Para muchos, septiembre es el mes que marca el comienzo de su año. El mes en el que se comienzan los nuevos propósitos, en el que se plantean nuevos objetivos y el que marca el principio de una nueva vida. Durante todo el verano te has repetido aquello “ya lo arreglaré en septiembre” y ese mes ha llegado. 

Está claro que quieres retomar hábitos saludables, volver a una dieta equilibrada e incluso recuperar tu peso habitual. Para que la experiencia no sea tan traumática como otros años y, sobre todo, para que logres llegar a meta, aquí van algunos consejos que seguro que te ayudan.

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Foto: Pixabay
  • A lo hecho pecho. Deja de llorar por todos los helados que te has zampado y de lamentar la cantidad de cerveza que te has bebido con la excusa de lo bien que entra en la playa. Y también de castigarte por no haberte puesto la ropa de gimnasia. Los veranos y las vacaciones están para disfrutar y los kilos de más solo demuestran que te lo has tomado en serio. Eso sí, ahora toca reponerse y recuperarse. Así que tachón y cuenta nueva. 

  • Empezar por lo fácil. Si has estado fuera de casa es más sencillo, pero si ya estás acoplado en tu domicilio solo se trata de marcar un día. ¿Para qué? Para poner tu hogar en modo “septiembre”. Esto quiere decir que ya no entra en casa nada que no sea saludable. 0 refrescos y snacks. Nada de comida preparada y ultraprocesados. A tope de fruta y verdura. Sin tentación es más difícil pecar. 

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  • Sin prisas. Nunca son buenas y con la vuelta a la rutina tampoco. No se puede pasar de 0 a 100, ni de paellas y barbacoas a ensalada y pollo plancha todos los días. Una vez que hemos quitado lo más perjudicial, llega el momento de marcar un ritmo que nos sea cómodo mantener. Por ejemplo, si las noches siguen siendo calurosas y se alargan en una terraza tomando algo con los amigos… ok. Pero durante el día se compensa con una comida ligera. Si los reencuentros tras las vacaciones se celebran con una merienda, ese día se cena yogur y fruta. Y así poco a poco hasta que todas nuestras comidas sean saludables. 

  • Organización. Planifica las comidas. Esto ayuda a que sean todas saludables, a que compres solo lo que necesitas y a que, cuando llegue el momento de cocinar, solo tengas la opción que has pensado con la cabeza fría y no con el estómago gruñendo. Eso sí, no te pongas muy creativo y apuesta por preparaciones fáciles, porque una cosa es estar a dieta y otra a dieta y metido todo el día en la cocina. 

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  • Controlar la ansiedad. Sí, la que te entra al pensar que estás a dieta y que cada vez te queda menos moreno. El punto débil suele ser el picoteo entre horas. No te prometas cada mañana que no vas a caer en la tentación y organiza mejor esos momentos teniendo a mano comodines saludables como los frutos secos, un yogur, algo de fruta apetecible, pan o galletas integrales e incluso una onza de chocolate negro, que siempre anima. 

  • Actívate. Además de controlar la dieta, toca deshacerse de la vida sedentaria. El momento cama, tumbona, siesta, piscina y silla se ha acabado. Al igual que con la alimentación, no corras a apuntarte al gimnasio y te des la paliza del siglo el primer día. Solo conseguirás unas agujetas tremendas y el no volver en… (nunca). Hoy puedes salir a dar un largo paseo, la semana que viene ya sigues con algo de fuerza y, poco a poco, vas alargando esa rutina según tus necesidades. 

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  • No lo dejes para mañana. Si sabes que te has pasado y que necesitas volver controlar tu alimentación, no lo alargues más y ponte manos a la obra. Poco a poco, pero con paso firme.