esta última comida solo aporte entre un 15 y 20% de las calorías totales que se consumen en un día. Uno de los motivos de esta baja cifra es que, en general, después de cenar ya no gastamos mucha energía, por lo que no necesitamos un gran consumo calórico.

3. Poco pero completo, la mejor decisión

Y es que de la cena ligera al "yo hoy solamente ceno fruta" hay un mundo y solo se va a peor. Este es uno de los errores más típicos cuando se quiere perder peso y uno de los que más se "presume". La cena, igual que el resto de ingestas, tiene que ser equilibrada. No cenar o cenar solo un alimento no nos ayuda a perder peso. Aparte que irse a la cama con el estómago vacío perjudica la calidad del sueño. Así, la opción más saludable es apostar por proteínas sin grasas y una ración extra de verduras.

4. El peligro de querer compensar a la hora de la cena

Después de un largo e intenso día, podemos llegar a la cena con la necesidad de compensar. Aquí encontramos a los que pretenden aglutinar en el mismo plato todos los nutrientes que creen no haber ingerido durante el día, cayendo seguramente así en el error de plantear una cena demasiado contundente.

Mesa|Tabla preparada para cenar / Foto: Pixabay
Mesa preparada para cenar / Foto: Pixabay

5. No te engañes, no es un premio

De la misma manera que se intenta compensar la parte nutricional, también encontramos a aquellos que sucumben a sus frustraciones. Hablamos de todos los que no dudan de gritar a los cuatro vientos el "me lo merezco", mientras ponen en la mesa alimentos no muy saludables. Para evitar estas situaciones (tanto el punto cuatro como el cinco), el mejor hábito es planificar. Si además intentamos hacer la compra de acuerdo con lo que vamos a comer, será complicado errar. ¡Consejo! Borrar las apps de entrega a domicilio un tiempo también ayuda.